¿EVALUACIÓN SIMPLEMENTE, O EVALUACIÓN PROCESUAL?
En el campo educativo, se utiliza el término de evaluación para referirse a una acción que aprecia el aprendizaje de los alumnos y cualquier manifestación o condición educativa. Además de utilizarse como una comprobación respecto a la descripción actual (en la que se tiene en cuenta el contexto, la metodología, los objetivos, etc.) y una constataciones de la utilidad o inutilidad de los procesos que intervienen para obtener unos resultados.
Es decir, para comprobar la utilidad de los procesos que vamos llevando a cabo deberemos utilizar una evaluación continua, o como se dice en la metáfora de la navegación:” El proceso de evaluación es como navegar. Antes de zarpar preparas el barco (evaluación inicial), luego partes y durante la travesía en mar abierto, debes estar atento a las tormentas o dificultades (evaluación formativa) para poder llegar al puerto de destino (evaluación final).” Y es que son tres fases indispensables para comprobar que los alumnos están construyendo los conocimientos adecuadamente, ya que partimos de una evaluación donde se tienen en cuenta los conocimientos previos del alumno, seguimos con una evaluación más continua, donde veremos el progreso, como avanzan, si se necesita redirigir el aprendizaje,…, es decir, estaremos abiertos a los cambios, y nos servirá para ir reconduciendo el proceso de enseñanza- aprendizaje, creo que esta es obligatoria, pues nos ayuda a ser flexibles y a adaptarnos a los inconvenientes que puedan surgir a lo largo de nuestro camino. Y por último, nos encontramos con la evaluación final, que si se ha realizado bien la anterior, pienso que será una forma de terminar todo el ciclo, abriendo de nuevo problemas que hay que estudiar, de los que se deben partir para volver a formular unos objetivos y dar comienzo a todo el proceso.
De esta forma nos moveremos en espirales, ya que una evaluación final estará dada de la mano de una evaluación inicial. Por ello, estoy en contra con una parte de la metáfora de la cámara de fotos: “Una evaluación que no evalúe el proceso, sería como tomar una sola fotografía, se pierde información, como la que se obtiene del contexto. Una evaluación procesual se correspondería mejor con una filmación en video, que recoge todo el proceso, de principio a fin”. Pues no hay un principio y un fin claramente establecidos, sino que todo es un continuo, y creo que hablar de inicial o final, o de la separación de las partes es romper el hilo conductor que las une. Por tanto yo diría que tal vez solo exista una evaluación del proceso y que esta a su vez se encarga de valorar distintas etapas (inicial, procesual y final), tal vez, piense el lector, que entonces con lo que acabo de exponer, qué diferencia existe entre lo que se expone desde la teoría y mi pensamiento, pues bien, lo que se expone desde las metáforas que leemos es que la evaluación consta de tres etapas, de las cuales cada una recibe un nombre, pero una de ellas es la evaluación del proceso, que para mí, englobaría tanto la inicial como la final, no sería la que va en el medio porque le toca, si no que abarcaría todo el conjunto en si mismo. Por ello me parece que el término evaluación debería contemplar la palabra “procesual”, para evitar pequeñas dudas o errores, porque me parece que evolución por si sola, muchos la confunden con final de un proceso, y no se dan cuenta que en la construcción del aprendizaje se establecen varios procesos, y hay que evaluarlos progresivamente.
Para que esta evaluación tenga valor, y nos sea útil, debe estar orientada a valorar ciertos aspectos de nuestra práctica, como los materiales que hemos utilizado, los recursos, si la metodología ha sido la adecuada, cómo ha sido la metodología, si se han cumplido los objetivos que nos proponíamos, en definitiva pienso que la evaluación es valorar todo lo que habíamos programado en un principio, y hago referencia a la metáfora del mapa del tesoro que dice: “El proceso de evaluación es como encontrar un tesoro. Debe planificarse, se debe secuenciar y estructurar en cuanto a objetivos, temporalización, instrumentos y métodos, en cuanto a qué, cómo y cuándo evaluar, pues teniendo un mapa, conseguiremos llegar con éxito hasta el tesoro, conseguiremos realizar una evaluación de calidad.” Creo que tener claro todo esto desde un principio nos va a ayudar a realizar una buena evaluación, a tener todo a punto, a saber que debemos estudiar, o comprobar.
Y como no, en esta evaluación, se deben recoger muchas fuentes de información, no nos sirve sólo un foco o una perspectiva, si no que debemos incluir múltiples puntos de vista, incluir a otros profesionales, a nuestros propios alumnos, a las familias, creo que todos los componentes son importantes para ayudarnos a avanzar.
Como dijo Bloom en 1975: “la evaluación es un método para adquirir y procesar la evidencia necesaria para mejorar el aprendizaje del estudiante y de la enseñanza” por lo que se abarca una gran variedad que van más allá del habitual examen, y que permite aclarar metas y objetivos de la educación, controlar la calidad de la enseñanza y establecer criterios de eficacia de procedimientos alternativos.
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