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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

Intervención Psicopedagogica

UN CEREBRO ATRAPADO

La deficiencia motora se define según Martín – Cao (1990) como: “El resultado de alteraciones en el aparato motor, producidas de manera transitoria o permanentes y debidas a anomalías de funcionamiento en el sistema nervioso, muscular, óseo- articular o en varios de estos sistemas y que en grados variables, limita algunas de las actividades de la persona que la padece”.

Es decir, muchas veces las personas con esta discapacidad van a ver truncado el desarrollo normal de su vida diaria, puesto que no van a tener, en muchos casos, una autonomía total y porque no todo su entorno va a estar adaptado a sus necesidades, así pues, la palabra limitar va a estar en muchas ocasiones dispuesta por la sociedad, ya que es la que no les va a servir aquello que demandan. Por ejemplo, el dedicarse a determinados puestos de trabajo, como vimos en el video que se nos expuso en clase. Y es que, en muchas ocasiones se les cierran puertas, antes que ayudarles para que se integren en la sociedad en la que vivimos. 

Además tenemos que tener presente las múltiples consecuencias que esto provoca en el individuo, como baja motivación, problemas en el desarrollo de la autoimagen  la personalidad, baja autoestima, etc. Por todo ello, es importante conocer el grado de afectación de la persona, como le perjudica esto para su vida diaria, que puede o no hacer, etc.

Aunque nos tendremos que fijar mas y prestar mas atención a aquellas habilidades que tienen intactas o  las actividades que  pueden llevar a cabo de una forma autónoma, porque esas serán las que potenciaremos, y sobre las que realizaremos mayor hincapié para conseguir que la persona pueda realizar la mayor cantidad de cosas por el mismo, sin depender de los demás. Es decir, tal y como dice Jesús Nicasio García Sánchez: “Nuestro enfoque va en la línea de potenciar al máximo los recursos de que dispone el alumno, hacerle lo más capaz posible”.  

No podemos pasar por alto, que los sujetos que poseen estas características no tienen porque presentar “una deficiencia mental”. Este punto me parece clave para poder comprender a la persona y para ser capaces de ayudarla, ya que por su aspecto, y como vimos en el video, muchas veces sufren de engaños por parte de los demás, reciben un trato diferente, se les habla y se les mira de otra manera, y son considerados como algo que no son, olvidando o solamente ignorando que escuchan y comprender todo, y que como he puesto en el título, son un cerebro atrapado en un cuerpo “defectuoso”. 

Así pues, solo necesitan “recuerdos diferentes para alcanzar resultados equivalentes”, y que desde pequeños reciban la misma atención y motivación por parte de su entorno  cercano (padre, familiares, amigos) como de la sociedad (colegio, barrio, etc.), ya que como cualquier otro niño, necesitan de los demás, necesitan salir, establecer relaciones, conocer los alrededores…Esto no quiere decir tampoco , que estemos todo el día encima del niño, agobiándole y cubriendo sus posibles necesidades antes de que el las pida, ya que debemos dejarle que sea el mismo quien realice el esfuerzo de comunicarse con los demás, para que trabaje sobre esto, para que ellos mismos consigan dominar sus destrezas lingüísticas, y que no se dé el “aprendizaje de dependencia”. 

Dentro del contexto familiar y comunitario, todo lo que he dicho hasta ahora va a ser muy importante. También tendremos que fijarnos en las necesidades especificas que presentan bien, para darles una respuesta educativa adecuada a su desarrollo o bien, para buscar vías alternativas de comprensión. Según J.N. García Sánchez debemos fijarnos en los siguientes aspectos:

 -                                 Motricidad: diferenciando dentro de este apartado, la zona de movimiento libre (ZML) que se refiere al espacio en el que se producen las acciones que el niño realiza sobre su ambiente. Y la zona de acción promovida (ZAP) que se refiere al espacio físico y social que se crea para la acción conjunta entre el niño y el adulto, la cual debe compensar la ZML, si esta es muy restringida.

-                                 Intencionalidad comunicativa: es importante que los padres establezcan una adecuada expectativa respecto de lo que pueden ser o hacer sus hijos, puesto que si no lo hacen es difícil que este puede mostrar respuestas acordes con su medida. En este apartado es muy importante el juego que establezcamos con el.

-                                 La autonomía (control de esfínteres, alimentación y vestido): hay que hacer que los niños consigan el control de sus esfínteres, el comer solos y el vestirse, pero todo esto hay que conseguirlo de la mejor forma posible, es decir, intentar la mayor autonomía y la mayor integración utilizando por ejemplo materiales adaptados y no empeñarnos que lo realicen con “instrumentos normales”, es decir a la hora de comer, utilizar cuchillos con el mango especial, platos con borde, instrumentos diseñados para cortar, etc. Y a la hora de vestirse tener en cuenta de que esta hecha la ropa, que sea cómoda, pantalón con tiro más alto, etc. 

Visto esto, me centraré a continuación en la intervención que se realiza en el ámbito educativo.

Para empezar y antes de intervenir, tendremos que llevar a cabo una evaluación que debe ser extremadamente cauta tanto con el diagnostico intelectual como con los pronósticos de desarrollo que se hagan, además debe recoger información de todos los elementos que intervienen en el proceso educativo (alumno, contexto de desarrollo familiar, escolar y social), a través de entrevistas, observaciones, etc. Esta evaluación nos ayudará a realizar las adaptaciones de acceso al currículo y a realizar adecuadamente la evaluación psicopedagógica. 

Dentro de la intervención nos centraremos en: 

-                                 Ayudas técnicas y la adaptación de materiales: como he dicho antes sobre los materiales utilizados para la comida o el vestido, también para aprender dentro de la escuela deberemos utilizar aquellos recursos que les hagan más fácil la adaptación a lo que se haga en clase. Es importante también la idea que recalca J.N. García Sánchez de: “Adaptar el material al niño, y no el niño al material”, y elegir aquellos que resuelvan mejor sus peticiones

.-                                 Adaptaciones curriculares en las áreas del currículo: la coordinación de los equipos es imprescindible, y los elementos curriculares sobre los que se inciden son: la temporalización y sobre priorizar, matizar, introducir o eliminar objetivos y contenidos.

-                                 Educación secundaria: para iniciarla los alumnos deben haber adquirido las técnicas instrumentales de lectura, escritura y cálculo.

-                                 Relaciones afectivas y sexuales: la educación de la sexualidad, y la afectividad debe tener en consideración similares objetivos y contenidos que se tienen con los demás alumnos, puesto que algunos niños a pesar de tener una discapacidad motora tienen una sexualidad completa. 

Llevando todo esto y uniéndolo con las ideas de clase, puedo decir que las dificultades que encuentran las personas con esta discapacidad son muchas veces creadas por la sociedad, por ejemplo: la dificultad que encuentran para moverse por los alrededores de su casa porque no están bien adaptados, la dificultad para encontrar trabajo porque no se piensa en ellos, la dificultad para comunicarse con los demás por las expectativas que se tienen creadas en la sociedad sobre su desarrollo intelectual, los problemas para encontrar pareja, etc.

Por todo, me parece importante la integración de estos niños desde pequeños en centros escolares ordinarios, porque es importante atender a sus necesidades pero también educar a los que les rodean, pues es la única firma de mirar, comprender y actuar con la diferencia. 

Como dice Vygotski “lo peor de una deficiencia física no son los trastornos biológicos que acarrea, sino el defecto social que produce, los problemas para la incorporación a la sociedad y a la cultura”.    

BIBLIOGRAFÍA: 

-          J. N. García Sánchez “Intervención psicopedagógica de los trastornos del desarrollo” Editorial: Psicología Pirámide. Madrid (2007)

-          http://sapiens.ya.com/eninteredvisual/rincon_de_la_dm.htm

-          http://www.crisalida.edu.co/motora.html

TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD

    Según el departamento Americano de Salud, Educación y Bienestar, Clements (1996) se define este trastorno como: “un trastorno de  conducta y del aprendizaje que experimentan niños con una inteligencia normal y que aparece asociado con disfunciones del sistema nervioso central” y se manifiesta por: hiperactividad, desajuste perceptivo- motores, inestabilidad emocional, deficiencias de atención y coordinación general, impulsividad, trastornos de audición, del habla, deficiencias de memoria y de pensamiento, signos neurológicos menores o irregularidades electroencefalográficas y dificultades especificas en el aprendizaje. 

En cambio, en la actualidad, vemos como a través del DSM- IV y el ICD- 10 se caracteriza por la posibilidad de este trastorno con otros como por ejemplo: el de conducta o el de ansiedad, y se exige la presencia de tres síntomas esenciales: 

-          Inatención.

-          Hiperactividad.

-          Impulsividad. 

Y deben aparecer por lo menos tres síntomas de cada uno. Además deben persistir a lo largo del tiempo y a través de las situaciones con desajustes significativos al menos en dos contextos. 

Hago hincapié en la definición, porque me parece importante distinguir aquellos síntomas que rodean este trastorno, puesto que en la actualidad parece existir una gran fiebre por decir que todos los niños lo padecen. Y es que, en cuanto un niño/a no se mantiene horas y horas sentado en la misma silla, o es un poco inquieto ya le colocamos la etiqueta de “hiperactivo”, sin darnos cuenta que muchos de los síntomas que percibimos pertenecen al desarrollo normal de cada niño/a. 

En el DSM- IV, se plantea la existencia de tres subtipos de TDAH: 

-          Subtipo predominantemente inatento: se caracterizan por ser: perezosos, lentos, despistados, descuidados, apáticos, callados con tendencia a soñar despiertos. Pueden ser mas dados a tener dislexias, discalculias y experimentar problemas asociados de carácter internalizante, como ansiedad, depresión, inhibición o timidez. Presentan también, trastornos propiamente del lenguaje. En relación con sus iguales, suelen sufrir aislamiento social, olvido o abandono por parte de sus compañeros. Responden menos favorablemente a los psicoestimulantes.

-          Subtipo hiperactivo /impulsivo: experimentan una alteración en su funcionamiento global tan importante como los sujetos con TDAH combinado y tienen mas problemas comportamentales que los TDAH predominantemente inatentos. El 80% están asociados a problemas más de comportamiento.

-          Subtipo combinado: presentan problemas de atención caracterizado por la desorganización, la necesidad de estrecha supervisión y el fracaso en completar las tareas. Suelen presentar conductas agresivas, desafiantes y oposicionistas. Son muy frecuentes los trastornos combinados del habla y lenguaje. Suelen padecer un claro y activo rechazo de sus iguales y se suelen implicar en riñas, peleas, actos agresivos, robos, etc. 

La mayoría de los elementos de esta clasificación se pueden detectar entre los seis y los nueve años y se van incrementando de forma progresiva con la edad. Normalmente, influyen en la conducta, tienen consecuencias negativas sobre el desarrollo cognitivo, personal y social e interfieren en el aprendizaje escolar y en la adaptación socio- personal general del sujeto. 

Por lo tanto, como vemos no es cualquier cosa, debemos ser cautos al diagnosticarlo y no podemos sacar conclusiones sino tenemos evidencias claras. Por ello, la evaluación, debe estar compuesta de varios pasos, como por ejemplo: debemos realizar observaciones directas del niño en contextos naturales, contar con las opiniones de distintos profesionales (médicos, psicólogos, profesionales,…), entrevistas, etc. 

Porque al igual que otros niños, los alumnos con estas características tienen unas determinadas necesidades educativas especiales que debemos intentar cubrir y dar respuesta a lo que se nos reclama, ya sea con otra metodología, realizando los exámenes de forma diferente, cambiando las actividades o utilizando diferentes recursos, etc. 

Otro  aspecto que me lama atención, es la forma de responder a los diferentes subtipos, pues a mi parecer, el trato que recibe el alumno/a con TDAH predominantemente inatento, es insuficiente, puesto que como no da tantos problemas dentro del aula (no tienen conductas agresivas ni desafiantes) pienso que son los “olvidados” dentro de la clase. 

Tampoco podemos dejar pasar as consecuencias que recaen en el sujeto con este tipo de trastornos, por ejemplo: 

-          Bajo autoconcepto y autoestima.

-          Dificultades en el desarrollo social, y rechazo social.

-          Fracaso escolar.

-          Desmotivación.

-          Baja tolerancia a la frustración.

-          Labilidad emocional.

-          Reacciones bruscas. 

Estos rasgos asociados variarán según la edad y el nivel de desarrollo en el que se encuentre. 

Así pues, para intentar que estas consecuencias sean menores debemos trabajar sobre todo en el contexto social y el contexto escolar que rodea al niño habitualmente, puesto que son los que quedan directamente afectados. Podemos actuar haciendo hincapié en la prevención, dando un papel mas activo tanto a padres, como a profesores, identificando y modificando aquellas deficiencias contextuales, aplicando programas educativos, con un tratamiento farmacológico, etc. 

En definitiva, lo importante es actuar de forma estrecha entre los profesionales, los padres, los compañeros y el niño/a que presenta este trastorno, y realizarlo en su contexto natural, porque las cosas fuera de lugar no tienen sentido para ellos, y nuestro objetivo es conseguir la mayor integración posible.     

BIBLIOGRAFÍA: 

-  J. N. García Sánchez “Intervención psicopedagógica de los trastornos del desarrollo” Editorial: Psicología Pirámide. Madrid (2007) 

- M. Jiménez Hernández (coord) “Psicopatología infantil” Editorial: Aljibe. Madrid (2007)

TRASTORNO GENERAL DEL DESARROLLO, SU MUNDO ¿UNA NECESIDAD?

 Antes de comenzar mi reflexión sobre este tema, creo oportuno ofrecer una definición de que es un trastorno general del desarrollo y los trastornos que entran dentro de este tema, puesto que a parte de clarificar, considero importante el tener clara la diferencia entre unos y otros, así pues, sin más dilación, paso a realizar una pequeña reseña de que es un TGD y una pequeña descripción de cada trastorno. 

Un trastorno general del desarrollo, según el DSM- IV se caracteriza por una perturbación grave y generalizada de varias áreas del desarrollo: habilidades para la interacción social, habilidades para la comunicación o la presencia de comportamientos, intereses y actividades estereotipadas. Dentro de este trastorno encontramos: 

- Trastorno Desintegrativo infantil: su inicio se da entre los tres y cuatro años, y se relaciona con un deterioro mental progresivo, una pérdida o regresión del lenguaje y que concluye en una especie de afasia con estados de agitación transitorios, sin presentar alteraciones neurológicas ni alteraciones en la mímica. 

- Trastorno autista: la característica principal es la inhabilidad de los niños para relacionarse de gorma ordinaria con las personas y situaciones desde los inicios de su vida. 

- Trastorno de Asperger: aparece alrededor de los cuatro o cinco años, se manifiesta un contacto muy alterado, rechazan a los demás, su cociente intelectual se encuentra dentro de la normalidad la mayoría de las veces. Presentan expresión gestual muy alterada y presencia de juego estereotipado, además de una gran falta de empatía, un gusto por las actividades repetitivas, una movilidad gruesa torpe y ausencia de creatividad, entre otros rasgos característicos. 

- Trastorno de Rett: se da en niñas (por el momento) y se caracteriza por una pérdida progresiva de habilidades motoras y cognitivas y por movimientos estereotipados de manos, aparece normalmente tras un desarrollo de seis a dieciocho meses normal. 

Teniendo claras las diferencias entre unos y otros, y viendo sus principales características, pienso que ya esta el marco creado desde donde partir. Aunque me parece, que como el propio libro y los propios compañeros han hecho, me centrare en mayor medida en el trastorno autista, pues dentro de los cuatro que se presentan es el que se da en mayor proporción y sobre el que tenemos más información. 

Sinceramente, el trabajo con niños de estas características me parece fascinante, porque es como entrar en un lugar donde no se tiene permiso y has de ganarte la llave para poder introducirte poco a poco, para que abran la mirilla de la puerta y te reconozcan, y para que una vez dentro quieran compartir su espacio contigo. 

Además, tenemos que tener en cuenta su propia forma de actuar y pensar, es decir, no podemos olvidar que tienen una cierta dificultad para comprender o percibir las emociones de otros, para establecer procesos empáticos y para introducirse en la cultura propia de cada sociedad. Y por otra parte, desde una perspectiva cognitiva, saber que presentan problemas en la mentalización, en el establecimiento de una coherencia central y en el desarrollo de las habilidades metrarrepresentales. Esto me parece clave para más tarde poder intervenir adecuadamente y saber que les podemos exigir o no. Así mismo, el profesor /a que tenga contacto con estos niños debe tener presente “los limites”, o hasta donde puede llegar, puesto que psicológicamente será beneficioso para el /ella, en el sentido de que las expectativas que formulen deben ser coherentes y ajustadas a las capacidades que puede llegar a desarrollar el niño/a. 

¿Por qué digo esto? Porque en la exposición que se nos hizo, se hablo de la familia y las grandes expectativas que proyectan sobre su hijo, al pensar que al acudir a un centro ordinario van a salir de allí leyendo, escribiendo y completando los objetivos que se proponen para los niños con un desarrollo “adecuado o normal”. Por ello, me parece que este punto se debe destacar, es decir, saber con lo que contamos, que inconvenientes tenemos y que áreas o que capacidades debemos reforzar más para conseguir que nuestro alumno salga adelante de la mejor manera posible. 

Con respecto al diagnóstico que se debe llevar acabo, tenemos que fijarnos si los síntomas son permanentes o es algo puntual, y se debe descartar de otros posibles trastornos penetrantes del desarrollo, debe hacerse cuidadosamente y teniendo en cuenta aquellos aspectos donde se refleje una alteración.  

Por otro lado, la evaluación, debe ajustarse al sujeto y hacer mayor hincapié en las siguientes áreas: comunicación, cuidado personal, vida domestica, habilidades sociales e interpersonales, utilización de recursos comunitarios, autocontrol, habilidades académicas funcionales, el trabajo, el ocio, la salud y la seguridad. En definitiva aquello que le va a ser útil y que tiene una finalidad en sí mismo. 

Dentro de la intervención, creo que son prioritarios los objetivos educativos relacionados con la interacción social y la actividad funcional con objetos y, como he dicho anteriormente, centrarse en todo aquello que tenga que ver con la comunicación, la representación simbólica, el desarrollo motor, etc. Por todo esto, se debe: 

- Estimular la exploración de objetos o actividades funcionales muy simples con las manos, utilizando la música (que normalmente les motiva mucho, el espejo, que como ya vimos les encantaba, etc.) 

- Realizar ejercicios de interacción centrados en el cuerpo, para desarrollar la motivación por parte de los alumnos a querer relacionarse, a pedir objetos, etc. 

- Tener un ambiente muy estructurado, fijo, evitando aquello que lleve al niño a desorientarse o a no estar seguro. 

- Otra cosa que me pareció muy importante, es dotarle siempre de una respuesta correcta, es decir, “algo no se hace por algún motivo sino porque se debe realizar de esta forma (que es la correcta)”. 

- Debemos también adaptar los objetivos al nivel evolutivo del niño y asegurarnos de que ha adquirido los objetivos de conducta que se pretenden enseñar. 

- Retirar la ayuda poco a poco, para que el niño/a vaya haciéndolo por si mismo, esto, creo que es para todos los alumnos igual, lo único que en unos será más reiterado que en otros, pero considero que todos reclamamos ayudas a lo largo de la vida, aunque ellos lo necesiten a más largo plazo. 

- Utilizar el entrenamiento o la enseñanza incidental: es decir, cuando los movimientos o las actuaciones son iniciados por el niño, en estos momentos el maestro/a debe estar muy atento para adaptarse a las nuevas circunstancias y reformar de forma natural las respuestas adecuadas. 

- Responder ante conductas comunicativas: es importante que tengamos en cuenta las miradas, los gestos, etc. Y responderlos de alguna forma para que el niño/a les dote de un carácter funcional y se repitan mayor número de veces. - Para facilitar o favorecer que la función de petición se de con más asiduidad, debemos intentar colocar los objetos que les gusten fuera de su alcance y esperar que realicen algún acercamiento o tipo de petición, más tarde, como hicimos en clase, acercarle el objeto y cuando extienda el brazo, dárselo y reforzarle el intento. 

- Utilizar mucho los dibujos o pictogramas, porque ellos lo ven mas claro y lo entienden mejor. 

- Tampoco debemos presentar atención a las rabietas, y seguir realizando la actividad como si no hubiera sucedido nada. 

- Y para finalizar, me ha llamado mucho la atención un punto que he encontrado que dice:”Ante alteraciones de conducta autolesivas y heteroagresivas debe actuarse impidiendo su refuerzo, por lo que sebe intervenir con conductas alternativas y/o incompatibles”, por ello, es importante observar los estímulos que preceden a estas autolesiones y las consecuencias que se obtienen tras su realización. Debemos pensar que si el niño realiza esto es porque detrás existe una intención comunicativa (petición, escape o llamada de atención), por lo que, si somos conscientes, y logramos detectar lo que quiere, podremos enseñarle a lograr su objetivo con habilidades más sociales y comunicativas. 

En conclusión, debemos enfocar el aprendizaje de estos niños hacia los objetivos que hemos propuesto, e ir actuando e interviniendo siguiendo las pautas que presento,  pero sin olvidar, como dijo la profesora que vino a clase, de que son niños. De que no podemos agobiarles, de que necesitan su tiempo, su espacio, su “mundo” y que no podemos arrebatárselo, tan sólo podemos atenderles de la mejor forma posible y ayudarles a que avancen respondiendo a las necesidades educativas específicas que presentan. Teniendo en cuenta, que todos los profesores del centro deben estar implicados, porque se debe llevar a cabo un trabajo en equipo. Que la familia, y el contacto con ella debe ser regular. Y que la integración de estos niños en colegios ordinarios se puede llevar a cabo siempre que beneficie al alumno, pues no siempre los centros están dotados de los recursos necesarios para dar respuestas a todas las  demandas que presentan.   

BIBLIOGRAFÍA:

 -  J. N. García Sánchez “Intervención psicopedagógica de los trastornos del desarrollo” Editorial: Psicología Pirámide. Madrid (2007) 

- A. Gómez Artiga, P. Viguer Seguí, M.J. Cantero Lopez (coords) “Intervención temprana, desarrollo óptimo de 0 a 6 años” Editorial: Psicología Pirámide. Madrid (2003)

¿RETRASO MENTAL O DEFICIENCIA INTELECUTAL? Y SU INTERVENCIÓN

  A lo largo de este tema hay varias ideas que me han llamado la atención, por ejemplo: 

- Que la discapacidad intelectual debe concebirse desde un enfoque que subraye en primer lugar a la persona como a cualquier otro individuo de nuestra sociedad.

 - Que cada vez, se intenta alejar más la idea de que el retraso mental es un rasgo del individuo para plantear una concepción basada en la interacción de la persona con el contexto. (Esto lo veíamos también, reflejado en la definición de necesidades educativas especiales, ya que, eran aquellas que el sistema no podía cubrir en la vía ordinaria y tenía que darlas respuesta a través de otros caminos, por lo tanto no pertenecían al sujeto) 

- El análisis que hace Luckasson y cols. En el 2002, sobre los principales argumentos de las críticas que se realizan desde la literatura científica sobre el término de Retraso Mental a favor del término de deficiencia intelectual. Y es que todo esto que acabo de presentar me parece muy importante para lo que estamos trabajando. A simple vista, puede parecer una mera lucha de términos para denominar a lo mismo. Pero en mi opinión, es una guerra para hacer caer ciertas barreras, para derribar prejuicios y para comenzar a dar una respuesta más individualizada y específica, puesto que con el término de Retraso mental, parece que da igual el grado de deficiencia intelectual que se tenga, pues todo, al fin y al cabo cae en el mismo saco. 

Además, según se ha utilizado el término en nuestra sociedad, esta lleno de connotaciones negativas, que menosprecian al individuo, y de alguna forma provocan la burla o la mofa. Así pues, pienso que el término de “retraso mental” deberíamos mantenerlo en silencio y guardarlo en un baúl.

Otro aspecto importante en este tema son las dimensiones que propone la nueva definición del 2002 y que abarca: a) las habilidades intelectuales, b) la conducta adaptativa, c) la participación, interacciones y roles sociales, d) la salud y e) el contexto, ya que en comparación con las que se proponían en el año 1992, estas son más específicas y creo que engloban mejor todos los aspectos de la persona, y por tanto se le puede ofrecer ayudas y apoyos más planificados, más claros y, como he dicho al principio, más específicos. Saber bien que es lo que queremos conseguir, como vamos a llegar hasta ello y porqué, es indispensable para ofrecer una intervención ajustada y de calidad a cada una de las dimensiones planteadas anteriormente. 

Relacionado con esto, me parece oportuno mencionar las tres funciones del proceso de evaluación, puesto que para llevar a cabo la intervención, primero debemos realizar este paso que cubre tres tareas como: 

1.      La de diagnóstico:

-          Ver si hay limitaciones significativas del funcionamiento intelectual.

-          Limitaciones significativas de la conducta adaptativa.

-          La edad de aparición antes de los 18 años. 

2.      Clasificación y descripción: ver los puntos fuertes y débiles en las cinco dimensiones que hemos visto, y las necesidades y apoyos. 

3.      Perfil de necesidades de apoyos: para mejorar el funcionamiento. Las nueve áreas son:

-          Desarrollo humano.

-          Enseñanza y educación.

-          Vida en el hogar.

-          Empleo.

-          Salud y seguridad.

-          Conductual.

-          Social.

-          Protección y defensa. 

De esta forma, conseguiremos mejorar o contribuir al desarrollo, la educación, el interés y el bienestar de la persona con la que estemos tratando, asimismo, intentaremos lograr una mayor integración, dado que el hecho de tener una deficiencia intelectual y tener unida a ella determinadas características, no impide que la persona pueda desarrollarse en todos los aspectos de su vida.

Por lo tanto, la clave esta en los apoyos que recibe para llevar a cabo todo que proponemos. Por ejemplo, dentro de la formación laboral que deben recibir, debe estar organizada de tal forma que las instrucciones sean directas, que facilite la práctica reiterada de la actividad, desglosar la tarea en los pasos que la componen, etc.

En definitiva, responder a las necesidades educativas especiales que presentan. Estas necesidades educativas deben ir dirigidas a desarrollar en el alumno una serie de competencias básicas, por ello en ocasiones será necesario acudir a adaptaciones curriculares, programas de diversificación o materias optativas, es decir, todo aquello que nos ayude a promover una mayor autonomía en el contexto escolar, social y familiar; adquirir ciertas competencias sociales, desarrollar las capacidades mentales básicas, mejorar su nivel de autoestima y auto concepto, aumentar la capacidad de comunicación, etc. 

Es importante, para llegar a este fin, que la forma de dar clase se modifique, puesto que si seguimos como siempre, estos alumnos quedarán normalmente excluidos del sistema. Hay que poner atención a la organización del aula, que debe permitir agrupamientos flexibles, presentar materiales didácticos diversos, etc.; a los objetivos y contenidos referidos a actitudes, valores y normas y en relación a etapas anteriores; a la metodología y actitudes que proponemos, que deben favorecer la motivación, utilizar el refuerzo positivo, mediar en el aprendizaje, y favorecer la generalización; y a las técnicas y estrategias, usar el modelado, enseñanza incidental, el Role- playing y la resolución de problemas. 

En definitiva, creo que los alumnos con alguna deficiencia intelectual deben estar dentro del sistema ordinario, puesto que su objetivo principal en la escuela es desarrollar determinadas competencias básicas para mejorar su integración social, laboral y educativa. Para conseguir esto es necesario una buena evaluación y la intervención que ella conlleva, además de cambiar la metodología dentro de las aulas para promover este desarrollo en todas las dimensiones de la persona. 

BIBLIOGRAFIA: 

-          Jesús Nicasio García Sánchez, “Intervención psicopedagógica en los trastornos del desarrollo”, Editorial: Psicología pirámide, (2007), Madrid. 

-          Miguel Ángel Verdugo Alonso “Análisis de la definición de discapacidad intelectual de la asociación americana sobre retraso mental de 2002” 

-          María Gómez Vela, “Retraso mental y necesidades educativas especiales” .Universidad de Salamanca. -          Miguel Angel Verdugo Alonso. “Capítulo tres: Evaluación y clasificación”. 

-          VVAA (1999) “¿Cómo determinar sus necesidades educativas? En la respuesta educativa a los alumnos gravemente afectados en su desarrollo”. Madrid: MEC-CIDE 

-          David Saldaña Sage “Características del aprendizaje de las personas con discapacidad psíquica y nuevas tecnologías” Sevilla 6 de marzo del 2001.

UNA UTOPÍA POSIBLEMENTE ALCANZABLE

He escogido este título partiendo del texto de Javier Tamarit, ya que me parece el más adecuado para tener esa esperanza que en muchas ocasiones los profesores pierden ante algunos de sus alumnos “diferentes”. Y pronuncio esta palabra en voz baja, puesto que nunca podremos tener en nuestras aulas a veinticinco alumnos iguales, con las mismas características, porque vivimos en hogares distintos, porque cada uno lleva a su espalda sus propias experiencias y porque no todos nacemos con las mismas capacidades ni las desarrollamos de la misma manera. Partiendo pues, de esta base, ¿por qué nos empeñamos en la homogeneización?, ¿por qué tratamos de modo distinto a aquellos que tienen alguna discapacidad? ¿Y los demás alumnos “normales”? ¿no necesitan un trato diferente cada uno? Creo que no a  todos los alumnos les tratamos de la misma forma, hay algunos a los que preguntamos más, a otros les otorgamos un trato diferente y en cambio no lo llevamos ni lo contamos como una carga ni nada parecido,  como parece en algunas ocasiones con aquellos chavales que tienen necesidades educativas especiales.  Y es que como defiende Jesús Nicasio García Sánchez  estas necesidades educativas especiales se crean cuando no pueden ser atendidas por los recursos ordinarios que nos ofrece el sistema, es decir, en mi opinión las necesidades las reclaman todos los niños, solamente que unas son mas costosas que otras. Y hablo de costes porque las de un alumno, digamos “normal”, va a reclamar un tipo de intervención que puede hacer directamente el profesor el solo, sin necesitar ayudas externas, en cambio, un niño con deficiencia auditiva o deficiencia mental por ejemplo, necesitará otras atenciones que requieren de más recursos que, en muchas ocasiones, el estado ofrece pero los centros no disponen. Por este hecho, por este querer y no poder, por pedir lo que se debe y lo que se promete y recibir una negativa o una larga espera como respuesta el alumno se ve perjudicado, el docente sin tiempo y al final acaba siendo una valla que debe saltar nuestra educación para que el alumno reciba ese derecho que tanto le corresponde. El entorno físico, el social, las escuelas, la familia y la comunidad son como dice Jesús Nicasio responsables de la disminución de estas necesidades, por ello, son unos campos donde debemos trabajar para que todos tengamos las mismas posibilidades y oportunidades para vivir, para autorrealizarnos. No podemos olvidar que para esto no basta con hacer todo igual, si no todo adaptado para que todas las personas puedan tener acceso a esa posibilidad.  Porque ante todo, son niños y tienen sus derechos, y entre ellos se encuentra el derecho a la educación. Merecen tener lo que les corresponde, porque tienen sus sueños y sus proyectos, y nosotros debemos apoyarles y ofrecerles todas las vías que podamos para que los puedan alcanzar.  Todas las personas como dice Tamarit “tienen sus limitaciones pero también sus puntos fuertes”, esto es generalizable a todas los sujetos que conformamos la sociedad, por ello, no podemos olvidar que de todos podemos sacar algo, que en todos nosotros hay un punto de arranque del cual podemos tirar para llegar más lejos, lo único que hay personas que lo tienen más escondido o que cuesta mas esfuerzo encontrarlo. Aquí es, en mi modo de ver, donde se debe realizar la intervención psicopedagógica, en la indagación, en la búsqueda, en el tratamiento, en el entorno y en todo lo que rodea al niño. Las clasificaciones para ubicar los distintos trastornos del desarrollo son diferentes, cada una se rige por  unos principios o por unos ejes que vertebran toda las categorizaciones, pero en realidad, no entiendo muy bien la ventaja de teorizar si no se lleva luego a la practica, así pues vería mucho mejor si esto se transformará en la cotidianidad  del día a día que nos lleva a mejorar la situación de los alumnos y así conseguir que todo funcione como debería. El final de esta intervención la encontramos en la palabra integración. Para mi es la meta que debemos buscar, porque a través de ella las personas podemos convivir, somos iguales unos a otros en lo que respecta a las salidas que se nos dan. Es como decir: “todos somos iguales pero todos somos diferentes”, ya que, tenemos los mismos derechos y deberes ante el mundo y ante nuestra sociedad pero cada uno es irrepetible, y tenemos que fomentar esa diferencia, puesto que aprendemos de ella, debemos dar accesibilidad a las diferencias, a todas, a las que más destacan a la vista, por ejemplo un síndrome de down, o aquellas que pasan mas desapercibidas como puede ser un déficit de atención. Aunque para conseguir esto se precisa una gran organización, mucha colaboración y mucho entusiasmo. Una vez que juntemos esto y lo mezclemos bien, tal vez esa utopía que decíamos al principio, pueda ser alcanzable por todos nosotros.