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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

UNA MIRADA DIFERENTE

UNA MIRADA DIFERENTE

He acabado acostumbrándome a que todo me sobrepase. A ver las cosas desde un punto de vista diferente al resto. A veces pienso que todo el mundo es gigante, que me pierdo, que nunca podré llegar a verlo entero porque hay barreras que se cruzan cortándome el paso. Parece que me paso el día vagando entre los caminos de las personas, que juego a esquivar los pasos de aquellos que andan decididos a mí alrededor. Pero todo esto ya no me preocupa, porque ahora sé que puedo caminar más lentamente, puede costarme mucho levantar lo que a otros le sería muy fácil, pero en cambio soy tenaz, y muchos se sorprenderían de todo lo que soy capaz de hacer. He descubierto que tengo ciertas limitaciones, y soy realista, tal vez, sea esa la ventaja que les llevo.

Firmado:
La Hormiga Realista.

CONTRATAQUE AL ABUELO

CONTRATAQUE AL ABUELO

Siempre escuchaba decir a su abuelo “Qué asco de vida, tantas guerras, enfermedades, hambre, accidentes…, esto no es vivir es mal vivir”, ella en silencio se embutía en sus pensamientos y pensaba justamente lo contrario. Se recordaba que era una gran afortunada porque los días de sol podía salir a su balcón a leer simplemente el periódico, porque podía observar los pájaros mientras iba sentada en el autobús en dirección al trabajo, porque escuchaba el ruido tan raro que hacían las cigüeñas y porque podía sentarse en un banco a ver a la gente pasar. Sin ningún tipo de preocupación. Claro que a su alrededor ocurrían cosas malas y ella las contemplaba, pero había cientos de cosas maravillosas que parecía que la gente no las apreciaba. ¿Mal vivir? No abuelo, esto es vivir, disfrutar de la vida, porque la muerte, llegué cuando llegué, solo habrá que darle la bienvenida, puesto que me habrá dado tiempo a decir adiós a las pequeñas cosas que me rodean.

GÉNERO ¿UN FACTOR DE RIESGO?

GÉNERO ¿UN FACTOR DE RIESGO?

¿Es el género verdaderamente un factor de riesgo? Esta es la primera pregunta sobre la que vengo reflexionando hace dos semanas, de verdad podemos decir ¿qué esta característica pone en riesgo a los adolescentes? En mi opinión, creo que si hablamos del género como un factor de riesgo estamos equivocados, puesto que pienso que es una circunstancia que puede agravar o disminuir ciertos aspectos o verdaderos factores de riesgo como podrían ser el consumir drogas, el absentismo, la violencia, etc. Es decir, pueden existir diferencias dependiendo de si eres chica o chico, pero al igual que las podemos encontrar dependiendo de si se tiene diez, veinte o cuarenta años. Así pues, va a ser una condición que hará que el sujeto este expuesto a una serie de peligros o de factores de protección a los que se tendrá que enfrentar.

 

Dicho esto, ¿qué factores de riesgo podríamos asociar más a un género o a otro? ¿Qué hace que unos afecten en mayor medida a las chicas que a los chicos, y al revés? ¿Cómo influye el desarrollo de cada adolescente? ¿Qué estereotipos existen para género? ¿Cómo influye el modelo social y cultural? ¿Qué expectativas pesan sobre cada uno de los y las adolescentes? ¿Qué papel tiene la familia?

 

Comencé a pensar que las chicas al desarrollarse antes que los chicos, y al sufrir mayores cambios a temprana edad, se podrían enfrentar más prematuramente con: los cambios físicos, con la búsqueda de la identidad, con el deseo de una mayor autonomía, con suspirar entrar en el mundo adulto… y por ello, exponerse antes que los chicos, a una multitud de riesgos. Además esto, podría hacer que buscará amistades de mayor edad que influirían o facilitarían el acceso a diferentes sustancias, al alcohol, a relaciones sexuales, aumentando una serie de conflictos internos para la chica en cuestión, que si no tiene unos buenos factores de protección puede “caer” más fácilmente y verse influida en mayor medida por sus iguales.

 

Por otro lado, los chicos se enfrentan a estos cambios algunos años más tarde, no buscarían a las chicas de más edad, y el acceso a determinadas sustancias se podría conseguir por ellos mismos, podríamos decir, que tienen una mayor autonomía y esto les puede hacer que estén más expuestos a ciertos factores de riesgo para los que no encuentran trabas. Es decir, tal y como expone una investigación realizada por Alison L. Bryant de la Universidad de Missouri (Columbia) “How academic achievement, attitudes, and behaviors relate to the course of substance use during adolescence: a 6 years, multiwave national longitudinal study” las chicas comenzarían antes a consumir aunque a lo largo del tiempo este consumo disminuiría, sin embargo, los chicos a pesar de que empiezan más tarde su consumo se dispararía más y lo harían en mayores cantidades. Mi pregunta es ¿se podrían extrapolar estos resultados a otros factores de riesgo, como el sexo, la violencia, el romper las normas, etc.?

 

Del mismo modo, debemos tener en cuenta que en la adolescencia, los objetivos y las metas de los y las adolescentes dejan de ser los mismos que tenían en la infancia, y buscan mayor independencia y autonomía, se ve de forma diferente a los iguales, y se exploran nuevos contextos y situaciones, etc. Asimismo, la sociedad también comienza a ver un cambio en ellos y a exigirles algo más de lo que se les pedía anteriormente, por ello podríamos decir que se mueven en diferentes escenarios en los que en cada uno tienen que interpretar un rol y un papel, ya que se espera cosas distintas dependiendo de donde esté, así pues ¿Cuáles serían estas expectativas que influirían en la adolescencia y que podrían marcar alguna diferencia dependiendo del género? ¿Cómo repercuten las expectativas de la familia? ¿Y de los iguales?

 

Tal vez, al ver la adolescencia como esta etapa terrible y  espeluznante, en vez de verla como una etapa de transición donde la persona se va adaptando paulatinamente a los cambios, se está influyendo de alguna manera en que los y las adolescentes crean que deben comportarse así y que deben romper las reglas, probar nuevas experiencias, buscar el ser como los demás para sentirse aceptados, etc. y pueda existir distinciones dependiendo del género, puesto que se podría esperar por ejemplo, que las chicas se relacionaran más con relaciones sexuales y con el alcohol y los chicos, por otro lado, con el consumo de otras sustancias.

 

En contra partida, debemos de tener en cuenta que la familia como factor protector es muy relevante puesto que siguiendo lo que dice Cristina del Barrio y Amparo Moreno (2005) basándose en Coleman “los adolescentes, en el paso de la dependencia a la independencia, no pueden llegar a convertirse auténticamente en adultos a no ser que logren comprobar los límites de la autoridad, ni tampoco pueden descubrir en qué creen a menos que tengan ocasión de luchar duramente contra las creencias de otros”, es decir, se deben de establecer ciertos límites que señalen tanto a los chicos como a las chicas hasta donde pueden llegar, pero mi cuestión es ¿Ponemos los mismos límites a los dos? ¿Se educa igual a los y las hijas sin tener en cuenta el género? ¿Qué se exige a cada uno de ellos? ¿Cómo se relacionará esto con los riesgos a los que se enfrenten en un futuro?

 

Según Stern (1990) las chicas y los chicos  siguen un proceso de socialización diferente, puesto que la familia sigue motivando a los chicos a ser  más participativos y a las chicas, por otro lado, a valorar más la proximidad con los otros. Así pues y siguiendo esta idea, tal vez, los chicos serían más propensos a las peleas, a las competiciones y a todos aquellos riesgos donde se pondría en duda su poder o estatus, y las chicas se las podría asociar normalmente con aquellos riesgos que serían para sentirse integradas dentro del grupo de iguales y serían por ejemplo las famosas “adictas sociales” es decir, aquellas que solo consumen cuando se encuentran con más gente. Aunque esto, hay que cogerlo con pinzas puesto que sería sólo una hipótesis.

 

En conclusión, como he dicho en un principio el género es una circunstancia que puede influir a la hora de que los y las adolescentes se enfrenten al mundo, pero más que nada, influye por el papel, el rol y las expectativas que rondan en torno a ellos y las diferentes formas de socialización que se espera de cada género. Por lo tanto, pienso que partiendo de una teoría sistémica es más importante la interacción del sujeto (independientemente del género que sea) con los sistemas en los que se mueve, que el hecho de que sea un chico o una chica.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

*      A. Moreno y C. Del Barrio (2005) “La experiencia adolescente. A la búsqueda de un lugar en el mundo” Editorial AIQUE. Buenos Aires.

 

*      J.E. Schulenberg; P.M. O´Malley; J.G.Bachman; L.D. Johnston (2003) “How academic achievement, attitudes, and behaviors relate to the course of substance use during adolescence: a 6 years, multiwave national longitudinal study” Journal of Research on adolescence, nº13. Pág. 361- 397.

CONSUMO DE SUSTANCIAS, FACTORES DE RIESGO Y DE PROTECCIÓN

CONSUMO DE SUSTANCIAS, FACTORES DE RIESGO Y DE PROTECCIÓN

¿Cuáles son los factores de riesgo y de protección que intervienen en el consumo de sustancias? A lo largo de las lecturas que hemos leído en el presente bloque se han dejado entrever varios factores que podrían influir de alguna u otra forma, algunos de ellos serían: los que hacen referencia al rendimiento y a las metas escolares, el apego y las normas que se mantienen dentro del sistema familiar, los programas de prevención que se llevan a cabo, la influencia y la presión o el apoyo que muestran los iguales, etc.

 

En mi búsqueda personal por profundizar más en estos factores encontré una investigación que se llevo a cabo en la universidad de Sevilla por el profesor Javier Gil Flores, más concretamente en el Departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación en el 2006. La investigación se centró en el consumo de alcohol entre estudiantes de enseñanzas secundarias, indicando que factores de riesgo y de protección se encontraban. Los resultados que obtuvieron los dividieron en cuatro grandes bloques o variables a considerar.

 

-          Factores individuales: que hacían referencia a la satisfacción personal con la vida llevada, aprobación del botellón, expectativas sobre las consecuencias positivas y negativas del botellón, percepción del riesgo futuro y el nivel de información sobre el alcohol y sus efectos.

-          Factores familiares: indicando la reacción de los padres, reacción con los hermanos, el grado de permisividad familiar ante la participación del botellón, el control de los padres sobre los lugares y los horarios de salida.

-          Factores escolares: recogiendo aquello relacionado con la autoestima como estudiante, el rendimiento escolar, la implicación en el estudio y la implicación en la actividad escolar.

-          Factores sociales: como la participación de los iguales en el botellón, la aprobación del botellón por los iguales, la facilidad de acceso a bebidas alcohólicas, la participación en actividades deportivas, en actividades sociales, en actividades humanitarias y en actividades religiosas.

 

Todos estos factores se pueden generalizar también para el consumo de otras sustancias, puesto que engloban los diferentes sistemas que se presentan desde una perspectiva ecológica, y que recaen en el individuo y en sus costumbres.

 

Como resultados más llamativos obtuvieron que los mayores factores de riesgo, que servían para predecir el problema del consumo de alcohol, eran: la no implicación en el estudio, el descontrol de los padres de los horarios y de los lugares al que acudían sus hijos, el desconocimiento de las expectativas de las consecuencias negativas, la insatisfacción personal con la vida llevada, la permisividad familiar ante el botellón, la participación de los iguales y la aprobación del botellón. Y los factores de protección hacían alusión a cuando los padres no permiten a los jóvenes salir por las noches y cuándo saben siempre donde van sus hijos cuando salen los fines de semana, la dedicación semanal al estudio y la percepción de que el consumo de alcohol al participar en el botellón conlleva numerosos efectos negativos.

 

Todo esto, lo podemos relacionar directamente con el debate establecido en clase sobre los programas de prevención, y la importancia que tiene saber qué es lo que piensa el o la adolescente. Puesto que, dependiendo de sus concepciones, así como de las concepciones de la familia, el consumir ciertas sustancias se va a ver como algo “normal” y no se va a valorar sus consecuencias, tanto a corto como a largo plazo.

 

Relacionado con la prevención, me llaman la atención varias ideas, por ejemplo, ¿es cierto que el o la joven no es consciente de las consecuencias que tiene el uso de sustancias? ¿Pesa más la presión social que los propios valores? ¿Es un problema de raíz social más que individual? Es decir, si atendemos a los factores predictores a los que he hecho alusión anteriormente, vemos como la permisividad, el peso de los iguales, el control de los padres tienen una influencia importante en este problema, así pues, ¿Los cambios que se están dando socialmente (padres y madres que trabajan, largas jornadas laborales, menos tiempo para estar en casa,…) aumentan el consumo de sustancias? Y ¿Si es un problema social, cómo lo podemos solucionar? ¿Son suficientes programas preventivos dentro del terreno escolar? ¿O hace falta algo más?

 

En mi opinión, la intervención que se tendría que llevar a cabo debería estar relacionada con las concepciones que los jóvenes tienen de ciertas sustancias, y como señalo Val Díaz en el debate, preguntar a los y a las adolescentes sobre que les lleva a consumir, que piensan ellos sobre las drogas, como se sienten después de hacerlo, y si conocen las consecuencias negativas que desencadenan. Puesto que solamente, cuando seamos conscientes de sus creencias y de sus actitudes hacia este consumo, es cuando se podrá hacer algo, e implementar un programa de prevención que parta de sus necesidades.

 

También, es importante introducir en este debate la idea de legalidad, puesto que aunque no pudimos profundizar en ello, para mí es de vital importancia, es decir, las leyes son constructos sociales que formamos para determinar aquello que está bien o que se permite y lo que está mal o se prohíbe, es decir, marcamos y establecemos un patrón social. Por lo tanto, el uso de ciertas sustancias legales pueden confundir al sujeto, o en este caso, al adolescente, con la idea equivoca de que al no estar restringido su uso no tiene consecuencias tan negativas y que por lo tanto invita más a probarlo y a consumirlo. No considero que sea una cuestión política o por lo menos no pienso que esta sea considerada como tal por parte de los adolescentes.

 

En conclusión, creo que los factores establecidos por la investigación mencionada y las diferentes variables que ha estudiado en cada uno de ellos, deberían tener un gran peso a la hora de realizar programas de prevención, puesto que en mi opinión, recogen muchos de los aspectos que influyen en el uso de sustancias. Y resaltar también la idea que expuso Mª del Carmen Poy en el aula, de que hay que enseñar a los alumnos y a las alumnas a tomar decisiones por ellos mismos, es decir, un programa de prevención no debe ser un “programa parche” sino que debe durar en el tiempo y evaluarlo a largo plazo, por ello, no basta con llevarlo a cabo un año y desaparecer, sino que requiere de un seguimiento y de una evaluación continua a lo largo del tiempo. Porque por el contrario, quedará como una intervención o una información que se da aisladamente sin contextualizarla y sus resultados, como hemos visto a lo largo de la lectura que hacía mención al programa DARE, serán nefastos.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

v  J. Gil Flores (2008) “Consumo de alcohol entre estudiantes de enseñanzas secundarias. Factores de riesgo y factores de protección” Revista de educación, nº 346. Pág. 291- 313.

 

v  M.E. Kanof “ Youth Ilicity Drug Use prevention: DARE long-term Evaluations and Federal Efforts To Identify Effective Programs”

 

v  J.E. Schulenberg; P.M. O´Malley; J.G.Bachman; L.D. Johnston (2003) “How academic achievement, attitudes, and behaviors relate to the course of substance use during adolescence: a 6 years, multiwave national longitudinal study” Journal of Research on adolescence, nº13. Pág. 361- 397.

 

v  J.M. Martinez; L.R. Lozano (2001) “Variables de protección ante el consumo de alcohol y tabaco en adolescentes” Psicothema. Vol13, nº 2. Pág. 222- 228.

 

v  M.J. Muñoz- Rivas; J.L Graña (2001) “Factores familiares de riesgo y de protección para el consumo de drogas en adolescentes” Psicothema. Vol13, nº 1. Pág. 87-94

ABSENTISMO ¿CUÁLES SON SUS POSIBLES CAUSAS?

ABSENTISMO ¿CUÁLES SON SUS POSIBLES CAUSAS?

¿Cuáles son las causas del absentismo? ¿Qué implicaciones tiene en el rendimiento de los y las adolescentes? ¿Es un factor de riesgo para otras conductas y comportamientos más perjudiciales? A lo largo de las lecturas de este tema se han ido buscando las causas de este comportamiento, y se han achacado a posibles rasgos de personalidad que podrían estar influenciando, o en otras variables como son el género, la etnia, la edad, etc. además de señalar la dificultad que se tiene cuando se realiza una investigación con este tipo de población, puesto que normalmente no acude a las aulas para poder llevarla a cabo.

 

En mi opinión, buscar tanto un perfil del alumno o la alumna absentista no tiene tanta importancia como investigar sobre el éxito y las dificultades de los programas de intervención que se llevan a cabo, así como de las medidas que se utilizan por parte del centro para remediar esta situación o cómo se sienten los alumnos y las alumnas que faltan continuamente al aula.

 

Me parece que si partimos de una perspectiva basada en perfiles, estamos olvidando y dejando atrás toda la teoría ecológica (Bronfenbrenner  y Morris, 1998)  y desestimando los diferentes contextos y circunstancias propias de cada alumno o alumna. Así pues, continuando mi reflexión anterior, vuelvo a recalcar la importancia  del estudio de estas interacciones entre el individuo y el medio donde, el sujeto se relaciona y actúa, así como los aspectos claves del desarrollo y la etapa evolutiva donde se encuentran.

 

Asimismo, pensando en aquello que podría influir para que un alumno o una alumna sea absentista, me pregunto sobre ciertos aspectos que tienen que ver mucho con la aceptación y la integración del individuo en el grupo, puesto que considero que el ser absentista está muy influenciado por aspectos sociales como podrían ser: ¿Cómo influye la presión social y el intentar ser aceptado por el grupo? ¿Qué relación tiene todo esto con la educación que se ha recibido y por la influencia o el apego de los padres hacia el adolescente? ¿Va a influir el desarrollo moral en el que se encuentre el individuo? ¿Cómo influyen los estereotipos que se transmiten desde nuestra cultura?

 

Si analizamos las etapas del desarrollo moral que expone Kohlberg (1958), podríamos decir que la mayoría de los adolescentes se encuentran en el nivel 2 o razonamiento convencional: “el grado de interiorización es intermedio. Los individuos se atienen a ciertos principios (internos), pero hay otros principios (externos), como los de los padres o las leyes sociales”.  Dentro de aquí, nos situaríamos en el estadio 3formado por las expectativas interpersonales mutuas, las relaciones y la conformidad interpersonal, donde los individuos valoran la confianza, la preocupación y la lealtad de los demás como base para plantear juicios morales”, por lo tanto, no han alcanzado todavía ese desarrollo que les permita ver que hay más cosas, que las normas no son sólo las que se establecen dentro del grupo de iguales, que la lealtad es importante, pero es más importante la lealtad a uno mismo y a sus propios valores y creencias, que muchas veces se ven desplazadas por las normas grupales, y esto puede hacer que se sientan influidos en algún momento por los demás, con el objetivo de saltarse las clases y sentirse más adaptados a su grupo de referencia.

 

Otro factor que podría influir en las relaciones que se crean en la adolescencia, y en cómo las percibimos, podrían ser el tipo de apego (Bowlby 1973 define el apego como “cualquier forma de conducta que tiene como resultado el que una persona obtenga o retenga la proximidad de otro individuo diferenciado y preferido, que suele concebirse como el más fuerte y/o más sabio”) que hayamos establecido, y el grado de dependencia o independencia que establezcamos con nuestro grupo de iguales.

 

 La relación, no creo que sea la misma si tendemos a ser más evitativos, inseguros- resistentes/ ansiosos- ambivalentes, o tenemos un tipo de apego más seguro (Ainsworth, Blehar, Waters & Wall, 1978), puesto que esto influiría en la autoestima y en la seguridad que tendríamos cada uno, y esto podría variar en el tipo de relaciones que buscamos, o como señala Morris (1982) ”debido a la primacía y a la profundidad de la relación temprana de apego entre niño y cuidador, es probable que este vínculo sirva como prototipo para las posteriores relaciones de intimidad”.

 

Así pues, este apego que puede verse  influido por los siguientes factores: experiencia individual, constitución genética e influencias culturales (Ainsworth 1979), puede hacer que veamos de diferentes formas el cómo percibimos la influencia del grupo de iguales y en cómo vemos a éste, repercutiendo o influyendo en nuestra forma de responder ante posibles presiones sociales.

 

Relacionado con esto, y con las experiencias que podría vivir cada adolescente, con el desarrollo físico y con la aceptación o el rechazo por parte de los demás, el/ la joven va a ir construyendo su identidad. Si atendemos a los estados de Eric Erikson (1968) vemos cómo este encuadra a los adolescentes dentro del estado de “identidad frente a la confusión de la identidad”, es decir, se muestra como en esta etapa se pasa por una crisis, donde se enfrenta a diferentes exigencias, ya que se encuentra entre la niñez y la edad adulta, y experimenta diferentes roles e identidades que recibe de la cultura que le rodea (vemos la importancia del marco cultural dentro de la identidad y el desarrollo). Esta confusión de identidad que se da puede tomar diferentes formas: los individuos se separan del grupo y se aíslan de los compañeros y de la familia, o pierden su identidad en la sociedad.

 

Así pues, la identidad y la imagen que se forme el individuo de él mismo podría afectar a la forma en la que se percibe a los demás, y hacer que los factores protectores que presente se vean derrumbados por la gran influencia de los factores de riesgo que podrían darse en estas etapas, y en determinados contextos y situaciones.

 

En conclusión, debemos considerar que el absentismo es un problema y que entraría dentro de aquellos factores que denominamos de riesgo, pero que previamente habría que estimar la influencia que podría estar afectando al sujeto desde varios campos, como el de la familia, la cultura, los iguales e incluso el mismo. Puesto que la adolescencia, al ser una etapa de cambio, normalmente puede traer consigo algún tipo de crisis de identidad que puede hacer que el individuo se encuentre en una situación de desventaja ante grandes presiones y exigencias de la sociedad.

 

Aunque esto se debería tener presente cuando nos enfrentamos a cualquier tipo de investigación que aborde posibles factores de riesgo, ya que estos se diferenciarán según la etapa en la que nos centremos.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

v  O´Brien, S.F y Bierman, K. L (1988). Conceptions and perceived influence of peer groups: Interviews with preadolescents and adolescents. Child Development, 59, 1360- 1365

 

v  Santrock, J. W. (2003). Psicología del Desarrollo en la Infancia. Madrid: McGraw Hill (7ª edición).

 

v  Feeney, J. & Soller, P. (2001). Apego adulto. Bilbao: Desclée de Brouwer.

 

v  Sally Guttmacher, Beth C. Weitzman, Kapadia F., Weinberg S. (2002) “Classroom- Based surveys of adolescent risk taking behaviours: reducing the bias of absenteeism” American Journal of Public Health

 

v  Lounsbury, J.; Steel R.P; Loveland J.M.; Gibson L.W.(2004) “An investigation of personality traits in relation to adolescent school absenteeism”  Journal of Youth and adolescent, Vol 33, No. 5, 456-466

MOMENTOS INOLVIDABLES

MOMENTOS INOLVIDABLES

Sentada en la cama. No tenía ganas. Estaba cansada de llevar siempre la misma rutina, veía como mi pareja cada vez se volvía más gris, más como el resto de la gente. Ya no veía esa aura, el algo especial que un día me llevo hasta él. Y recordé entonces la frase de una película de Audrey que decía algo como que, las parejas son las únicas que pueden estar sentadas al lado y en cambio no decir nada.

 

Rememoro la noche anterior, la hora del desayuno de hace dos días, la semana pasada, y me doy cuenta de que nuestros diálogos siguen un mero patrón. Primero era un qué tal el día, en el que cada uno, relatamos una serie de sucesos que nos habían ocurrido para más tarde decir ¿y tú? Al principio pensaba que con eso valía, no era necesario conocer todos los detalles de lo que había hecho o había pasado. Pero después me di cuenta de que quería más. Quería risas, momentos inolvidables, aquellos en los que todavía me encerraba para descubrir cuanto le quería. Momentos en los que cerraba los ojos y los tenía presentes: cenando en Paris, andando por las calles de Venecia, ese picnic en el campo, la cena a la luz de las velas que preparó para darme una sorpresa el día que me despidieron… todos y cada uno de ellos habían pasado hace dos o tres años, la verdad me era difícil concretarlo, pero cada uno estaba gravado en mi memoria de una forma impenetrable.

 

Tal vez, siempre pase esto en una pareja, pero ¿y yo? ¿Lo voy a dejar pasar? ¿Me voy a conformar? Cada vez veo una distancia mayor entre los dos, noto como nos vamos alejando, como ya no le importo como antes. Hace meses que no recibo un mensaje diciéndome que me quiere, hace mucho tiempo no me propone ningún plan divertido que podamos compartir, hace años que no tengo momentos inolvidables, pero ¿a caso me valen los que tengo para poder aguantar algo más a su lado? Ya no sé si le quiero, o es la fatal rutina la que me empuja a estar ahí, a dormir con él cada noche, a compartir un piso  con una persona que no conozco, pero que reconozco sus costumbres en cada una de las esquinas.

 

“Lánzate” me digo, “no tengas miedo”. Y entonces, sin pensármelo dos veces, lleno la maleta con algo de ropa, cojo mi cepillo de dientes, y pienso que lo que dejo allí no me pertenece, o por lo menos, no ahora. No quiero rastros de lo que fue, porque solo me gustaría que siguiera siendo. Así que, cierro la puerta y le dejo la llave en el buzón. Ya no es mi casa, ya no es mi pareja, ya no es mi acompañante en este transcurrir.

 

El frio toca mi cara cuando salgo a la calle. Una lágrima recorre mi mejilla. Comienza mi viaje hacía momentos inolvidables.

CHOQUE DE REYES

Canción de Hielo y Fuego: Libro Segundo
La novela río más espectacular jamás escrita
Un cometa del color de la sangre hiende el cielo cargado de malos augurios. Y hay razones sobradas para pensar así: los Siete Reinos se ven sacudidos por las luchas intestinas entre los nobles por la sucesión al Trono de Hierro. En la otra orilla del océano, la princesa Daenerys Targaryen conduce a su pueblo de jinetes salvajes a través del desierto. Y en los páramos helados del Norte, más allá del Muro, un ejército implacable avanza impune hacia un territorio asolado por el caos y las guerras fraticidas.
George R.R. Martin, con pulso firme y enérgico, nos deleita con un brillante despliegue de personajes, engranando una trama rica, densa y sorprendente. Nos vuelve testigos de luchas fraticidas, intrigas y traiciones palaciegas en una tierra maldita por la guerra, donde fuerzas ocultas se alzan de nuevo y acechan para reinar en las noches del largo invierno que se avecina.

BECKY EN MANHATTAN

BECKY EN MANHATTAN

Las tiendas de tu ciudad se te han quedado pequeñas, y tu tarjeta de crédito se muere de aburrimiento... ha llegado la hora de ampliar horizontes: Nueva York te espera con los brazos abiertos

Si en Loca por las compras dejábamos a Becky más o menos recuperada de un importante bache económico, ahora, con la lección bien aprendida, se ha propuesto comprar únicamente lo necesario para vivir, y parece que poco a poco lo va consiguiendo. Sin embargo, de repente, un inesperado viaje a Nueva York hace tambalear sus buenos propósitos. Becky aterriza en Manhattan junto a su novio y descubre un mundo lleno de tiendas maravillosas, grandes almacenes de superlujo y ventas de muestrario, esos fantásticos lugares en los que ofrecen ropa de diseño a mitad de precio. ¿Cómo resistir a semejante tentación? Desde luego,una opción sería recordar al temible señor Gavin, el nuevo director de su banco, que carece de la sensibilidad necesaria para comprender las necesidades de Becky; y la otra, pensar en las maliciosas portadas de los periódicos ingleses, que aparentemente se han confabulado para exponer al mundo el eterno problema de liquidez de una inocente chica londinense.