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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

LA MALA SUERTE ME PERSIGUE...

LA MALA SUERTE ME PERSIGUE...

¿Os ha pasado alguna vez que un día cualquiera, de un mes cualquiera, de un año cualquiera… os levantáis pensando que va a ser un gran día, y a la hora de acostaros os dais cuenta de que ha sido todo lo contrario? Pues bien, así llevo yo con este, dos días seguidos. No, efectivamente no ha habido ningún descanso y, ¡ojala!, porque de verdad lo necesito. Tal vez, por eso lleve las once horas desde que me he levantado pensando que hoy es viernes, cuando ¡solo estamos a martes! Si, martes, puffff…

 

Pues bien, tal vez os preguntéis que me ha pasado en este tiempo…y os lo voy a contar. Ayer me levante, comenzaba un curso de doctorado en Madrid, en la Autónoma. Estaba ilusionada, porque allí tal vez encontraría: ambiente universitario por fin, por otro lado, un nuevo lugar, gente nueva, profesores nuevos…no sé, los primeros días, siempre me han creado muchos nervios, y miedo a la vez, pero un miedo con un toque de aventura, de imaginación, de emoción. Así que allí estaba yo, a las siete y media de la mañana tomando mi leche con galletas, pensando en si me perdería en el tren o en la universidad  (para la orientación no ando mal, pero he tenido muchos sueños de que me equivocaba de trenes, por lo tanto, creo que me persiguen). Salí de mi casa con mi bufanda casi tapándome la cara, y la mochila con todo lo que iba a necesitar en el día, puesto que luego tenía clase por la tarde en Alcalá, y nada más salir me esperaba el gimnasio.

 

Saque el billete, monte en el tren y en más o menos tres cuartos de hora ya estaba en Chamartín. Bien, ahora tocaba buscar el andén que iba a Cantoblanco, aunque eso era fácil porque normalmente es solamente el cuatro. Salí corriendo para ver si me daba tiempo coger el que estaba allí parado, pero como no, se fue antes de que llegara. Por lo tanto, esperé diez minutos más y por fin me subí. Según mis cálculos, tendría que haber llegado a la universidad a las nueve y media o diez menos veinte, pero no, llegué allí a las diez menos cinco, por averías en la vía dijeron.

 

Salí medio corriendo entre la gente, el primer día, y ya llegaba tarde, porque no sabía la clase, tendría que preguntar, perderme por la universidad, esas cosas de los primeros días. Pero no fue así, nada de ello ocurrió como me lo imaginaba.

 

Cuando llegué me acerque a información: “perdona ¿la clase de doctorado que comienza hoy, sabe en qué clase es?”  Tras contarle a la secretaria como se llamaba el curso y las profesoras que lo impartían, me miro y con una cara de interrogación y me dijo: “pues las profesoras no han llegado, y no tengo ni idea de que clase es. Espera unos minutillos a ver si llegan”. Y exactamente eso fue lo que hice, esperar. Espere diez minutos, y tras ellos, volví a preguntar, tras la negativa, volví a esperar otros quince minutos. Y nada se sabía de ellas, tal vez se habían tomado el día sabático, o tal vez, la secretaria no tenía ni idea de nada.

 

Así que tire de agenda, y de alguien que tuviera Internet, y tras varias llamadas fallidas, di con una persona: “por favor, mírame en que clase es, a ver si ha empezado y yo llevo más de media hora esperando en una sala como una tonta”. Tras decirme donde se impartía el curso, salí corriendo a buscarlo, y por el camino me tope otra vez con aquella secretaría…desvió la vista, no quería ni encontrarse conmigo, no sabía cómo decirme: “Mira hija vuelve a tu casa que no pintas nada aquí”. Pero no la deje, la obligue a que me llevara hasta esa clase, bueno, mas bien, creo que la di pena y me llevo porque yo en ese momento era como un perrillo desvalido perdido en algún lugar.

 

Pero, por fin, estaba ante la puerta, ya solo tenía que llamar, esperar dos segundillos y abrir la puerta para decir… ¡está cerrada! ¿Por qué? ¡Si la profesora me mando un mensaje que ponía que había habido un error en los horarios y que comenzábamos el día uno, lunes, en vez del dos como estaba puesto. Es decir, todo había sido super personalizado hasta ese momento, en el que, mi hora y media de viaje había dado igual, y mi más de media hora esperando a que alguien me dijera algo había pasado sin ninguna noticia.

 

Bueno, tranquila Lara, pensé, voy a esperar hasta las once que quedan cinco minutos, por si acaso el horario estaba mal y empieza una hora más tarde. Así esperando, estuve hasta las once y cuarto, por si las profesoras llegaban tarde o también se habían perdido buscando la clase, o el tren se había retrasado…quien sabe, a cualquiera le puede pasar.

 

Después de esto, me decidí a regresar a casa, ahora con más frio que antes, harta de esperar, con una nueva avería en el tren, con más de hora y media de camino. Hasta que llegue a casa de mis abuelos, a ver si como siempre, habían hecho mucho de comer y tenían un plato para mí, aunque había avisado que ese día no iba a comer. Pero bueno, improvisó y comí bien, por eso de que las abuelas son las que mejor cocinan claro.

 

A  las tres estaba en el autobús de camino a la universidad de Alcalá, ¿Cuántos km llevaba hoy? Una vez cuando estuve allí, la clase fue normal, bueno dentro de lo normal que puede ser una clase, porque estábamos sentados, con una profesora, y viendo lecturas. Pero creo que hablar del rol, de los videojuegos, de las realidades…no es el tema más normal de una clase, pero resulto interesante.

 

Al salir de allí, lo hice corriendo. El gimnasio me esperaba, y mi madre con él. Se supone que nos apuntamos las dos juntas para obligarnos a ir, así que teníamos como un pacto: “no podíamos faltar”. Cuando llegué, ella ya se iba, porque claro, más de media hora esperando no está nadie, solo alguien como yo, que se tira más de una hora con la idea de que tiene clase y que tiene que ir… el sentido de la responsabilidad, supongo.

 

La noche fue tranquila. Para resumir.

 

Pero hoy, contaré más bien a partir de las cuatro de la tarde porque la mañana ha sido de reflexión continúa. Mientras veía la tele después de comer, he pensado: “llega Navidad, seguro que ahora hay un montón de promociones, voy a rellenar eso de azafatas y promotoras, para sacarme unas pelillas los fines de semana, y así hacer buenos regalillos para navidades y contribuir a sobrellevar la crisis en mi casa”. Así que me pongo a ello, datos personales, experiencia, hobbies, foto actual… ¿Foto actual? Hago un repaso por todas las fotos que tengo. Esta no, esta tampoco, esta salgo haciendo el tonto, esta se ve de fondo los peluches, en esta estoy fea,….bueno, no pasa nada, cogeré la cámara me hago ahora mismo una foto y la pongo, y ya está.

 

Y comienzo a pensar, “bueno como luego me iba a lavar el pelo, me lo lavo ahora, aunque no me apetece mucho (porque me gusta ducharme por la noche) y ya está”. Enciendo corriendo la calefacción para que no haga tanto frio al salir, me ducho, me peino, y…” ¿maquillaje? Bueno, me echare un poquillo, para darme color, que en invierno una está muy pálida”.

 

Me hago miles de fotos, todas mal. No sé de qué me sorprende, nunca he sido muy fotogénica, pero bueno, las que salgo mejor son las que me hago desde arriba, pero parecen poco serías, no sé. Vuelvo a mi ordenador, reviso otra vez todas las fotos y las vuelvo a descartar.

 

Pienso, “tal vez, si quito el espejito que tengo en la pared…con todo el fondo blanco quede mejor…lo probare…” lo hago. Más fotos: sonriendo, sería, media sonrisa, de lado, desde abajo, de perfil, de medio cuerpo, de cara…nada, no me convence. Coloco otra vez el espejo, me doy la vuelta, me dirijo otra vez al ordenador, y un ruido se levanta sobre mí. ¡El espejo! No quiero mirarlo, me encanta ese espejo, el color, la forma, la luz que tiene (porque está cerca de la lámpara), la altura, la persona que me lo regalo, es…tan perfecto.

 

Me doy la vuelta lentamente y allí esta, estampado contra el suelo, hecho cachitos, “está muerto” hubiera dicho mi hermano, y además bien muerto. Miles de cristalitos por el suelo de mi habitación. Mi cara de tonta no deja de mirarlo… ¿por qué? ¿Por qué todo a mi hoy?

 

Al final, subo una foto que estoy horrible, pero ¿qué esperan?, han puesto foto actual ¿no?

3 comentarios

Mary -

jajajaajj!! Pues a mí me ha encantado Lara!!

Porque después de tener ese día de perros puedes contárnoslo con la mejor de tus sonrisas (al menos yo te imagino así)

Y por cierto...eso de que la cara es el espejo del alma?...ni caso...dichos tontos...como las supersticiones...

Sal por detrás del hombro y mañana será otro día...Besos!

vphileas -

Hay días en los que desearíamos no habernos levantado de la cama... y al levantarnos, nos damos cuenta de la razón que teníamos al haber deseado no hacerlo. Pero, como todo en la vida, pasan, y llegan también esos días en los que todo funciona bien y sale un día perfecto. Seguro que tú día perfecto está a la vuelta de la esquina.

Alejandro -

Ja ja...

congruente final... menudo día