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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

¿CONEXIÓN?

Pensé que ya nos conocíamos. ¿No eras tú el que comenzó a andar a mi lado aquel día? ¿El que se cogió el mismo autobús que yo, y escuchaba música a un volumen que propiciaría la sordera? ¿El que tras cruzar la esquina dio al botón rojo  y bajo con un salto? Me parece que nos dirijamos al mismo sitio, o en su defecto, a lo mejor me venías siguiendo, o tal vez yo a ti. Cuando dos personas comienzan a andar y a encaminar sus pasos al mismo destino no es fácil distinguir quien sigue a quien, porque todo el trayecto se basa en pequeños adelantamientos, por la derecha, por la izquierda, siempre que veía un hueco intentaba colarme por él, para llamarte la atención. En ese momento no era consciente pero creo que era por eso. No  podía soportar la idea de que no me vieras, ¿qué hacías? Ibas tan sumergido en tu música que parecía que no vieras ni oyeras todo lo que estaba ocurriendo a tu alrededor.

Así que, tenía que pensar algo, el colarme por los huecos no me servía, porque a la más mínima oportunidad tu pasabas rápidamente por mi lado, y yo me quedaba más rezagada, observando tu graciosa forma de andar. Estuve a punto de acercarme quitarte los cascos  y decirte - ¡Hola! ¿A dónde te diriges? Creo que vamos al mismo sitio, pues llevas una carpeta, me suena tu cara, y cerca de aquí esta mi universidad, ¿eres nuevo? ¿Qué estudias?...- Ya ves  te comenzaría a acribillar con preguntas, que seguramente, te parecerían entupidas. Es más pensarías que no eran de mi incumbencia, y yo al verte la cara me pondría más nerviosa, no hilaría bien las frases, y me comenzaría a poner roja.

A unos cien metros aproximadamente cruzaste de acera y seguiste tu camino a la izquierda. Estuve a punto de gritarte -¡Oye! ¡No es por ahí! ¡Te has equivocado! Pero no me atreví, comprendí que no todas las personas con una carpeta van a la universidad, que no todos mis pensamientos  son verdaderos, y que al fin y al cabo…, no te debería haber dejado escapar. Ahora ya me ves, soñando de nuevo con un nuevo encuentro en el autobús que me deje sin respiración como aquel día. Porque no se que opinareis vosotros pero creo que hay con gente que aunque no la lleguemos a conocer estamos unidos por alguna fuerza extraña, ¿química? ¿Genes? ¿Atracción?, no lo se, pero ocurre cada día y la verdad, es que me encanta sentirlo.

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