NUNCA HE TENIDO DERECHO A LAS PREGUNTAS
El otro día leí esta frase en un libro: “nunca he tenido derecho a las preguntas”. Y entonces caí en la cuenta que yo tampoco, o por lo menos no contigo. Fue una batalla intensa en la que se lanzaban interrogantes y yo debía contestar rápidamente, enlazando mis pensamientos, hilando lo más aprisa que podía cada palabra, cada frase. Al final, el resultado quedaba inundado por grandes incoherencias que no tenían ningún sentido.
De esta forma, fuiste navegando en mis palabras y cogiendo solo aquellas que más te convenían. Y hoy me doy cuenta que en realidad la persona que se protegía detrás de tantas cuestiones eras tú. Rodeada siempre del misterio que te envolvía, detrás de esos ojos que intimidaban, detrás de tu posición de brazos cruzados que daba poca confianza para acercarse. En realidad, eran tu escudo y a la vez eran tus armas… y yo, simplemente un juguete, un simple muñeco que jugaba a esquivar las balas, a intentar buscar huecos donde tú los cerrabas.
Hoy me pregunto, porque no lance una defensiva, un ataque frontal, un batallón de esos que salen en todas las películas. Porque no fui capaz de defenderme como tú lo hacías, aunque claro, yo no tengo tus ojos penetrantes, yo muestro mi miedo, yo me asusto y, como lo hago te lo muestro. Entonces tú, aprovechas y te haces más fuerte, más grande, más poderosa. Llegas a ocupar todo el espacio a la vez que yo me reduzco a una milésima parte de la habitación, y quedo enjaulada en un rincón de ella.
Esas son mis circunstancias, esas son las que me aprisionan, las que me riñen, las que me tienen atrapada y arrinconada contra una pared. ¿Qué podemos vencerlas? Está claro que sí, porque si no, no estaría aquí, además las dificultades están para eso, para vencerlas y no para que nos venzan.
1 comentario
٭ Laura ٭ -
Me ha encantado tu texto..., lo de la batalla lanzando interrogantes, lo del escudo a la par que arma, "un simple muñeco que jugaba a esquivar las balas, a intentar buscar huecos donde tú los cerrabas"..., muy bueno :-)