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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

EL VIAJE INTERRUMPIDO

Unas luces que me indican que comienza la carrera, la cuenta atrás para comenzar a correr, ya lo veo, se puede decir que soy capaz de visualizar a donde voy y que es lo que quiero.

Pero parece que mi objetivo no lo tiene tan claro, pasa a mi lado sin saber si llegaré hasta el, no me mira, es más, hace que no me ve, va veloz, no detiene su camino porque debe también llegar a su destino.

Y su destino es el mío, es compartido, se sitúa a tan solo 100  metros de nosotros, y a partir de ahí comenzamos la carrera. El es más rápido, podemos decir que tiene seis piernas, cuatro más que yo, y que no tiene dolencias, va libre, no lleva nada en los brazos y además su tamaño no se puede comparar el mío.

Yo, uno ochenta de estatura, una carpeta en el brazo con tres libros y todos los apuntes que me he llevado por la mañana para estudiar, el bolso, unas zapatillas que no entiendo muy bien el porqué, pero siempre se me desata el cordón (da igual los nudos que haga), y un cansancio físico que se va a acumulando a causa de un  madrugón y de unas navidades repletas de turrón, roscón, y muchas comidas al igual que cenas.

Por fin, veo que se para, esta claro, ha llegado antes que yo, pero mi carrera no cesa, mi esperanza sigue conmigo, quiero que aguante por mi unos segundos más, dos, tres, no se exactamente cuanto, pero que espere.

El baja la cabeza, ha decidido seguir adelante sin más, sin importarle nada, sin importarle lo que me pueda pasar en esta media hora…y es que se no puede aguardar un instante. Así pues cuando yo llego, el ya se ha ido y solo me da tiempo a rozar levemente la puerta por la cual debería haber entrado.

Ahora, no importa la indignación que pueda tener, el enfado, la desilusión, las ganas, porque ahora me tocará esperar otra media hora para poder ver otro autobús con sus letras luminosas, en las que se puede leer: Torrejón- Alcalá.

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