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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

¿RETRASO MENTAL O DEFICIENCIA INTELECUTAL? Y SU INTERVENCIÓN

  A lo largo de este tema hay varias ideas que me han llamado la atención, por ejemplo: 

- Que la discapacidad intelectual debe concebirse desde un enfoque que subraye en primer lugar a la persona como a cualquier otro individuo de nuestra sociedad.

 - Que cada vez, se intenta alejar más la idea de que el retraso mental es un rasgo del individuo para plantear una concepción basada en la interacción de la persona con el contexto. (Esto lo veíamos también, reflejado en la definición de necesidades educativas especiales, ya que, eran aquellas que el sistema no podía cubrir en la vía ordinaria y tenía que darlas respuesta a través de otros caminos, por lo tanto no pertenecían al sujeto) 

- El análisis que hace Luckasson y cols. En el 2002, sobre los principales argumentos de las críticas que se realizan desde la literatura científica sobre el término de Retraso Mental a favor del término de deficiencia intelectual. Y es que todo esto que acabo de presentar me parece muy importante para lo que estamos trabajando. A simple vista, puede parecer una mera lucha de términos para denominar a lo mismo. Pero en mi opinión, es una guerra para hacer caer ciertas barreras, para derribar prejuicios y para comenzar a dar una respuesta más individualizada y específica, puesto que con el término de Retraso mental, parece que da igual el grado de deficiencia intelectual que se tenga, pues todo, al fin y al cabo cae en el mismo saco. 

Además, según se ha utilizado el término en nuestra sociedad, esta lleno de connotaciones negativas, que menosprecian al individuo, y de alguna forma provocan la burla o la mofa. Así pues, pienso que el término de “retraso mental” deberíamos mantenerlo en silencio y guardarlo en un baúl.

Otro aspecto importante en este tema son las dimensiones que propone la nueva definición del 2002 y que abarca: a) las habilidades intelectuales, b) la conducta adaptativa, c) la participación, interacciones y roles sociales, d) la salud y e) el contexto, ya que en comparación con las que se proponían en el año 1992, estas son más específicas y creo que engloban mejor todos los aspectos de la persona, y por tanto se le puede ofrecer ayudas y apoyos más planificados, más claros y, como he dicho al principio, más específicos. Saber bien que es lo que queremos conseguir, como vamos a llegar hasta ello y porqué, es indispensable para ofrecer una intervención ajustada y de calidad a cada una de las dimensiones planteadas anteriormente. 

Relacionado con esto, me parece oportuno mencionar las tres funciones del proceso de evaluación, puesto que para llevar a cabo la intervención, primero debemos realizar este paso que cubre tres tareas como: 

1.      La de diagnóstico:

-          Ver si hay limitaciones significativas del funcionamiento intelectual.

-          Limitaciones significativas de la conducta adaptativa.

-          La edad de aparición antes de los 18 años. 

2.      Clasificación y descripción: ver los puntos fuertes y débiles en las cinco dimensiones que hemos visto, y las necesidades y apoyos. 

3.      Perfil de necesidades de apoyos: para mejorar el funcionamiento. Las nueve áreas son:

-          Desarrollo humano.

-          Enseñanza y educación.

-          Vida en el hogar.

-          Empleo.

-          Salud y seguridad.

-          Conductual.

-          Social.

-          Protección y defensa. 

De esta forma, conseguiremos mejorar o contribuir al desarrollo, la educación, el interés y el bienestar de la persona con la que estemos tratando, asimismo, intentaremos lograr una mayor integración, dado que el hecho de tener una deficiencia intelectual y tener unida a ella determinadas características, no impide que la persona pueda desarrollarse en todos los aspectos de su vida.

Por lo tanto, la clave esta en los apoyos que recibe para llevar a cabo todo que proponemos. Por ejemplo, dentro de la formación laboral que deben recibir, debe estar organizada de tal forma que las instrucciones sean directas, que facilite la práctica reiterada de la actividad, desglosar la tarea en los pasos que la componen, etc.

En definitiva, responder a las necesidades educativas especiales que presentan. Estas necesidades educativas deben ir dirigidas a desarrollar en el alumno una serie de competencias básicas, por ello en ocasiones será necesario acudir a adaptaciones curriculares, programas de diversificación o materias optativas, es decir, todo aquello que nos ayude a promover una mayor autonomía en el contexto escolar, social y familiar; adquirir ciertas competencias sociales, desarrollar las capacidades mentales básicas, mejorar su nivel de autoestima y auto concepto, aumentar la capacidad de comunicación, etc. 

Es importante, para llegar a este fin, que la forma de dar clase se modifique, puesto que si seguimos como siempre, estos alumnos quedarán normalmente excluidos del sistema. Hay que poner atención a la organización del aula, que debe permitir agrupamientos flexibles, presentar materiales didácticos diversos, etc.; a los objetivos y contenidos referidos a actitudes, valores y normas y en relación a etapas anteriores; a la metodología y actitudes que proponemos, que deben favorecer la motivación, utilizar el refuerzo positivo, mediar en el aprendizaje, y favorecer la generalización; y a las técnicas y estrategias, usar el modelado, enseñanza incidental, el Role- playing y la resolución de problemas. 

En definitiva, creo que los alumnos con alguna deficiencia intelectual deben estar dentro del sistema ordinario, puesto que su objetivo principal en la escuela es desarrollar determinadas competencias básicas para mejorar su integración social, laboral y educativa. Para conseguir esto es necesario una buena evaluación y la intervención que ella conlleva, además de cambiar la metodología dentro de las aulas para promover este desarrollo en todas las dimensiones de la persona. 

BIBLIOGRAFIA: 

-          Jesús Nicasio García Sánchez, “Intervención psicopedagógica en los trastornos del desarrollo”, Editorial: Psicología pirámide, (2007), Madrid. 

-          Miguel Ángel Verdugo Alonso “Análisis de la definición de discapacidad intelectual de la asociación americana sobre retraso mental de 2002” 

-          María Gómez Vela, “Retraso mental y necesidades educativas especiales” .Universidad de Salamanca. -          Miguel Angel Verdugo Alonso. “Capítulo tres: Evaluación y clasificación”. 

-          VVAA (1999) “¿Cómo determinar sus necesidades educativas? En la respuesta educativa a los alumnos gravemente afectados en su desarrollo”. Madrid: MEC-CIDE 

-          David Saldaña Sage “Características del aprendizaje de las personas con discapacidad psíquica y nuevas tecnologías” Sevilla 6 de marzo del 2001.

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