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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

Diseño desarrollo e innovacion del curriculum

¿QUÉ HE APRENDIDO?

Un cuatrimestre, debates, lecturas, blogs, trabajos,…, todo ha hecho que pueda formar una idea muy general que me venga a decir que la educación no es como debería ser, que la metodología no se adapta a los alumnos, que las nuevas tecnologías no se usan como es debido y que en muchas de estas ocasiones todo viene provocado por la mala formación del profesorado.

Comenzamos el curso hablando sobre el currículo, como un libro de instrucciones, como un lugar donde venían formulas maravillosas para ir aplicando a cada situación, aunque estas al poco tiempo dejaban de tener su gran efecto para dar paso a otra búsqueda, y por fin el currículo como experimentación, donde el docente lo utiliza como espacio para realizar su practica basada en una teoría y reflexiona sobre su acción, intenta superar, se esfuerza porque el proceso de enseñanza - aprendizaje sea algo mas que un mero viaje a los contenidos y objetivos que se propone al principio de curso.

Esta bien partir de estos objetivos generales pero hay muchas formas de conseguirlo. Las mesas deben de dejar de estar dispuestas en filas en las que el último de ellas no puedo ver ni la pizarra y en las que por mucho que queramos el trabajo en grupo es más bien imposible. Los objetivos deben estar en conexión con la realidad, dentro de un modelo ecológico, donde tanto la educación como la vida deben de ir cogidos de la mano, porque sino descontextualizaremos la enseñanza, y los resultados no son lo mas importante ya que en el proceso es donde ocurren según un famoso personaje llamado Piaget, la acomodación y la asimilación. Además es curioso como los grandes teóricos nos proponen soluciones como el aprendizaje cooperativo, el contacto con la realidad…etc., y nosotros parece que hacemos oídos sordos.

Por otra parte, debemos hacer que el estar en la escuela no sea una alternativa al estar en la calle, sino que sea mucho mas, que nos ayude a formarnos como personas, que no se convierta en un simple paso para llegar a la universidad como se le considera muchas veces a la escuela secundaria. El cambio  es importante, no debe ser malo porque a veces se sienta miedo hacia el, sino que en muchas ocasiones ese cambio proporciona también otras soluciones para transformar, para avanzar. Es como la cultura que se dice que siempre esta en constante cambio porque si no perecería, pues la escuela debe ser algo parecido, ya que si no cambia, cada vez va a estar mas atrás con respecto a todo el contexto que la rodea y va  a perder significado, porque en definitiva debe ser un motor de la cultura, debe tomar partido en la vida y en la sociedad.

Dejemos los juegos a un lado, esos juegos que cambian teóricamente y en la práctica se olvidan, porque a veces el esperar mucho y no dar nada son incompatibles.

En general, seamos capaces de ver de donde partimos, de que instrumentos, herramientas y recursos tenemos en nuestra mano, y expongámoslos encima de la mesa realizando con ellos, una educación que motive a los alumnos, donde ellos sean los máximos responsables de su propio aprendizaje, dotemos le de esa responsabilidad, de la autonomía que necesitan. Para nosotros han dejado de ser productos de una fábrica donde se parte siempre de una materia prima idéntica, para producir piezas con una misma forma y unas mismas características como si de un molde hubieran salido.

Así pues, nuestro currículo no es un prospecto de fármacos que nos dice como debemos utilizarlo así que utilicémoslo de la mejor forma posible, y no como un libro en una estantería.

FABRICAS QUE HACEN VS ESCUELAS QUE CREAN

¿Buscamos una fábrica en la escuela? ¿Una máquina donde se coloque la materia prima, apretemos el botón que ponga en marcha la explicación del maestro y un libro de instrucciones como elemento a seguir?

Cada vez más, la sociedad parece entender esto como el único camino que se puede seguir en la educación, sin ver más allá, sin abrir los ojos a los caminos que se nos cruzan. Nada debe ser tan rígido, no somos piezas colocadas estratégicamente para producir la mayor cantidad de personas u “objetos” iguales.

Los docentes, somos diferentes como todos los demás, y nuestros alumnos son, haciendo una comparación con una famosa película, como una caja de bombones, en la que nunca sabes lo que te va  a tocar, por ello lo que es adecuado un año que parece ser la solución ideal, al año siguiente nos desesperamos porque no tiene nada que ver.

Debemos ser conscientes de esto, dejar las barreras que nos impiden acercarnos a nuestros alumnos, conocer sus intereses, crear un clima de confianza, donde tanto alumnos como profesores puedan interaccionar, llegar a acuerdos y sentirse motivados por el proceso de enseñanza – aprendizaje.

Este aspecto de la motivación y los intereses, creo que son muy importantes, sobre todo si vemos los contenidos que se imparten en la educación obligatoria, ya que vemos que en ocasiones son obsoletos o no se adecuan a lo que los alumnos buscan, de esta forma, en vez de contribuir a que la educación sea algo importante o pueda servir en nuestra vida cotidiana, hace que se vea como un mero tramite, unos cursos o unos años que solamente servirán para aquellos que más tarde quieran acceder a la universidad.

Hagamos que el ir a la escuela no se convierta en un martirio. Mostremos el valor que tiene la educación en sí mismo y apartémonos de la idea de que lo  que aprendemos es para poder  ir a la universidad. Pues lo que aprendemos es para nosotros mismos, para el desarrollo integral de la persona y para ayudarnos a ser más autónomos en esta sociedad en la que vivimos.

EL DESEO DE INNOVAR

 

Aquel día, todo seguía como siempre. La maceta tenía las mismas flores amarillas, el sol estaba en lo alto del cielo, los niños paseaban llevando los helados que vendían en la esquina de la calle norte a un módico precio, ¡Dos por uno! Decía la oferta que estaba siempre en la puerta.

Las casas siempre se conservaban como el primer día, la misma pintura, las mismas cortinas en las ventanas, todo era como el día anterior. Todo era igual, pero parecía que nadie se daba cuenta, que cada una de las personas que vivían en aquel pueblo eran felices, excepto Diferencia, hija de Desigualdad y Cambio, a la que le parecía todo demasiado aburrido.

No había nada que se saliera de la norma, tal vez, solo ella. Por ello, un día, haciendo un gran acto de valentía, se calzó sus botas, se hizo un bocadillo y cogió su mochila, así, de esta forma, decidió viajar por todo el mundo, ver todo tipo de lugares, conocer gente que no estuviera siempre con una sonrisa en la boca, quería sentir que significaba llorar, el frío, la tristeza…quería comprobar que existía, que no era una más entre todos.

Después de muchos pueblos recorridos, llegó a uno que estaba muy cerca del suyo, se llamaba “Villa Progreso”, de entrada el nombre le fascino… ¡progreso! ¿Qué querría decir? Sonaba bien y era una palabra que le atraía, así que sin pensárselo dos veces cruzo las puertas, y se quedo maravillada ante todo lo que tenía frente a sus ojos. No podía comprender como siendo un pueblo tan cercano al suyo nunca le había llegado noticias de su existencia.

Todo era diferente, había casas, edificios, rascacielos, parques de arena con columpios, gente en la calle que llevaban bufandas, cada árbol tenía una altura diferente y unas flores de colores diversas e irrepetibles.

Allí estaba, Diferencia había escapado de la igualdad y del estancamiento que abundaban en su pueblo natal.

Mientras iba caminando por la calle mayor, vio un cartel enorme que ponía “Escuela”. De repente le entró curiosidad, ¿Cómo sería por dentro? ¿Qué estarían haciendo? Así que, se acercó y se asomo tímidamente por la ventana para echar un ojo y poder dar respuesta a todas sus preguntas.

Se quedo asombrada, no estaba segura si de verdad estaba viendo aquello o era solo una alucinación producida por el cansancio… ¡estaban hablando todos juntos! Pero…¿y los pupitres? ¿Y la pizarra? Y lo más importante ¿y el profesor?

Diferencia estaba desconcertada, veía como todos los alumnos estaban aprendiendo pero sin necesitar las herramientas básicas que se solían utilizar en su aula. Era genial, no había más palabras para poderlo clasificar. Así que pensó y pensó como podría hacer para que su pequeño pueblo llamado Villa Antigua, se modernizara, se adaptara a todos los cambios que se producían en ese maravilloso mundo, aunque antes decidió pasarse por una cafetería que había visto cerca de allí para poder tomar algo, ya que no estaba a favor de pensar con el estomago vacío.

Mientras se tomaba una deliciosa tostada con mermelada de fresa se le ocurrió que tal vez, las personas de su pueblo no conocían nada de fuera, estaban tan ensimismados con sus vidas tan aburrida que no comprendían que había formas mejores y más adecuadas para realizar las cosas, y sobre todo y lo más importante para ella, que existían caminos mas motivadores y divertidos.

Al tiempo que cogía la tostada para darle un mordisco, levantó la mirada viendo un cartel de colores llamativos, que ponía: “I Encuentro de jornadas de innovación” entonces… ¡Ya estaba! Tenía la solución, haría que ese encuentro se celebrará en su pueblo, porque la excusa que ponían las personas para no cambiar, era que no sabían como hacerlo, que nadie les había explicado que métodos podían seguir para poder innovar en su vida, en el trabajo, en su irremediable rutina.

De esta forma abrirían sus mentes, viendo todo lo que existe en el mundo, valorando cada posibilidad que se brinda y comprendiendo que las cosas no pueden ser estáticas permanentemente, porque siempre hay personas como “Diferencia” que no son iguales, que no sienten lo mismo que las demás y que necesitan otro tipo de aprendizaje que las motive y que las diga que todo es para algo, que tiene un fin, una intención , y lo más importante, que los métodos tradicionales, son eso, tradición, pero no quiere decir que tengan que ser para siempre.

Desde aquel día, Diferencia, deseó que nunca se dejarán de realizar esas jornadas, ya que gracias a ella, su pueblo había cambiado, la gente se iba mentalizando poco a poco, que la educación y la vida no pueden seguir estancadas en el pasado.

FRASE EQUIVOCADA

 

“Cualquier tiempo pasado fue mejor” Esta es la frase que hace no avancemos nunca. Que sigamos enfrentándonos al futuro con los mismos miedos, sin predisposición a un cambio, creyendo que la forma más adecuada de hacer las cosas eran las de antaño.

Pero la sociedad avanza a pesar de nuestra voluntad, y no podemos estancarnos, debemos modificar nuestra forma de enseñanza, adecuarnos a las nuevas necesidades y demandas de los alumnos, hacer que la escuela progrese, dando pequeños pasos que se convertirán en uno mayor.

Vamos a dejar de buscar problemas y a empezar a encontrar soluciones, porque creo que es lo que pasa en esta sociedad. Solo realizamos quejas, las enumeramos: violencia en las aulas, fracaso escolar, absentismo, etc. Pero no se remedían, todas siguen igual. Parece que nos  conformamos con detectarlas, realizar una lista y jugar con ellas pasando el problema de un lado a otro.

Estudiemos las expectativas de los alumnos, el contexto donde se desarrollan y amoldemos el currículo a ello. El currículo no es algo inamovible. Debe ser un espacio que nos permita innovar y realizar una reflexión crítica de lo que hacemos.

Debemos estar unidos, profesionales de la educación, familia, administración…, todos los que formamos la comunidad educativa tenemos que cooperar, colaborar, hacer todo lo posible para que ocurra el cambio. Para que la escuela deje de ser una institución obsoleta y se vea como algo de provecho, que despierte el interés de los alumnos, que sepan lo que están aprendiendo y el porque, y que puedan enlazarlo con su vida.

Todo esto, de las ideas previas, del contexto, creo que se refleja mucho más en infantil y a medida que van pasando de curso se va perdiendo. Por ello guardemos la esencia de esta etapa, en vez de verla como algo menor. Porque en ella, hay elementos muy importantes que desaparecen totalmente en las demás.

Para concluir, y haciendo referencia al texto de Andy Hargreaves, creo que los tres problemas que plantea, falta de pertinencia, imaginación y desafío, son básicos para entender  la desmotivación de los alumnos hacía el aprendizaje. Y que solucionándolos conseguiríamos muchos mas avances de los que se han alcanzado hasta ahora.

UN GOLPE DE AIRE

 

Últimamente solo escucho una frase: “todo depende de las gafas con las que miremos”. Y cada vez soy más consciente de ello. Debemos innovar, experimentar, hacer que nuestra enseñanza y el aprendizaje de nuestros alumnos sea lo más eficaz posible.

Al principio de la asignatura, más concretamente en la primera clase, tenía una visión un poco pesimista de todo esto. Normalmente las personas que no se mueven en el ambiente de un centro educativo están más centradas o le dan más importancia al tema de los resultados. Y yo sólo oía comentarios acerca de ello.

Al estudiar magisterio, me di cuenta que no era  lo más importante, que los procesos, el hacer que cada niño pudiera crear sus propios conocimientos era lo que verdaderamente tenía interés. Así pues, debemos preparar a nuestros alumnos para que sepan desenvolverse en la vida, para que ellos mismos tengan una actitud crítica ante el mundo. No sólo crear individuos marcados todos por unas pautas.

¿La forma para conseguir esto? En el texto nos proponen tres enfoques:

- El técnico.
- El práctico.
- El emancipatorio.

Al que se aspira dentro de la ecuación es al emancipatorio, dadas sus características, además es el que permite dentro de sus propuestas experimentar en el proceso de enseñanza- aprendizaje, ya que se puede reflexionar y permite una acción colectiva y cooperativa entre los profesionales y las personas que forman la comunidad escolar.

Algunas opiniones que he podido escuchar lo ven como algo lejano, y tal vez difícil de conseguir. Pero al día de hoy, creo que debemos luchar por lo que queremos, puede costar más o menos pero no nos podemos quedar parados y resignarnos. Si tenemos esas ideas ahora en la universidad, antes de salir al mundo laboral, ¿qué pretendemos conseguir? Efectivamente nada.

Debemos conseguir que el currículo no sea un libreo de instrucciones, el cual debe seguirse cada paso, ni como un instrumento burocrático, sino que nos tiene que ayudar a mejorar nuestra práctica como docente, hacer que el proceso de enseñanza- aprendizaje sea más eficaz.

En conclusión, creo que nosotros, como psicopedagogos tenemos que tener esa mentalidad abierta, y tener la esperanza de que aunque los cambios son lentos pero se puede conseguir.

Tenemos que comprometernos, a la hora de estar en el centro educativo, animar a los docentes, que en muchas ocasiones, dados sus años de experiencia, se resisten a un punto de vista innovador, para centrarse en una forma tradicional de impartir la enseñanza. Aunque todo esto es posible que se consiga, si la misma figura del psicopedagogo se implica, interviene y colabora en los procesos educativos.

DE MÁQUINAS A PERSONAS

 

Es curioso, el jueves de esta semana me acerqué a la papelería para comprar un libro. Allí me encontré a una vecina muy preocupada porque su hija no quería aprender a leer. Yo la pregunté en que curso estaba y me contestó:

             - En tercero de infantil.

Ahí pensé que entonces no era tan alarmante, la dije, que acabábamos de empezar el curso, que cada niño lleva su propio desarrollo madurativo y que no era algo obligatorio, que tal vez, lo que ahora le costaba un curso aprender, el próximo año serían solo tres meses.

Ella me miro haciendo que comprendía lo que la estaba diciendo, pero al final, me explicó que es que en su clase ya sabían muchos leer y que al fin y al cabo, lo que querían todos los padres es que avanzarán.

De esta forma, podemos ver otra vez la importancia de los resultados, sin darnos cuenta, que dejamos a un lado los procesos. Creo que en muchas ocasiones, y pongo de ejemplo la educación infantil, que es dónde me he movido, nos empeñamos en que todos sepan leer y escribir, pero no se realizan actividades sobre como coger el lápiz correctamente o actividades más grupales para desarrollar la psicomotricidad fina y gruesa. Así pues, solamente nos fijamos en el proceso de enseñanza, en los objetivos que se quieren alcanzar y en como hacerlo, y en pocas ocasiones se enlaza este paso con el de aprendizaje.

Me parece importante que los contenidos que promovemos sean significativos y contextualizados, y que la forma de hacerlo sea innovadora e integral. Porque los niños pueden aprender y demostrarlo luego en un examen o prueba de conocimientos, como se suele llamar ahora. ¿Pero es verdaderamente aprender? Claro que no, es recitar como loros lo que se han leído la noche anterior. Pero no lo han relacionado con los conocimientos previos, ni han creado conexiones entre ellos y menos aun, han descubierto que tiene que ver todo lo que pone en su libro con el mundo donde viven, por estas razones, me parecen muy acertados los principios que se proponen en el “vademécum”.

En estos momentos, me viene una pregunta a la mente, que debía haber formulado a mi vecina el otro día: “Todos esos niños de la clase que saben leer, ¿saben hacerlo de verdad, comprendiendo lo que leen?, ¿o solamente son capaces de descifrar ciertos símbolos y unirlos formando palabras? Porque aquí reside la diferencia principal entre leer y saber leer.

En conclusión, debemos cambiar el pensamiento, modificar nuestras intenciones, crear niños con muchos conocimientos, parecidos a pequeñas máquinas,  para comenzar a desarrollar personas competentes, que puedan formar ellos sus propios aprendizajes, dotarles de capacidades que les hagan más independientes en esta sociedad en la que vivimos.

LOS SÚPER HÉROES DE LA EDUCACIÓN

 

Experimentar en el proceso educativo, suena bien, aunque también provoca rechazos. ¿Cómo hacerlo?, ¿cómo experimentar?, ¿a través de que herramientas? Son cuestiones difíciles de contestar, porque en mi opinión, todavía no hay respuestas. Hay ideas, teorías, propuestas, pero no un guión para hacerlo. Aunque si tuviéramos un índice donde buscar el problema y encontrarlo, ¿estaríamos experimentando?

Tengo un folio escrito por las dos caras, de las ideas que han surgido en clase, y ahora leyéndomelas me doy cuenta de lo perdidos que estamos la mayoría.

Aspiramos a poder estar en un aula, donde se pueda evaluar el proceso enseñanza- aprendizaje, lo que los niños van aprendiendo, la forma por la que lo vamos consiguiendo, pero la sociedad no nos pide eso, nos piden objetivos conseguidos, una lista de conceptos, capacidades y procedimientos, dónde al final, lo único que se valora son los conceptos al hacer un examen.

De esta forma nos exigen que pongamos en marcha nuevas estrategias, que nos vayamos adaptando a la heterogeneidad de nuestros alumnos, que utilicemos nuevas técnicas de enseñanza…pero recordándonos a cada instante lo que debemos conseguir.

Me parece interesante, la idea de que eso que debemos conseguir, lo evaluemos los docentes, que seamos nosotros los propios que digan lo que el currículo debe ser y cómo debe estar compuesto, ya que somos los que estamos en clase, los que cada día intentamos hacer que nuestros discentes aprendan. Aunque con todo esto que hacemos, en vez de maestros, parezcamos súper héroes.

Súper héroes que crean formas de experimentación, que se adaptan cada curso a nuevos niños, a nuevas características, que se amoldan a una ley legislativa cada cuatro años, súper héroes que deben trabajar en grupo, en contacto con las familias, que reinventan su forma de enseñar por su propio sentido común, sin una guía y sin saber si lo están haciendo correctamente. Y con una sociedad que avanza, que cada año pide resultados, no deja tiempo a experimentar, porque aunque en la teoría esta bien, seguro que el investigar proporciona resultados pero a más largo plazo.

En conclusión, ¿cómo experimentamos si el currículum nos dice que hacer, cómo y cuándo?, ¿hay que ignorarlo y tenerlo sólo como base?, ¿podemos escaparnos de él? En cierto modo, se puede cambiar la forma de dar la clase, el orden de los temas dentro de un ciclo, pero el final de la historia, siempre tiene que ser el mismo.