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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

ASPECTOS COGNITIVOS EN EL MALTRATO

A través de las dos lecturas de esta sesión he llegado a varias conclusiones. Una de ellas es la gran importancia que se ha dado siempre al individuo y partir de este marco en los posteriores estudios de algo tan interactivo, como son las relaciones que se crean entre las personas. Por ello, me parecen importantísimas algunas ideas que aparecen en el texto de “Representaciones acerca del maltrato entre iguales, atribuciones emocionales y percepción de estrategias de cambio a partir de un instrumento narrativo SCAN- Bullying”, una de ellas y que desde mi punto de vista es clave, sería la siguiente:”es preciso profundizar en los aspectos grupales en un asunto como éste que no es sino una relación interpersonal que difícilmente se da fuera de un grupo. Además hay que tener en cuenta la importancia de la interacción entre los factores evolutivos y sistémicos en la organización de los grupos de iguales, […], el interés por ir más allá de la conducta indagando en los significados de las relaciones de victimización entre pares y en las emociones asociadas a las interacciones conductuales y representaciones cognitivas, […], y la búsqueda de nuevos métodos que permitan profundizar en las líneas anteriores”, es decir se atiende al carácter grupal, a la percepción y sentimientos de cada uno de los protagonistas y a la necesidad de nuevos métodos que ayuden a entender estas cuestiones, así pues, métodos más cualitativos, que no busquen solamente dar cifras y datos sino que su meta sea conseguir una mayor profundidad.

 

A partir de aquí, me parece sumamente interesante comprender que representación cognitivas se hace el sujeto que es agresor o víctima del maltrato, puesto que a partir de ellas, supongo que irán unidas unas determinadas atribuciones causales, y estas influirán en el tipo de acción o reacción del sujeto ante cada una de las diferentes situaciones. Por ejemplo, si la causa de que le peguen lo atribuye a su forma de ser y personalidad, tal vez, es probable que se dañe su autoestima y que a la hora de pedir ayuda le sea más difícil, aunque si la atribución la realiza partiendo de la idea de que cada día le toca a uno, que mañana cambiará, y que tiene que ver con el que agrede, tal vez, le sea más fácil recurrir a una persona externa para que le ayude. Esto es tan sólo una hipótesis, o una pregunta que me hago, es decir,  ¿se puede establecer una conexión entre atribuciones y forma de actuar?

 

El tema de las percepciones me parece muy atrayente, pero también difícil de estudiar, puesto que en algunos casos me pregunto ¿podemos encontrar sesgos? ¿Se contesta de una forma idílica qué harías en cada situación? ¿O de cómo te sentirías? ¿Cómo cambia esto a la hora de enfrentarse con la realidad? ¿Hasta qué punto estas percepciones van a influir en nuestra actuación? ¿Estas representaciones de qué forma están ligadas con las concepciones? ¿Se refieren a lo mismo? ¿Para formar una representación cognitiva es necesario saber primero de que concepción se parte? ¿Es difícil cambiar las concepciones durante el periodo evolutivo de la adolescencia? ¿Tiene alguna diferencia a otras etapas evolutivas? ¿Qué relación existiría entre las diferentes atribuciones y la organización grupal? ¿Se produce alguna diferencia dependiendo del rol que se tenga adjudicado dentro de un grupo?

 

Así pues, partir de un instrumento como son las entrevistas semi-estructuradas, me parece muy adecuado, puesto que se puede profundizar más en aquellos temas en los que el sujeto se vea más implicado o donde creamos que podemos ahondar más en aquello que más nos interesa. Y puesto que estamos relacionándonos con personas me parece importante el permitir que el sujeto se pueda expresar y establecer una relación abierta, donde investiguemos aquello que nos interesa pero recreando un clima abierto donde la persona entrevistada se sienta cómoda, ya que de esta forma, podremos obtener muchísimos más datos que si la entrevista fuera muy cerrada.

 

Del mismo modo, si atendemos a los resultados que nos ofrece la investigación, podemos ver como desde los nueve años ya se están identificando relaciones de maltrato, y que los niños y niñas son capaces de percibirlas, además de atribuir sentimientos tanto a la víctima como al agresor, es decir, pueden empatizar con lo que sienten los demás.  Es cierto, que como se expone, con el cumplimiento de edad, esas emociones que se identifican van siendo más elaboradas y son capaces de desentrañar un mayor número de sentimientos, además de unirlas o de establecer lazos entre lo que ellos sentirían si se encontraran en una determinada situación. Relacionado con esto se encuentra un apartado al que le han denominado “cambiando la situación” y que relata cómo los participantes creen que podrían mejorar la situación de maltrato, es decir, las estrategias de resolución de conflictos y de alivio emocional. Entre todas las respuestas podemos encontrar algunas como de resignación, autorrefuerzo, adaptación…y a partir de aquí, me vuelve a salir el interrogante del papel de las atribuciones, que al fin y al cabo se relaciona estrechamente con las formas en las que formamos las representaciones cognitivas.

 

Además me llama mucho la atención, el factor o factores que hacen o que influyen para que, por ejemplo, un niño decida utilizar una estrategia más basada en la emoción, como puede ser el control emocional (“yo me diría: ¡Aguanta!”) o ponga en marcha una basada en la cognición, como por ejemplo la reestructuración cognitiva (“Me diría que son unos chicos malos y no merece la pena hacerse amigos de ellos”), y dentro de esto, si esta elección podría estar influida por el nivel de desarrollo intelectual, las habilidades sociales, las dinámicas de grupos, etc. Es decir, a la hora de abordar este tipo de problemas, ¿tenemos diferentes estrategias de afrontamiento? ¿La elección de estas dependerá de la experiencia previa que hayamos tenido al ponerlas marcha? ¿Tenemos todos adquiridas estas estrategias? ¿Qué nos lleva a cambiarlas dependiendo de la situación en la que nos encontremos? ¿De qué va a depender el uso de cada una de ellas? ¿Influirá el grupo en el que nos encontremos para utilizar una u otra?

 

Asimismo, el que no se acuda tanto a los adultos, puede reflejar como dice en las conclusiones, que las estrategias en las que los adolescentes piensan difieran de las que se mencionan para resolver el problema por parte de estos. Por lo tanto, ¿cómo poder reducir lo máximo posible este salto entre las etapas evolutivas? ¿Es bueno tener estas visiones diferentes? ¿Puede en algún momento el adulto disminuir la ansiedad que sienta el joven ante esta situación? ¿Cómo llegar a un punto de unión de ambas visiones?

 

Cómo respuesta a esta última pregunta, me parece interesante que el instrumento utilizado (SCAN- Bullying) sea llevado a las aulas por los profesores en la hora de tutoría por ejemplo, ya que a través del diálogo, del ser consciente de ambas perspectivas, se pueden cambiar las concepciones, y aprender diferentes estrategias para solucionar este tipo de situaciones. Y lo más importante, realizar una acción preventiva encaminada, a la adquisición de habilidades sociales, y de comprender las dimensiones del problema, puesto que si somos más consecuentes de lo que esto entraña, tal vez podamos también reducir el número de maltratos, o como se dice en el texto: “es preciso sensibilizar desde pequeños ante dicha realidad mediante relaciones que se vivan en la escuela, inspiradas en la cordialidad y la resolución de conflictos en que todos y todas participen. Estas relaciones deben ser una práctica cotidiana que incluya al profesorado y han de ser el complemento de actividades curriculares que promuevan el desarrollo emocional y resolución de conflictos basados en el debate y la reflexión a partir de hechos cercanos, entre ellos la realidad del maltrato” (Sastre y moreno, 2002).

 

Por otro lado la investigación de J. Sutton, P.K. Smith y J. Swettenham sobre “social cognition and bullying: social inadequacy or skilled manipulation” muestra en sus resultados como a pesar de algunas creencias, no existe una relación entre aquellos que maltratan utilizando el abuso de poder y una baja cognición social, apareciendo  este fenómeno como una causa de una extraña relación diádica entre el agresor y la víctima. También se menciona como  sería conveniente realizar un estudio que se centra en la distinción entre: reconocimiento de la emoción, comprensión de la emoción y empatía con los protagonistas de este fenómeno. En mi opinión, esta investigación sería muy interesante puesto que a partir de ella, podríamos detectar desde el punto de vista del agresor porque no llegaría  completar estos niveles, o si lo hace ¿Por qué sigue con su actitud?, es decir, me parece clave comprender este aspecto para poder profundizar en las relaciones que se crean entre los adolescentes y poder intervenir de una forma adecuada, o proporcionar estrategias efectivas que atiendan a las necesidades tanto de la victima como del agresor y que les ayuda a solucionar  esa situación donde se encuentran.

 

De la misma manera, lo que nos permite igualmente esta investigación es romper con estereotipos o concepciones, es decir, un alumno que maltrata a otro no tiene porque tener menos puntuaciones en lo que se refiere a la cognición social, es decir, creo que se intenta desmitificar el perfil del agresor, puesto que como se ha venido diciendo a lo largo del curso, y se expone muy bien al principio de esta reflexión, el maltrato por abuso de poder reside principalmente en las interacciones y en las relaciones que se crean entre los iguales.  Aunque si es verdad, que si atendemos a la relación familiar, la relación social, el nivel socio económico, el nivel de desarrollo, podemos presenciar ciertos factores de riesgo y de resiliencia, que podrían provocar ciertas situaciones donde el alumno o la alumna tome más el papel de agresor o agresora y el de víctima.

 

Como conclusión, decir, que al centrarnos en la parte cognitiva de las relaciones, deberíamos centrarnos en cómo se mantienen, rompen, comienzan o se perturban éstas. Y no deberíamos fijarnos tanto en el aspecto cognitivo de cada uno de los individuos. Además debemos prestar atención a qué tipo de estrategias se ponen en funcionamiento ante situaciones de este clase, para ver qué resultados se obtienen. Y como punto final, destacar el papel de la prevención, y el tratar el tema con los alumnos en el aula, dialogando y exponiendo aquellas cosas positivas o negativas que podamos encontrar, puesto que es importante crear una “conciencia social” sobre este fenómeno que está presente día a día en nuestra vida.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Ø  SUTTON, J.; SMITH, P.K. Y SWEETENHAM, J. (1999) Social cognition and bullying: Social inadequacy or skilled manipulation? British Journal of Developmental Psychology 17, 435-350

 

Ø  Del BARRIO, C.; ALMEIDA, A.; van der MEULEN, K.; BARRIOS, A. Y GUTIÉRREZ, H. (2003) representaciones acerca del maltrato entre iguales, atribuciones emocionales y percepción de estrategias de cambio a partir de un instrumento narrativo: SCAN- Bullying. Infancia y aprendizaje, 26(1), 63-78

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