QUISIERA QUEDARME TU VIDA
¿Te imaginas? ¿Perder la memoria? ¿No reconocer a la persona que tienes en frente? ¿Mirar atrás y no ver nada? Y de vez en cuando, recordar un beso, un abrazo, querer permanecer en ese instante, y sin poder evitarlo, salir despedida al presente donde no queda ni un ápice de lo que fuiste, no queda ni un solo recuerdo, y sobre todo no existe nadie, ni una cara, ni unos ojos, a quien poder atribuir un gesto de amor o de cariño.
Enfrentar sola el presente, sin importar los errores. Mirar hacia el futuro sin poder comprender el pasado. Y vivir en el aquí y ahora, deseando que se haga eterno.
No existen barreras ni del tiempo ni del espacio. Porque simplemente no se tienen esas nociones. Se vive solamente esperando a que alguien nos rescate. O más bien los demás viven lanzando cuerdas, construyendo puentes, que normalmente no llegan al otro lado.
No es nuestro mundo, mas bien, es una condena que nos tiene presos. No hay vía de escape, tan solo ventanas que de vez en cuando nos dejan entrever un poco de luz.
¿Enfermedad? La peor que puede existir, o por lo menos a mi modo de ver. Tal vez no se sufra porque en muchas ocasiones no hay dolor físico, no puedes decir un día al levantarte: “me duele aquí” simplemente olvidarás a quien se lo estás diciendo. Me parece increíble, el poder y el efecto de este come cocos que va estrechando toda nuestra vida, reduciéndola a cenizas sin que podamos hacer nada. Y… ¿lo peor? Que la gente a la que quieres vea como te olvidas de todos los momentos, de sus nombres, de su vida, de las escapadas, de los besos, de los cumpleaños…
Aclamamos al olvido cuando nos pasa algo malo que queremos borrar, pero si este se produjera de verdad, nuestra vida no sería nuestra, sería de los que la recuerdan.
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