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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

TRASTORNO GENERAL DEL DESARROLLO, SU MUNDO ¿UNA NECESIDAD?

 Antes de comenzar mi reflexión sobre este tema, creo oportuno ofrecer una definición de que es un trastorno general del desarrollo y los trastornos que entran dentro de este tema, puesto que a parte de clarificar, considero importante el tener clara la diferencia entre unos y otros, así pues, sin más dilación, paso a realizar una pequeña reseña de que es un TGD y una pequeña descripción de cada trastorno. 

Un trastorno general del desarrollo, según el DSM- IV se caracteriza por una perturbación grave y generalizada de varias áreas del desarrollo: habilidades para la interacción social, habilidades para la comunicación o la presencia de comportamientos, intereses y actividades estereotipadas. Dentro de este trastorno encontramos: 

- Trastorno Desintegrativo infantil: su inicio se da entre los tres y cuatro años, y se relaciona con un deterioro mental progresivo, una pérdida o regresión del lenguaje y que concluye en una especie de afasia con estados de agitación transitorios, sin presentar alteraciones neurológicas ni alteraciones en la mímica. 

- Trastorno autista: la característica principal es la inhabilidad de los niños para relacionarse de gorma ordinaria con las personas y situaciones desde los inicios de su vida. 

- Trastorno de Asperger: aparece alrededor de los cuatro o cinco años, se manifiesta un contacto muy alterado, rechazan a los demás, su cociente intelectual se encuentra dentro de la normalidad la mayoría de las veces. Presentan expresión gestual muy alterada y presencia de juego estereotipado, además de una gran falta de empatía, un gusto por las actividades repetitivas, una movilidad gruesa torpe y ausencia de creatividad, entre otros rasgos característicos. 

- Trastorno de Rett: se da en niñas (por el momento) y se caracteriza por una pérdida progresiva de habilidades motoras y cognitivas y por movimientos estereotipados de manos, aparece normalmente tras un desarrollo de seis a dieciocho meses normal. 

Teniendo claras las diferencias entre unos y otros, y viendo sus principales características, pienso que ya esta el marco creado desde donde partir. Aunque me parece, que como el propio libro y los propios compañeros han hecho, me centrare en mayor medida en el trastorno autista, pues dentro de los cuatro que se presentan es el que se da en mayor proporción y sobre el que tenemos más información. 

Sinceramente, el trabajo con niños de estas características me parece fascinante, porque es como entrar en un lugar donde no se tiene permiso y has de ganarte la llave para poder introducirte poco a poco, para que abran la mirilla de la puerta y te reconozcan, y para que una vez dentro quieran compartir su espacio contigo. 

Además, tenemos que tener en cuenta su propia forma de actuar y pensar, es decir, no podemos olvidar que tienen una cierta dificultad para comprender o percibir las emociones de otros, para establecer procesos empáticos y para introducirse en la cultura propia de cada sociedad. Y por otra parte, desde una perspectiva cognitiva, saber que presentan problemas en la mentalización, en el establecimiento de una coherencia central y en el desarrollo de las habilidades metrarrepresentales. Esto me parece clave para más tarde poder intervenir adecuadamente y saber que les podemos exigir o no. Así mismo, el profesor /a que tenga contacto con estos niños debe tener presente “los limites”, o hasta donde puede llegar, puesto que psicológicamente será beneficioso para el /ella, en el sentido de que las expectativas que formulen deben ser coherentes y ajustadas a las capacidades que puede llegar a desarrollar el niño/a. 

¿Por qué digo esto? Porque en la exposición que se nos hizo, se hablo de la familia y las grandes expectativas que proyectan sobre su hijo, al pensar que al acudir a un centro ordinario van a salir de allí leyendo, escribiendo y completando los objetivos que se proponen para los niños con un desarrollo “adecuado o normal”. Por ello, me parece que este punto se debe destacar, es decir, saber con lo que contamos, que inconvenientes tenemos y que áreas o que capacidades debemos reforzar más para conseguir que nuestro alumno salga adelante de la mejor manera posible. 

Con respecto al diagnóstico que se debe llevar acabo, tenemos que fijarnos si los síntomas son permanentes o es algo puntual, y se debe descartar de otros posibles trastornos penetrantes del desarrollo, debe hacerse cuidadosamente y teniendo en cuenta aquellos aspectos donde se refleje una alteración.  

Por otro lado, la evaluación, debe ajustarse al sujeto y hacer mayor hincapié en las siguientes áreas: comunicación, cuidado personal, vida domestica, habilidades sociales e interpersonales, utilización de recursos comunitarios, autocontrol, habilidades académicas funcionales, el trabajo, el ocio, la salud y la seguridad. En definitiva aquello que le va a ser útil y que tiene una finalidad en sí mismo. 

Dentro de la intervención, creo que son prioritarios los objetivos educativos relacionados con la interacción social y la actividad funcional con objetos y, como he dicho anteriormente, centrarse en todo aquello que tenga que ver con la comunicación, la representación simbólica, el desarrollo motor, etc. Por todo esto, se debe: 

- Estimular la exploración de objetos o actividades funcionales muy simples con las manos, utilizando la música (que normalmente les motiva mucho, el espejo, que como ya vimos les encantaba, etc.) 

- Realizar ejercicios de interacción centrados en el cuerpo, para desarrollar la motivación por parte de los alumnos a querer relacionarse, a pedir objetos, etc. 

- Tener un ambiente muy estructurado, fijo, evitando aquello que lleve al niño a desorientarse o a no estar seguro. 

- Otra cosa que me pareció muy importante, es dotarle siempre de una respuesta correcta, es decir, “algo no se hace por algún motivo sino porque se debe realizar de esta forma (que es la correcta)”. 

- Debemos también adaptar los objetivos al nivel evolutivo del niño y asegurarnos de que ha adquirido los objetivos de conducta que se pretenden enseñar. 

- Retirar la ayuda poco a poco, para que el niño/a vaya haciéndolo por si mismo, esto, creo que es para todos los alumnos igual, lo único que en unos será más reiterado que en otros, pero considero que todos reclamamos ayudas a lo largo de la vida, aunque ellos lo necesiten a más largo plazo. 

- Utilizar el entrenamiento o la enseñanza incidental: es decir, cuando los movimientos o las actuaciones son iniciados por el niño, en estos momentos el maestro/a debe estar muy atento para adaptarse a las nuevas circunstancias y reformar de forma natural las respuestas adecuadas. 

- Responder ante conductas comunicativas: es importante que tengamos en cuenta las miradas, los gestos, etc. Y responderlos de alguna forma para que el niño/a les dote de un carácter funcional y se repitan mayor número de veces. - Para facilitar o favorecer que la función de petición se de con más asiduidad, debemos intentar colocar los objetos que les gusten fuera de su alcance y esperar que realicen algún acercamiento o tipo de petición, más tarde, como hicimos en clase, acercarle el objeto y cuando extienda el brazo, dárselo y reforzarle el intento. 

- Utilizar mucho los dibujos o pictogramas, porque ellos lo ven mas claro y lo entienden mejor. 

- Tampoco debemos presentar atención a las rabietas, y seguir realizando la actividad como si no hubiera sucedido nada. 

- Y para finalizar, me ha llamado mucho la atención un punto que he encontrado que dice:”Ante alteraciones de conducta autolesivas y heteroagresivas debe actuarse impidiendo su refuerzo, por lo que sebe intervenir con conductas alternativas y/o incompatibles”, por ello, es importante observar los estímulos que preceden a estas autolesiones y las consecuencias que se obtienen tras su realización. Debemos pensar que si el niño realiza esto es porque detrás existe una intención comunicativa (petición, escape o llamada de atención), por lo que, si somos conscientes, y logramos detectar lo que quiere, podremos enseñarle a lograr su objetivo con habilidades más sociales y comunicativas. 

En conclusión, debemos enfocar el aprendizaje de estos niños hacia los objetivos que hemos propuesto, e ir actuando e interviniendo siguiendo las pautas que presento,  pero sin olvidar, como dijo la profesora que vino a clase, de que son niños. De que no podemos agobiarles, de que necesitan su tiempo, su espacio, su “mundo” y que no podemos arrebatárselo, tan sólo podemos atenderles de la mejor forma posible y ayudarles a que avancen respondiendo a las necesidades educativas específicas que presentan. Teniendo en cuenta, que todos los profesores del centro deben estar implicados, porque se debe llevar a cabo un trabajo en equipo. Que la familia, y el contacto con ella debe ser regular. Y que la integración de estos niños en colegios ordinarios se puede llevar a cabo siempre que beneficie al alumno, pues no siempre los centros están dotados de los recursos necesarios para dar respuestas a todas las  demandas que presentan.   

BIBLIOGRAFÍA:

 -  J. N. García Sánchez “Intervención psicopedagógica de los trastornos del desarrollo” Editorial: Psicología Pirámide. Madrid (2007) 

- A. Gómez Artiga, P. Viguer Seguí, M.J. Cantero Lopez (coords) “Intervención temprana, desarrollo óptimo de 0 a 6 años” Editorial: Psicología Pirámide. Madrid (2003)

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