SALIDAS
Me fui a dar una vuelta, creo que el estar aquí tanto tiempo seguido me incomodaba. Tenía millones de cosas que hacer, y en cambio no me apetecía hacer ninguna, por ello, sentía que esa angustia no iba a acabar nunca como no saliera de entre aquellas cuatro paredes. Así que no lo pensé, cogí el bolso, me hice una coleta para disimular los pelos típicos que se quedan después de estar remoloneando en el sofá, y abrí la puerta sin más.
Cuando salí a la calle, me vino a la mente la pregunta que siempre se me ocurre cuando una mañana, donde todo el mundo tendría que estar trabajando, va andando por la calle sin nada que hacer, como si estuvieran paseando, por lo tanto me planteo: ¿A toda esta gente le pasa lo mismo que a mi? Supongo que si, y si no es que son ricos y no necesitan trabajar, o tal vez, ayer les toco la lotería, o a lo mejor hoy tenían el día libre porque les tocaba ir a un médico ficticio… no sé. Pero me gustaría ser como ellos, aunque tal vez, ellos al verme a mí, piensan que les gustaría ser como yo. Aunque no creo, porque por mi aspecto se veía que estaba desesperada.
Caminé hacia ningún lugar, no me importaba nada, solo me iba fijando en los pequeños detalles: un pájaro, las cosas que podía ver en el suelo, los andares de la gente, los escaparates, las señales de tráfico,…, es decir, en todas esas cosas que no me fijo muchas veces porque no tengo, simplemente, tiempo para mirar.
Y por fin, andando, llegué a la que creía que era mi única escapatoria, la estación de trenes. Pregunté cual era el primero que salía de allí, y no me importó el destino. Compré el billete, una bolsa de patatas para matar el gusanillo y esperé en el andén hasta que llegara.
¿El final de mi historia? Ni un solo tren, aunque te lleve lo más lejos posible, puede separarnos de lo que somos y de lo que sentimos, a no ser que nunca regresemos.
3 comentarios
Azagato -
La ciudad
Dices: "Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
Y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo los ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí".
«No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques -no la hay-
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.
Ítaca
Cuando te encuentres de camino a Ítaca,
desea que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al enojado Poseidón no temas,
tales en tu camino nunca encontrarás,
si mantienes tu pensamiento elevado, y selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo tienta.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al fiero Poseidón no encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si tu alma no los coloca ante ti.
Desea que sea largo el camino.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que con qué alegría, con qué gozo
arribes a puertos nunca antes vistos,
deténte en los emporios fenicios,
y adquiere mercancías preciosas,
nácares y corales, ámbar y ébano,
y perfumes sensuales de todo tipo,
cuántos más perfumes sensuales puedas,
ve a ciudades de Egipto, a muchas,
aprende y aprende de los instruidos.
Ten siempre en tu mente a Ítaca.
La llegada allí es tu destino.
Pero no apresures tu viaje en absoluto.
Mejor que dure muchos años,
y ya anciano recales en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que te dé riquezas Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene más que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te engañó.
Así sabio como te hiciste, con tanta experiencia,
comprenderás ya qué significan las Ítacas.»
SiL -
Pero, aún así, me ha encantado el final de tu "paranoia" y hasta me ha dado un escalofrío.
Un besito guapa!
P.D. Siento ser tan mundana y tan poco lírica jaja, eso para otros ;-)
Microalgo -
Respecto a "lo otro"... cita al canto (ya sabe Usted que me encantan):
No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige (Arthur Schopenhauer).