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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

EL VAIVÉN DE LAS OLAS

EL VAIVÉN DE LAS OLAS

La mar comenzaba a subir. Las horas iban acompañando el vaivén de las olas, y ellas solas se habían estado alejando poco a poco de mí. No era consciente del tiempo que llevaba allí parada, no entendía la cadena de pensamientos sin lógica que había hecho que por último me llevará a pensar en ti. Justo en ti. En la persona que había olvidado hace ya, mucho tiempo, en la persona que creí haber puesto cadenas y un candado para que dejara de deambular por mis pensamientos. Entraste en ellos, con paso tímido, primero unos ojos, un momento, alguna conversación pérdida, y acabaste cubriendo cualquier otro pensamiento para llenar toda mi mente, ya solo pensaba en ti, en cómo habíamos acabado, en todos los instantes que nos unían y, a la vez, que nos separaban.

 

Me imagine historias a tu lado, me imagine en esa playa, en la arena, jugando con ella, dejando que rellenará aquel espacio que dejábamos entre nuestros cuerpos. Imagine corriendo a tu lado, mirándote a los ojos mientras una gota caía por tu frente. Veía imágines que se mezclaban entre la realidad y la fantasía, y comencé a pensar, que sólo tu podías llenar esos pensamientos, que si estabas allí, es porque las cadenas no podían estar bien amarradas al país del olvido, y que tanto tú, como yo, debíamos estar siempre juntos, ya fuera física como mentalmente.

En ese momento, escuché las olas, probé a hundir mis dedos entre la arena para sentir como poco a poco iban desapareciendo, y cerré mis ojos, esperando, sin ninguna posibilidad de éxito que con el volver de las olas, pudiera yo también regresar al lugar del que partí.

3 comentarios

rubén darío -

Favus Distillans Labia Tus, Mel Et Lac Sub Lingua Tua

princesa del vértigo -

Es sorprendente las cosas que pueden aparecer en la playa arrastradas por las olas, traidas desde lugares muy lejanos. Pero igual que vienen se van.

Quizá la solución no sea volver al lugar de donde partiste sin nada de lo que has ido recogiendo por el camino, quizá la solución sea avanzar hacia otras playas, con tus recuerdos, cada uno en su rinconcito, todo se va colocando en su sitio. Quizá la solución en esos momentos sea dejar de mirar dentro e intentar mirar hacia fuera.

¡Chica! cada vez que entro aquí me encuentro a mí misma.

Buen consejo el de Microalgo, siempre conviene darse protección contra las quemaduras del cuerpo y el alma, de lo contrario corres el riesgo de que se vuelvan cancerígenas.

Más abrazos solidarios

Microalgo -

Póngase cremita protectora, Lara. En la piel y en el alma.

Besotes.