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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

(Torrejón- Xeraco) FALLAS (Xeraco- Torrejón)

“Este post es muy largo y tan solo relata mi viaje a Valencia, así que si la queréis leer adelante y si no… no creo que os perdáis mucho, lo que pasa que como he dicho en otras ocasiones tengo miedo al olvido y no podía dejar de escribir esto en mi bitácora, porque para mi ha sido uno de los viajes más especiales y a pesar de haber sido tan solo dos días creo que no han dejado de ser algo mucho que una escapada”  

 

Dos horas para salir de Madrid. Será porque es viernes, la gente no puede más con la rutina  y necesita escapar fuera de esta ciudad, que si por un lado es muy bonita por otro, de vez en cuando, te pide un descanso de al menos un fin de semana. Así pues, nos cuenta salir de allí, aunque hacemos turismo por santa Eugenia, Serrano, Moratalaz,…, y en un momento de dudas /Valencia- Avenida del Mediterráneo) optamos por la segunda, eran las ganas de ver el mar, que nada más ver el nombre nos lanzamos sin mirar.

 

En el camino creo que hubo de todo, lluvia que nos despedía desde casa, un poco de viento y una gasolinera, donde rezábamos por no parecernos a un matrimonio que estaba a nuestro lado, no por nada, simplemente porque su forma de hablar no iba mucho con nosotros.

 

Antes de llegar, la silueta de un delfín de noche, de un pez manta de día, nos hacía saber que íbamos por el camino correcto, menos mal, porque me perdería a tu lado, pero ese lado puede estar en muchos lugares menos en la carretera.

 

Llegamos de noche ¿Quién nos había dicho que a las siete estaríamos allí?

 

Un poco cansados, llenos de maletas y con pequeñas bolsas subimos al apartamento. Allí estaba (claro no tiene patas para poder moverse) tenía algunas lámparas nuevas, los mismos sillones de siempre, un calentador, una mampara que no conseguí abrir, y nuestra cama, esta vez no era un colchón en el suelo, ni teníamos como almohadas dos cojines, esta vez, era una como Dios manda.

 

El cansancio nos hizo caer pronto y aquella película que dejamos a medias queda pendiente para otra ocasión.

 

Una vez bajo las mantas, paso lo que tenía que pasar, que no estamos hechos para dormir juntos. Creo que somos las dos personas mas independientes que existen respecto al tema “cama” se refiere: tu quieres todo el sitio, yo quiero toda la manta, y en cambio tu te arropas con ella y yo te invado. Y es que hay costumbres que no se pueden cambiar y cuando una lleva veintiún años pegando patadas mientras duerme sin que nadie diga nada, no es fácil modificar las tradiciones.

 

A la mañana siguiente, la luz no entraba por la persiana, era muy tímida y creo que no se atrevió a molestarnos. Una vez que decidiste alejarte de nuestra batalla campal te dirigiste a la peor muerte, la de morir congelado, como Leonardo Dicaprio en la película de Titanic, y todo porque la noche anterior decidí apagar el calentador. Así que los dos, primero uno y luego el otro tuvimos un despertar bastante frío, a pesar de estar en Valencia y de que el hombre del tiempo predijera un sol radiante todo el día.

 

Decidimos irnos corriendo ¡a ver las fallas! Bueno las fallas y los atascos, la gente…vimos de todo menos aparcamiento. Dos horas más tarde logramos ponernos a andar por aquella ciudad, llena de petardos, grandes figuras de papel y cartón hechas con un detalle sorprendente, también compramos pañuelos, para no ser menos que los valencianos y vivir aquellas fiestas como dos personas más del lugar.

 

Para comer, un italiano en frente de aquella falla que había visto por la tele en la que parecía que se habían gastado miles y miles de cajas de palillos y descubrimos que el peinado de las falleras esta hecho para amortiguar el ruido de los petardos, por eso llevan esas cosas tapando justo la oreja.

 

Después de toda la tarde andando, decidimos volver a casa pero nos habíamos perdido (es nuestra rutina cada vez que salimos a algún lado) no sabíamos donde estábamos, tampoco donde estaba nuestro coche y como única pista, una cámara de fotos que al final resulto ser la que nos salvo, bueno ella y el barrio chino. Ya que tras admitir que no teníamos ni idea de donde estábamos, le enseñe las fotos a un policía que nos supo contestar que eso era la calle Sueca, ¡Si! ¡Sueca! En esos momentos de agotamiento me pareció el nombre más bonito que podía existir para una calle.

 

A la vuelta al coche y tras encontrarnos con los árboles gigantes y ver todas las tiendas cerradas (tendría que hacer comprado más pañuelos) divisamos en aquel aparcamiento de arena nuestro coche. El camino de regreso fue fácil esta vez, porque la AP- 7 la controlamos a las mil maravillas.

 

Una vez de nuevo en Xeraco fuimos a comprar el desayuno ( que por causa de un juego : piedra, papel o tijera, me toco esperarme toda la cola con un paquete de croissant mientras Carlos esperaba alegremente fuera) y a la playa (sesión de fotos), por cierto, me encontré un pequeño juguete de Nemo, pero esta vez no me lo lleve a casa, porque si no mi casa va a parecer un pequeño museo de tesoros encontrados en la arena.

 

En el mar todo era distinto, me gusta la playa cuando no es verano, ves todo vacío, la arena esta muy fría y no hay muchas pisadas, tan solo la de pequeños pajarillos que van dejando flechas sin indicar con precisión un camino concreto.

 

Una vez en casa y después de todo el día andando vimos una de mis películas favoritas “Orgullo y prejuicio” porque el amor es así, parece que se encierra tras las personas que todo parece imposible hasta que uno de los dos da el paso (no es una opinión que vaya a desarrollar pues ahora creo que no es lo importante).

 

De cenar, tortelini, uno o dos platos, se podía elegir y de postre capuchino frío, cierto, el agua debería haber estado mas caliente pero por si acaso hervía…se quedo así.

 

Por la noche, creo que estas películas me dejan un poco tonta, que le voy a hacer, soy una romántica empedernida. Y tras otra noche descubrimos que si podemos compartir cama siempre que compartamos el amor.

 

La mañana se nos pasa caminando por la calle, solo tiene dos calles pero que son suficientes mientras vayamos los dos ¿Te das cuenta? El numero dos esta tan presente en nuestras vidas,…, quiero ser siempre un dos, no más un uno, ni un tres,  ni cualquiera que no se escriba con una “d”, una “o” y una “s”.

 

Al volver a casa, soy consciente de que ya se ha acabado nuestro viaje, la pequeña escapada esta a punto de llegar a su fin, un viaje en coche un concluirá. Pero ese viaje da de si, porque los valencianos y los de Castilla la Mancha solo escuchan RNE y RNE clásica, y si no ¿Por qué no encontramos nada más en la radio? Una perdida de pañuelo (no pasa nada, la próxima vez te regalaré dos y comprare diez mas para tener para todo el mundo), un seguro en el coche por si acaso, pedimos dinero, paramos en el mejor lugar de bocatas de calamares pero tan solo compramos una bolsa de patatas y una botella de agua…somos pobres, pero da igual, es que el ser estudiante nunca ha dado de comer. Y por ultimo ¿Arganda? Una vez mas en casa, y escribiendo esto intento quedarme con un momento y tras una gran selección a un nivel altísimo me quedo con todos aquellos en los que me has cogido de la mano y ¿sabes por qué? Por que encajamos.Guiño

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