Blogia
EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

Fracaso escolar

UN VIEJO TÓPICO: LA ESPERANZA ES LO ÚLTIMO QUE SE PIERDE

Mi posición ante el interculturalismo: variable. Hay veces que siento que todo se puede conseguir y que hay que creérselo. Aunque también, creo que en toda ilusión, hay veces que te hundes o das dos pasos atrás creyendo que es imposible, y de aquí la palabra utopía. Claro esta, que al final vuelves a tus esperanzas, porque según se dice es lo último que se pierde, y regresas a luchar por lo que crees y lo que piensas.

Estoy de acuerdo con el modelo integrador, porque no concibo la cultura en aislamiento, ni entiendo a las personas que promueven o quieren conseguir esa idea. Además ¿cómo se puede ser así, y más en nuestro país, cuando estamos en contacto continuo con personas de diferentes lugares?

Hablando con mi madre sobre el tema del racismo y la xenofobia, me ha dicho que muchas  personas son así, por miedo, como también se dijo en clase. ¿Pero a qué tenemos miedo? ¿A qué nos roben? ¿A qué nos quiten el trabajo? Me parece que es meter a personas en un gran saco, que organiza la sociedad por sus características físicas y de bolsillo, porque no es lo mismo ver por ejemplo, a una persona extranjera bien vestida que a otra de nuestra misma cultura pobre que este pidiendo en la calle. En los dos casos vemos diferencias, pero no de cultura, si no de nivel económico. En mi opinión, creo que muchas veces es lo primero que miramos, el aspecto y su dinero. Y cuando la persona es como nosotros mismos achacamos la diferencia a su cultura.

Pero me parece algo tan grave, tan inhumano… ¿quién somos nosotros para hacer de menos o de más a alguien? Y en la escuela más aun, todos los niños están allí, pendientes de una educación que nosotros debemos de darles. Y si nosotros mismos nos colocamos en un modelo selectivo ¿Cuál es el futuro de nuestra sociedad? ¿De nuestra cultura?

El currículo que utilicemos debe corresponderse con un enfoque emancipatorio, donde hagamos juicios críticos a nuestras prácticas y a nuestra forma de contribuir al proceso de enseñanza- aprendizaje.

Debemos de fijarnos en las diferencias, porque hay que tratarlas, eso esta claro, no podemos hacer una educación para todos los niños bien vestidos, de nivel económico medio- alto y con toda su vida organizada. Dentro de estas diferencias tenemos que ver que debemos hacer, cuales hay que obviar, esas que no son importantes, no afectan a nadie y que en ocasiones la gente las recalca para hacer mayor la distancia entre unos y otros.

Pensando esto, y enlazándolo con lo que vimos en clase, creo que si no respetamos e integramos las diferencias, estas van a ser cada día mayores y es también cuando se va a producir que las culturas que estén en minoría se van a cerrar más en ellas mismas y van a existir más trabas a la hora de convivir. Lo podemos ver en Nueva York, donde cada cultura tiene un barrio, todos están clasificados, según su raza, su sexualidad…y aquí en Madrid cada vez nos asemejamos más a esta estructura, dando paso al multiculturalismo no al interculturalismo.

No se si he unido mucho lo que pienso con lo que se dice en clase, pero son los sentimientos que me quedan al concluir las tres horas de los lunes. El pensar que de verdad, hay  gente que piensa que somos superiores, me parece equivocado, aunque puestos a aceptar las diferencias les respeto con sus opiniones.

LA UTOPÍA DEL SIGLO XXI

Hablamos de racismo, de diferencias, de multiculturalismo…es curioso, porque ayer iba por la calle, dirección al cine, y me encontré, en medio de la carretera, un grupo de niños o más bien jóvenes, porque ya no eran tan pequeños, pegándose. Y pensé, ¿cuándo la palabra deja de tener efecto, para dar paso a los puñetazos?

No sabía el motivo de aquella pelea, ni el inicio, pero todos estos días estamos hablando de respeto hacía otras razas o hacía ciertas diferencias, sin darnos cuenta que eso que pedimos, no existe ni entre  personas “iguales”.

Aunque supongo, que como ya hemos dicho en clase, todos somos diferentes y seguramente cuando se llega a las manos existe una diferencia de poder, fuerza, número de amigos que te acompañan, etc.

No sé como expresarme, estoy indignada, estamos viendo diferentes formas de ver la vida, como nos enriquecen, valores que se deben rescatar… y luego sales a la calle y te das cuenta de que la sociedad en la que vivimos, esta guiada por locos, que como estandarte tienen la palabra violencia, y que no importa el de donde vengas ni lo que pienses. Es el poder, es en realidad, sentirse superior ante los demás, porque al fin y al cabo, es lo que se busca cuando te enzarzas con una persona, el quedar por encima, el demostrarle, y lo diré entre comillas, “quien manda”.

A veces pienso, que las personas hemos perdido el norte, que algunas tienen una brújula para poder guiarse, otras piden ayuda y el resto, simplemente, no saben ni que están perdidos.

El interculturalismo, es un sueño, una utopía. Se puede tratar de educar para que las diferencias entre individuos iguales de una misma especie sean menores. Pero el ser humano, en el siglo XXI, igual que podemos decir que es un animal social, también podemos decir que es un animal violento.

¿SI CAMBIASEN LOS PAPELES?

Como todas las mañanas sonó mi despertador a las ocho y media de la mañana, poco a poco y despegándome la pereza del cuerpo fui poniéndome en pie. Me fui rápidamente a lavarme la cara y más tarde desayune un vaso de leche con un pedazo de  bizcocho que me había preparado mi madre la noche anterior.

Al asomarme al armario me golpeaba mi gran duda, ¿qué me pongo?, tenía siete pantalones todos vaqueros, negros, rojos, azules, de pitillo, de campana, que se iban modificando según la moda que se marcaba cada año.

Luego rápidamente volví al baño para peinarme, y cogiendo la carpeta salí rápidamente de casa. Así iba yo, mi mochila, mis vaqueros y mi jersey nuevo que me había comprado para el primer día de clase.

Según iba llegando al colegio reflexionaba sobre como finalizaría mi primer día, si habría hecho muchos amigos, si mi profesor sería agradable, y tantas otras cosas que se agolpaban en mi cabeza  sin terminar de dar una respuesta a cada una de ellas.

Al abrir la puerta del aula, me quede bloqueada, no sabía bien donde estaba, que colegio era aquel que habían escogido mis padres para mi. No había nadie como yo, todos se volvieron a mirarme sorprendidos de la piel tan blanca que tenia, la ropa, el peinado…

Me sentí  pequeña, el profesor me dijo que entrará sin vergüenza. Pero yo no sabia muy bien que hacer, no sabia si sentarme, quedarme en una esquina de pie, por que el ambiente allí era distendido, todos estaban ablando, pero no sentados en sus pupitres sino encima de la mesa, en el suelo, todos parecían tan contentos, y yo tan perdida. Me habían sacado de mi sitio, de mis costumbres y lo único que quería era volver a mi casa.

No me sentía bien, ¿qué había pasado? ¿Puede cambiar tanto una cultura a la otra? Eran preguntas que se planteaban en mi clase el año pasado cuando llego a mi escuela un nuevo niño, creo que procedía de otro sitio, ahora mismo no se muy bien de donde, pero de algún sitio de África creo recordar. Y al día de hoy lo estaba sintiendo en mi piel. Estaba navegando en un mar  sin faro, todo lo que ellos hacían era incomprensible para mi. No comprendía porque no querían jugar conmigo en el recreo, ni a la hora de hacer grupos el profesor me tenía que meter de pegote con unos cuantos compañeros, a los que no les gustaba mucho mi presencia.

Al terminar la clase y salir todos los ojos de las madres se centraron en mí ¿Por qué me observaban? No era capaz de asimilar todos lo que me estaba pasando.  Y mientras volvía me senté en un banco, cavilé sobre el trato que recibían las personas distintas a lo estipulado. Y llegué a diversas conclusiones. Que las personas son etnocentristas, que ven su cultura como la mejor y las demás las desechan, como me había pasado a mí ese día en clase, no teníamos en cuenta que ante todo eran personas que tenían los mismos derechos, que por ser diferentes no debían ser excluidas sino que había que recibirlas con los brazos abiertos porque también tienen cosas que aportar, ideas, valores, tradiciones, que al contrario de amenazar nuestra propia cultura lo que hace es enriquecerla.

No creo que alguien pueda ser mejor que otro y por tanto que una cultura pueda ser superior a las demás. Tenemos que llegar a un punto de equilibrio, donde se vayan adaptando recíprocamente. Y en la escuela más aun, ya que, las personas parten de lo que les enseñan, y se van formando como personas gracias a los educadores, de los valores que se defienden en el aula, de las actitudes que se demuestran a los demás.

Aunque tal vez, el hecho de parar todo el desarrollo de la clase por mi no hubiera estado bien por mis compañeros, pero si hubiera recibido apoyo me hubiera ayudado a integrarme mejor.

Después de esto, me levante y me fui directa a casa, la mujer que limpiaba ya me habría hecho la comida, aunque ahora ya no sería una mujer sino que seria Ayelen, la persona que nos apoyaba y la que nos había ayudado tanto tiempo.

ABRIENDO PUERTAS

Hoy tras haber trabajado todos en gran grupo, y comentar la lectura que teníamos entre manos, me he dado cuenta de que me costaba hablar, tal vez no porque no tuviera cosas que decir, sino porque siento que no voy a poder aportar muchas cosas nuevas, por mi falta de experiencia en comparación con la mayoría del grupo. Creo que esto es un impedimento, pero también confío en que solo sea el principio. Pero me ha parecido una clase muy interesante en la que se puede debatir muchas cosas y aprender de esa experiencia de mis compañeros de la que yo carezco.

De lapropia sesión destacaría, o me ha llamado más la atención, es como a partir de un texto, que en principio para mi lo más importante eran los tipos de conocimiento y cómo se llevaban a la práctica, hemos llegado a reflexionar sobre más cosas, como lo que para nosotros significaba sabiduría, relacionándola con la ética, la moral, si es individual, grupal, etc. Es decir, creo que al trabajar en grupo se aportan muchas ideas interesantes, que tal vez, por mi misma no me hubiera parado a reflexionar.

Como conclusiones que puedo sacar de este tema es que la sabiduría es un conjunto de conocimientos, creencias que se forman en contacto con una cultura, donde se propician unos valores tanto individuales como grupales. Y que tienen que ver con la sociedad, la cultura social y las implicaciones de un actuar. Tanto es así, que nosotros mismos, a la hora de estar en clase, debatir en el aula y sacar nuestras propias conclusiones, estamos adquiriendo sabiduría de la misma forma que estamos proponiéndola.