VACIO MENTAL EMOCIONAL
Ha llegado el momento en el estoy mal con todo mi alrededor. Podríamos decir que las circunstancias me han desbordado y ¿por qué? Según está la sociedad actual, en crisis y sin trabajo, podría considerarme una afortunada, pero por el contrario, no es así.
Podría, además, buscar múltiples razones: problemas familiares, estrés laboral, relación de pareja…en cambio sé, que cada una de ellas no es la razón por la que me siento así, tal vez, solamente, hayan sido el desencadenante de todo. Y es que, en este punto, he llegado al “vacio mental emocional”, sí, lo sé, parece algo muy rimbombante pero es lo que he encontrado buscando en internet mis síntomas, y lo describen de la siguiente manera: “Corresponde a una vivencia de oquedad interior, de no tener nada adentro. Lo que falta atañe al plano de las emociones. Esta sensación emerge en el presente, pero involucra al pasado (la memoria histórica) y el futuro (la esperanza, el proyecto). El sentimiento de vacío puede o no estar vinculado al vacío mental estructural”.
¿Qué me decís? Parece grave, ¿verdad? Yo he pensado lo mismo cuando lo he leído. OQUEDAD INTERIOR, ¿ya no me queda nada?, ¿ni una emoción? En esto, creo que se equivocan, porque el vacio no significa estar apático y que todo te de igual, sino que se te llena el estomago de una presión, de un mal estar, y de sentimientos y emociones negativas.
Llevo presionando a mi chico para irnos de viaje a algún lado, y siempre me dice que no por irme, mis problemas van a hacer la maleta y a desaparecer cuando yo vuelva. Y yo le contesto: “pero seguramente la que vuelva para enfrentarse a ellos, vendrá más fuerte, con más energía…” pero hoy, mientras miraba por la ventanilla del coche, me he dado cuenta de que no es verdad, de que la toma de decisiones y el estar bien conmigo misma lo puedo hacer aquí, en la playa o en la montaña. Que no es el mar lo que necesito, es el coraje y la valentía para poner puntos finales, para valorarme yo lo primero y dejar de estar a expensas de lo que los demás piensen o necesiten. No puedo esconderme más detrás de los deseos de los demás, no puedo justificarme en las palabras de otras personas, tengo que ser consciente de lo que yo quiero y necesito y a partir de ahí, cortar con lo que me hace daño y no cubre mis expectativas.
Aunque, como siempre, existe el miedo. Ese que te para, que te pone las cadenas y que te deja flotando en el umbral de la puerta. Que te hace retroceder para que eches la vista atrás y para que veas lo que has tenido y puedes perder. Que no te deja salir porque sabe que si sales ya no volverás. Y es verdad, que resulta aterrador el enfrentarse a muchas de las decisiones que se nos presentan cada día, pero también estas decisiones son las que nos ayudaran seguramente a alcanzar la felicidad.
Por ahora, y aunque haya escrito todo esto, sigo sintiéndome cobarde, y buscando la espada y el escudo que me ayude a avanzar contra todo ese ejército que viene hacia mí.
2 comentarios
Microalgo -
Con la sensación de que le escribo a las telarañas del techo, vaya mi felicitación proque, si no me engaño, hoy debe ser su cumpleaños.
Felicidades, pues. Un besote.
Alejandro -
Qué bueno que sigas escribiendo. Hacía mucho que no te visitaba, algo que espero corregir en el futuro.
El vacío es un estado muy interesante. Los orientales (y los terapeutas guestálticos) pusieron de moda hace unos años la idea del "vacío fértil". Es en el vacío donde emerge una nueva situación, nueva información, sorpresas, etc..
Me parece que son más tus fantasías de lo que puede o podría ocurrir, que lo que ocurriría de hecho. Si no confirmamos nos quedamos en la fantasía. Así que comprueba qué tipo de ejército es ése, puede que sólo sea la sombra agrandada de un soldadito. O puede que no... el miedo es útil para tomar precauciones, pero muy inútil si no hacemos nada. Es una invitación a avanzar, pero con cuidado.
Esto de todas formas puede sonar a palabras vacías... me falta mucha información. Que por cierto gracias por compartir. Yo también llevo este mes sintiendo vacío o sintiéndome vacío muchas mañanas. Me suele ocurrir cuando dejo de estar conectado con el por qué hago algo o estoy haciendo algo. Cuando no contacto con mis razones o propósitos. A veces porque, como decía, desconecto, a veces porque ni siquiera las tenía, o habían cambiado y ni siquiera me había dado cuenta.
Bueno, un beso y genial que sigas escribiendo
Alejandro