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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

MARCO PARA UNA INTERVENCIÓN EDUCATIVA EN EL MALTRATO

Para comenzar quiero primeramente recalcar la importancia de este tema, que a mi parecer resulta primordial, es decir, la investigación tiene que servir para algo, el conocimiento que obtenemos de la realidad nos tiene que ser útil para poder mejorar aquello que sea negativo Por ello, me parece tan adecuado el estudio de la intervención que se pone en práctica, para conseguir: la mejora de la convivencia, la resolución de conflictos, para reducir el maltrato entre iguales,…, es decir, servirnos de la realidad para construir conocimientos, pero también devolverle aquello que construimos. En definitiva, un paso más allá de lo simplemente descriptivo, o de los porcentajes que  nos dicen que se da con mayor frecuencia.

 

Dentro del texto se nos exponen una serie de modelos desde el cual llevar a cabo esta intervención para conseguir una mejora de la convivencia, exponiendo así por ejemplo, nos encontramos con los que sugiere Sullivan (2000):

 

-                Enfoque punitivo.

-                Enfoque de consecuencias.

-                Enfoque de los sentimientos.

 

O los que exponen Torrego y Moreno (2000), que los diferencia igualmente en tres categorías:

-                Punitivo- sancionador.

-                Relacional.

-                Integrado.

 

En mi búsqueda por posicionarme en alguno de los enfoques me encontré ante un dilema puesto que al leer el de Sullivan encontré claramente que estaba a favor del enfoque de los sentimientos, puesto que estoy de acuerdo con que el castigo o las sanciones no sirven de nada  porque en ellos se pierde a la persona, es decir, se trabaja de forma tan burocrática que acaba desapareciendo el alumno o la alumna que ha tenido el conflicto, o que ha tenido alguna conducta disruptiva en el aula, etc. y por otro lado el de las consecuencias no creo que alguien que cometa una falta continuada le valgan estas consecuencias, es decir,  el que continuamente comete una “infracción” y recibe como respuesta una sanción acaba por minimizar o quitarle importancia a los efectos o resultados de su acción.

 

Por ello, al intentar intervenir desde el punto de vista de las relaciones, se deben cuidar estos compromisos que se establecen en las interacciones positivas, mantener la confianza que se deposita en los demás, y como se dice en el texto “humanizar la relación”, pienso que esto  más interesante, y más beneficioso para todos los protagonistas que entran a formar parte de la institución. Porque al final, la escuela es un lugar socializador, que debe preocuparse por los conocimientos que el alumno o alumna aprenda, los contenidos que se den, pero también y sobre todo, debe preocuparse de que se trabaja con personas, que se les debe proporcionar recursos y apoyos para mejorar su calidad de vida, y que al ser inseparables de una sociedad, muchas de esas estrategias que se ofrezcan desde este lugar deben ir dirigidas hacia esa meta u objetivo.

 

Igualmente, dentro de los enfoques que presentan Torrego y Moreno (2000) encuentro que el punitivo, es comparable o igual con el que expone Sullivan. Aunque dentro de los dos siguientes encuentro una diferencia, puesto que si me tuviera que posicionar no se exactamente donde lo haría.

 

El enfoque relacional me parece vital en el sentido de que introduce, como se dice en el texto, tres conceptos: reparación, resolución y reconciliación de los pares. Y me parece muy importante que el alumno o alumna que es víctima pueda como se dice “recibir una restauración material, inmaterial, o moral por parte del agresor”, es decir, trabajar con las relaciones que se crean dentro del grupo, considero que es una parte fundamental de la intervención que tenemos que tratar, aunque como pega, me parece que en muchos casos esta moral autónoma, y este lugar de dialogo que hay que encontrar dentro de la escuela es difícil conseguirlo, no por tiempo o por energía como se expone en el texto, sino más bien por experiencia, tradición, rapidez, orden de prioridades, exigencias desde la sociedad, cultura etc. es decir, queremos que los alumnos aprendan rápido aquellos contenidos que aparecen en el currículum y se entiende que para ello no podemos perder tiempo en cosas como las relaciones que se crean dentro o fuera del aula, entre compañeros o, profesores y alumnos/ as. Por esta razón, lo veo complicado el llevarlo a la práctica.

 

Por otro lado, encontramos el enfoque integrado, que me parece una mezcla entre el sancionador que proponen estos autores, con el de los sentimientos de Sullivan, porque se basa en unas normas y en su establecimiento, pero partiendo de los propios sujetos que deben, por un lado participar y  por otro, formar parte de estas “leyes” que están construyendo. De esta forma, se crean límites o reglas pero a partir del propio grupo, y dentro de estas, se tienen en cuenta las aportaciones y circunstancias de cada individuo.

 

Por esto, no encuentro que se deba polarizar tanto los enfoques, sino que se puede llegar a crear una forma de intervenir cogiendo aquellos aspectos positivos que se muestran en cada uno, por ejemplo, encuentro normal que haya normas, puesto que dentro de  los grupos se forman de forma espontanea aunque no las veamos, por ello el crearlas, me parece buena idea siempre que se realice de forma colaborativa y donde exista un grado pleno de participación. Por otro lado,  el tener en cuenta las consecuencias de las acciones ayuda a que las personas seamos más reflexivas, y a lo mejor el centrarnos más en las posibles consecuencias que puedan tener nuestros actos a nivel de relación sea más importante que el mirar los efectos de forma personal, es decir, para poner un ejemplo: va a ser más importante mirar las consecuencias que puedo provocar a alguien si le pego todos los días en el recreo, que el que me puedan poner una notificación o un parte por pegar a un compañero. Esto irá directamente relacionado con las relaciones y la convivencia que se dé en los centros.

 

Asimismo, si atendemos a los ejes en los que se van a basar las intervenciones, y que se exponen igualmente en la lectura, encontramos varios, como son:

 

-          Naturaleza: personal o relacional.

-          Finalidad de la intervención: remediadora o preventiva.

-          Carácter: hacía individuos aislados o sistémica.

-          Implicación del conjunto de la comunidad escolar en las decisiones relativas a la convivencia: autoritario o participativo

-          Tipo de sanción: punitivo o reparador.

 

Dependiendo de donde nos situemos vamos a encontrar resultados totalmente diferentes, porque nuestros objetivos serán distintos, y a mi forma de ver, el más sancionador estaría buscando acabar con la diferencia, expulsar todo aquello que no se mantenga igual a la “norma” y excluyendo a todo el que no forma parte de un patrón establecido, por lo tanto estaríamos promoviendo desde el centro escolar un ejemplo, de lo que precisamente, no queremos que se reproduzca en los alumnos. En cambio el educativo, lo que va a buscar es educar para la inclusión, el aceptar y valorar la diferencia, el humanizar las relaciones, y hacer que el espacio de la escuela sea algo más que un lugar donde se imparten conocimientos.

 

Teniendo en cuenta las medidas que se deben llevar a cabo a la hora de intervenir (“toma de conciencia de la situación de la convivencia en el centro, actuaciones en el conjunto del centro, actuaciones en el aula, actuaciones con las familias y el entorno social, evaluación de la intervención”) me parece importante esta primera revisión que se hace sobre el diagnóstico de la situación y de las concepciones de las que se parten en el centro, puesto que así podremos mejorar nuestra intervención ajustándolas a las necesidades que se crean dentro del centro, y de esta forma, mejorar la implicación de todos los agentes en su desarrollo, llegando al siguiente punto de “ actuaciones en el conjunto del centro”. Es decir, el cambio debe ser global y no sirve que se haga en una pequeña parcela, puesto que las concepciones y creencias suelen estar muy arraigadas y para poder modificarse necesitan un cambio completo de estructuración y de cultura, que haga posible a continuación, un nuevo establecimiento de conductas, de valores, de formas de actuar, etc.

 

Sin olvidarnos, en ningún momento, que nos movemos dentro de una sociedad, la cual va modificándose y va a ir teniendo repercusiones o influencias dentro de nuestra cultura, y que tenemos que tener en cuenta, que aquello que respondamos desde nuestra intervención va a tener que ir reformulándose a lo largo del tiempo,  es decir, no es una “fórmula mágica” sino que tiene que ser el producto de un trabajo continuo de adaptación a las necesidades de las que se parten y a las metas que se buscan y se replantean en cada momento.

 

Igualmente, todo lo que se proponga en el centro, y todos los cambios que se quieran introducir, deben estar reflejados en el aula y en la actitud de los profesores. Puesto que no vale “predicar” los valores, o las creencias, cuando no lo seguimos con el ejemplo, por ello, estoy de acuerdo con dos aspectos:

 

-          Se debe hacer hincapié con la formación del profesorado, puesto que muchos se sienten perdidos ante estos cambios que se producen en la sociedad y acaban comportándose de una forma muy tradicional y autoritaria, creyendo que está dará los resultados que ellos esperan y frustrándose al ver que los resultados son totalmente lo contrario.

-          Debemos introducir esa nueva intervención dentro del equipo docente, es decir, debemos ser coherentes con nuestra práctica y lo que inculcamos. Así pues, si creemos que el aprendizaje cooperativo es importante para las relaciones que se crean en el grupo y favorece en la mejora del clima escolar, entonces también es importante que los docentes trabajen de esta forma. O si pensamos que las dinámicas del grupo influyen en nuestro trabajo y que la exclusión puede provocar daños a la víctima, entonces no excluir tampoco a ninguno de nuestros compañeros.

 

Es decir, yo como alumna me he sentido muy defraudada cuando he visto a profesores que intentaban promover unos valores y unas ideas que luego comprobabas que ellos no los llevaban a cabo. Por ejemplo, el hablar de que había que escuchar a los alumnos, partir de sus propias necesidades, para luego comprobar que a nosotros nunca se nos había preguntado nada, y nuestras clases estaban muy jerarquizadas. Entonces caías en la incoherencia, en no entender  que si lo que promovían estaba tan bien porque no lo hacían, y te planteabas los verdaderos efectos que podían tener, o las dificultades que se podían encontrar en el proceso. Así pues, al final te quedas muchas veces con las ideas previas que tenías y no realizas ese cambio de concepción.

 

Llevando este ejemplo al tema del que estamos tratando a lo largo de esta lectura, creo que puede ocurrir lo mismo, es decir, si llevas a cabo una intervención pero no se produce un verdadero cambio de concepción, entonces la intervención, aunque haya tenido buenos resultados en ese momento, pienso que no proliferará y se quedará en ese acto puntual.

 

También, recalcar el papel de las familias, porque igual que el profesor no puedo contradecirse a sí mismo y entrar en la incoherencia, es fundamental, que tanto la escuela como la familia vayan unidas y se pongan de acuerdo en ciertos valores que se quieren inculcar. Al igual que establecer una relación de igualdad y valorar lo que nos pueden enriquecer. Porque nosotros no somos los expertos y ellos los que no tienen nada que aportar, ya que ellos son especialistas en su familia, y en cómo se establecen y relacionan, es decir, ellos tienen un papel fundamental en la educación de nuestros alumnos, al igual que nosotros lo tenemos en la educación de sus hijos.

 

En conclusión, considero que se deben tener en cuenta todas estas aportaciones, y que a la hora de evaluar no nos fijemos solo en si se han reducido o no las conductas disruptivas o los conflictos dentro de la convivencia, sino que también se evalúen las percepciones de los docentes, de los alumnos, de las familias…porque tal vez, el cambio se dé a largo plazo y no se pueda evaluar un programa justamente al final de un curso escolar. Puesto que como he dicho, creo que es importante un cambio de concepciones y estos, llevan tiempo.

BIBLIOGRAFÍA

 

ü  E. MARTÍN, I. FERNANDEZ., S. ANDRÉS, C. del  BARRIO Y G. ECHEITA (2003) La intervención en los centros escolares: mejora de la convivencia y prevención de conflictos. Infancia y aprendizaje, 26 (1), 79- 85

ü  SMITH, P.K., SHARP, S. ESLEA, M & THOMPSON D. (2004) England: The Sheffield Project. En PK. Smith, D. Pepler &k. Rigby: Bullying in chools: How Succesful can interventions be? Cambridge, RU: Cambridge University Press

 

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