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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

CONSUMO DE SUSTANCIAS, FACTORES DE RIESGO Y DE PROTECCIÓN

CONSUMO DE SUSTANCIAS, FACTORES DE RIESGO Y DE PROTECCIÓN

¿Cuáles son los factores de riesgo y de protección que intervienen en el consumo de sustancias? A lo largo de las lecturas que hemos leído en el presente bloque se han dejado entrever varios factores que podrían influir de alguna u otra forma, algunos de ellos serían: los que hacen referencia al rendimiento y a las metas escolares, el apego y las normas que se mantienen dentro del sistema familiar, los programas de prevención que se llevan a cabo, la influencia y la presión o el apoyo que muestran los iguales, etc.

 

En mi búsqueda personal por profundizar más en estos factores encontré una investigación que se llevo a cabo en la universidad de Sevilla por el profesor Javier Gil Flores, más concretamente en el Departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación en el 2006. La investigación se centró en el consumo de alcohol entre estudiantes de enseñanzas secundarias, indicando que factores de riesgo y de protección se encontraban. Los resultados que obtuvieron los dividieron en cuatro grandes bloques o variables a considerar.

 

-          Factores individuales: que hacían referencia a la satisfacción personal con la vida llevada, aprobación del botellón, expectativas sobre las consecuencias positivas y negativas del botellón, percepción del riesgo futuro y el nivel de información sobre el alcohol y sus efectos.

-          Factores familiares: indicando la reacción de los padres, reacción con los hermanos, el grado de permisividad familiar ante la participación del botellón, el control de los padres sobre los lugares y los horarios de salida.

-          Factores escolares: recogiendo aquello relacionado con la autoestima como estudiante, el rendimiento escolar, la implicación en el estudio y la implicación en la actividad escolar.

-          Factores sociales: como la participación de los iguales en el botellón, la aprobación del botellón por los iguales, la facilidad de acceso a bebidas alcohólicas, la participación en actividades deportivas, en actividades sociales, en actividades humanitarias y en actividades religiosas.

 

Todos estos factores se pueden generalizar también para el consumo de otras sustancias, puesto que engloban los diferentes sistemas que se presentan desde una perspectiva ecológica, y que recaen en el individuo y en sus costumbres.

 

Como resultados más llamativos obtuvieron que los mayores factores de riesgo, que servían para predecir el problema del consumo de alcohol, eran: la no implicación en el estudio, el descontrol de los padres de los horarios y de los lugares al que acudían sus hijos, el desconocimiento de las expectativas de las consecuencias negativas, la insatisfacción personal con la vida llevada, la permisividad familiar ante el botellón, la participación de los iguales y la aprobación del botellón. Y los factores de protección hacían alusión a cuando los padres no permiten a los jóvenes salir por las noches y cuándo saben siempre donde van sus hijos cuando salen los fines de semana, la dedicación semanal al estudio y la percepción de que el consumo de alcohol al participar en el botellón conlleva numerosos efectos negativos.

 

Todo esto, lo podemos relacionar directamente con el debate establecido en clase sobre los programas de prevención, y la importancia que tiene saber qué es lo que piensa el o la adolescente. Puesto que, dependiendo de sus concepciones, así como de las concepciones de la familia, el consumir ciertas sustancias se va a ver como algo “normal” y no se va a valorar sus consecuencias, tanto a corto como a largo plazo.

 

Relacionado con la prevención, me llaman la atención varias ideas, por ejemplo, ¿es cierto que el o la joven no es consciente de las consecuencias que tiene el uso de sustancias? ¿Pesa más la presión social que los propios valores? ¿Es un problema de raíz social más que individual? Es decir, si atendemos a los factores predictores a los que he hecho alusión anteriormente, vemos como la permisividad, el peso de los iguales, el control de los padres tienen una influencia importante en este problema, así pues, ¿Los cambios que se están dando socialmente (padres y madres que trabajan, largas jornadas laborales, menos tiempo para estar en casa,…) aumentan el consumo de sustancias? Y ¿Si es un problema social, cómo lo podemos solucionar? ¿Son suficientes programas preventivos dentro del terreno escolar? ¿O hace falta algo más?

 

En mi opinión, la intervención que se tendría que llevar a cabo debería estar relacionada con las concepciones que los jóvenes tienen de ciertas sustancias, y como señalo Val Díaz en el debate, preguntar a los y a las adolescentes sobre que les lleva a consumir, que piensan ellos sobre las drogas, como se sienten después de hacerlo, y si conocen las consecuencias negativas que desencadenan. Puesto que solamente, cuando seamos conscientes de sus creencias y de sus actitudes hacia este consumo, es cuando se podrá hacer algo, e implementar un programa de prevención que parta de sus necesidades.

 

También, es importante introducir en este debate la idea de legalidad, puesto que aunque no pudimos profundizar en ello, para mí es de vital importancia, es decir, las leyes son constructos sociales que formamos para determinar aquello que está bien o que se permite y lo que está mal o se prohíbe, es decir, marcamos y establecemos un patrón social. Por lo tanto, el uso de ciertas sustancias legales pueden confundir al sujeto, o en este caso, al adolescente, con la idea equivoca de que al no estar restringido su uso no tiene consecuencias tan negativas y que por lo tanto invita más a probarlo y a consumirlo. No considero que sea una cuestión política o por lo menos no pienso que esta sea considerada como tal por parte de los adolescentes.

 

En conclusión, creo que los factores establecidos por la investigación mencionada y las diferentes variables que ha estudiado en cada uno de ellos, deberían tener un gran peso a la hora de realizar programas de prevención, puesto que en mi opinión, recogen muchos de los aspectos que influyen en el uso de sustancias. Y resaltar también la idea que expuso Mª del Carmen Poy en el aula, de que hay que enseñar a los alumnos y a las alumnas a tomar decisiones por ellos mismos, es decir, un programa de prevención no debe ser un “programa parche” sino que debe durar en el tiempo y evaluarlo a largo plazo, por ello, no basta con llevarlo a cabo un año y desaparecer, sino que requiere de un seguimiento y de una evaluación continua a lo largo del tiempo. Porque por el contrario, quedará como una intervención o una información que se da aisladamente sin contextualizarla y sus resultados, como hemos visto a lo largo de la lectura que hacía mención al programa DARE, serán nefastos.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

v  J. Gil Flores (2008) “Consumo de alcohol entre estudiantes de enseñanzas secundarias. Factores de riesgo y factores de protección” Revista de educación, nº 346. Pág. 291- 313.

 

v  M.E. Kanof “ Youth Ilicity Drug Use prevention: DARE long-term Evaluations and Federal Efforts To Identify Effective Programs”

 

v  J.E. Schulenberg; P.M. O´Malley; J.G.Bachman; L.D. Johnston (2003) “How academic achievement, attitudes, and behaviors relate to the course of substance use during adolescence: a 6 years, multiwave national longitudinal study” Journal of Research on adolescence, nº13. Pág. 361- 397.

 

v  J.M. Martinez; L.R. Lozano (2001) “Variables de protección ante el consumo de alcohol y tabaco en adolescentes” Psicothema. Vol13, nº 2. Pág. 222- 228.

 

v  M.J. Muñoz- Rivas; J.L Graña (2001) “Factores familiares de riesgo y de protección para el consumo de drogas en adolescentes” Psicothema. Vol13, nº 1. Pág. 87-94

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