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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

EN BUSCA DE LA VERDADERA NECESIDAD

A través de las diversas entrevistas nos encontramos con que muchos docentes llevaban a cabo una serie de cursos para cumplir unas horas establecidas de formación. Pero que por lo general, esos cursos que realizaban no les servían de nada, ya que no cubrían las necesidades específicas que demandaban.

 

Los únicos cursos que veían con un mínimo de eficacia eran aquellos que salían desde los propios institutos o colegios, es decir, los maestros se reunían, al igual que hemos hecho nosotros, y decidían y planteaban aquellas necesidades que encontraban cada día en las aulas. Estas eran enviadas mas tarde a los ayuntamientos, y en ocasiones recibían la respuesta a través de un curso que se realizaba en su mismo centro escolar sobre lo que habían pedido.

 

Así pues, creo que esta práctica es importante, pues se lleva a cabo dentro de los institutos y colegios y nos ayuda a delimitar aquellas necesidades prioritarias, analizando la realidad y consiguiendo un consenso entre todos los miembros docentes del centro, que es algo que me cuesta imaginar. Ya que si nosotros estudiando todos lo mismo, hemos tenido algún problemilla para ponernos de acuerdo, en un centro, donde los alumnos, la implicación familiar, las asignaturas que se imparten son tan diversas…requerirá un gran esfuerzo por parte de todos el llegar a algo común, por y para el beneficio de todos.

 

Y es que muchas veces defendemos el aprendizaje cooperativo en nuestras aulas, y nos olvidamos que todas las ventajas que relatamos, las podríamos vivir nosotros mismos si las lleváramos a cabo, entrando en contacto con los demás profesores.

 

Como cualquier cosa, esta planificación de la formación, de buscar y encontrar nuestras necesidades, de categorizarlas, lleva como dice Frances Imbernon “un desgaste energético, un coste que supone realizar algo nuevo,…, implica dedicar horas, exponerse a situaciones de incertidumbre y también que afloren aciertos  y errores” además de que en muchas ocasiones nos encontramos con el obstáculo de aquellos docentes que expresan una “resistencia a la formación”, ya sea por la edad, porque no quieren cambiar, porque se requiere esfuerzo, etc. Discrepancias que no llego bien a entender, porque la formación, la traslades luego al aula o no, lo que hace en muchas ocasiones es abrir puertas y encontrar nuevos recursos o caminos para mejorar la práctica docente.

 

En conclusión, lo que creo es que todos tenemos infinidad de necesidades, lo que pasa es que cada persona es distinta, y no todas luchan, se entusiasman, buscan e indagan de la misma forma. Por ello, muchas veces la formación se ve como una obligación para aquellas personas que no aceptan el cambio, que no viven en contacto con la realidad, y que al igual que ellos mismos, no tienen en cuenta las necesidades de sus alumnos. Por lo tanto la principal necesidad que observo desde el exterior, es que faltan ganas y motivación también desde el equipo docente.

1 comentario

Cecilia -

El cambio es un proceso que implica sorpresa, dolor, compromiso de hacer algo, reflexión.
Vámonos a un ejemplo cotidiano: cambiarse de casa. Esto implica: dejar lo conocido (el barrio, la cercanía con los amigos, las tiendas conocidas, la casa, la comodidad de conocerla, de saber cómo moverme en ella, etc, etc.) Implica conocer la casa nueva, el barrio, darse cuenta dónde están las tiendas que necesito, qué transporte me lleva mejor al trabajo, ¿podré hacer nuevos amigos?, etc, etc.
Esta situación nos produce descontento al mismo tiempo que ilusión, nos produce dolor por lo que dejamos al mismo tiempo que curiosidad por lo que vendrá.
Hay quienes nos cogemos de la sopresa y la curiosidad y dejamos en un segundo plano al dolor por lo que dejamos. Hay quienes preferimos cogernos del dolor y del miedo a lo desconocido. Una actitud u otra nos viene marcada por nuestra historia personal, por lo que si actuamos de una u otra manera, lo hacemos por algo, tenemos un justificativo. Otra cosa es si una actitud es mejor que la otra.
Esto mismo ocurre con el cambio en la práctica docente. Hay quienes no quieren dejar sus prácticas porque no se sienten preparadas o fuertes para enfrentan el miedo, el dolor. Y hay quienes les interesa más concocer lo que no conocen todavía.