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EL RINCÓN DE MIS PENSAMIENTOS

Formación y desarrollo profesional del educador

EVALUACIÓN DE FORMACIÓN: LAS COSAS IMPORTANTES SON LAS QUE TE HACEN.

Me dispongo a realizar un informe de evaluación de la asignatura, y la primera pregunta que me encuentro es ¿Qué aspectos positivos destacarías como más relevantes durante el desarrollo de la asignatura?, ya solo con leerla se me hace difícil contestarla, pues sinceramente me ha gustado mucho, porque nos han dejado participar, cada día hacíamos algo dinámico, realizábamos juegos para despejarnos que nos hacían sentir una mayor cercanía de la profesora hacia nosotros, además creo que en muchas ocasiones hemos hablado en otras asignaturas sobre la afectividad en las aulas,  y creo que en esta asignatura nos sentíamos como muy comprometidos por esa afectividad o ese vinculo que creo que hemos formado,  porque veíamos a Cecilia cada día aprenderse todos nuestros nombre, porque daba igual si llegabas un poco mas tarde porque te recibía con una sonrisa y te decía “hola” o “ buenas tardes”, esto creo que favorece muchísimo el clima del aula, y te hace sentir a gusto, te dota de esa confianza para poder hablar u opinar, y al fin y al cabo creo que se aprende mucho más, porque hace que quieras que salga bien, que te impliques y que te sientas igual de comprometido con la asignatura y con la docente, como ella con nosotros. Cierto es, que si creo que todo esto es importante, el saberlo llevar adecuadamente también lo es, porque a veces, tanta libertad, o tanto desorden a simple vista puede parecer una perdida de tiempo, pero no es así, sino que es todo lo contrario, porque aunque a veces estuviéramos en grupo, alcemos la voz mas de lo debido, corramos por el pasillo, juguemos con plastilina,…, al final todo acaba siendo parte de una gran organización, con un sentido y con una finalidad oculta tras todo ese caos, y precisamente eso es lo que nos  ha hecho aprender. Muchas veces pedimos desde nuestra posición como alumnos de cuarto de psicopedagogía una formación acerca de la resolución de conflictos y creo que no tenemos en cuenta que en asignaturas como esta, lo estamos llevando a cabo, porque discutimos, chocamos en las ideas que tenemos cada uno, hablamos, argumentamos, y al final, acabamos encontrando una solución, por lo tanto, ¿Qué pedimos? Tal vez no seamos conscientes de todo lo que estamos aprendiendo hasta que pasado el tiempo vuelves la vista y ves la diferencia de cómo comenzamos  y hasta donde hemos llegado.

 

Por lo tanto como cuestiones para mejorar, no se me ocurren muchas, o por lo menos no a simple vista,  pero ya que debemos reflexionar sobre nuestras acciones creo que tal vez, nos hemos tomado en algunas ocasiones mucho tiempo debatiendo sobre una cuestión sin buscar una salida, o dando muchas vueltas a lo mismo, haciendo que ralentizara la dinámica del grupo y perdiera fuerza en algunas ocasiones.

 

Respecto a los contenidos que hemos trabajado, puedo mirar el programa y ver lo que se pretendía conseguir, y  creo que hemos superado o ido más allá. Tal vez, no sepamos al dedillo todos los nombres o términos que tendríamos que haber aprendido o no nos haya dado tiempo a terminar el temario, pero creo que nos llevamos un aprendizaje más global, muchas actividades, muchas técnicas, y muchos conocimientos sobre lo que debemos realizar a la hora de formar a un grupo. Y tal vez lo que quitaría sería la primera lectura porque ya lo habíamos visto en diseño y desarrollo del currículo, o por lo menos lo haría de una forma más rápida, ya que creo que estuvimos mucho tiempo con ella, aunque entiendo que para una persona que no hubiera cursado la asignatura anterior le habrá venido bien para poder partir  en este viaje.

 

Por otro lado, las lecturas que se nos han proporcionado creo que han sido muy acertadas, porque no se hacían muy pesadas a la hora de leerlas, tenían un lenguaje claro, y se comprendían muy bien. Por lo menos a mi, me han resultado bastante amenas y no importaba leerlas, no era como una imposición si no que las leías porque te ayudaban a reflexionar pero utilizando términos que venían muy bien explicados.

 

Con respecto a mi trabajo autónomo fuera de clase, no se ni nunca he sabido contestar a esta pregunta, no creo que nadie se ponga en frente de un reloj, a ver cuanto tiempo dedica a una cosa u a otra, creo que se va trabajando continuamente, poco a poco, dependiendo del tiempo que se tenga disponible un día, o dependiendo de lo que te propongas hacer,…, así pues esta pregunta se quedara sin una contestación fija.

 

Y para finalizar, solamente diré que me da pena acabar esta asignatura pues como he dicho anteriormente, la evaluación final es muy positiva, y aunque al principio me costo un poco engancharme creo que he terminado muy contenta con todo el proceso y el resultado.

AL FINALIZAR LAS SESIONES…

A lo largo de estas semanas hemos realizado en clase distintas actividades, hemos llevado a cabo talleres contra reloj, hemos comido, corrido, debatido, jugado, nos hemos tumbado en el césped, etc. Pero creo que todo lo que hemos hecho me ha servido para aprender nuevas estrategias para más tarde llevar al aula, poder realizarlas de una forma divertida, participativa y cooperativa.

 

Hemos aprendido como nos debemos presentar al inicio de la sesión, como realizar una evaluación final, y ser reflexivos sobre la propia práctica, ya que teníamos que estar pensando: ¿Lo estamos haciendo bien? ¿Debo cambiar algo para que se involucren más? Una práctica reflexiva desde el principio hasta el final, porque creo que siempre cuando nos colocamos en frente de un grupo de gente debemos pensar en lo que estamos haciendo, en nuestra acción, en como estamos desarrollando la actividad, en si los contenidos quedan claros, y luego finalmente evaluar todo de nuevo para ver como lo podríamos haber mejorado, que  actividades teníamos planeadas que luego, una vez en la práctica, no han salido como nos hubieran gustado, etc.

 

Además hemos tenido como modelos a nuestros compañeros. Hay muchos que tienen una gran experiencia y les observas y aprendes grandes cosas como: la forma de moverse, la forma en la que cambian el todo de voz, como son capaces de atrapar la atención, la forma de motivarnos,…, Aunque también estamos nosotros, los más jóvenes que a pesar de que se nos note más nerviosos, y tal vez nos tiemble más la voz creo que aportamos ideas, porque vemos las cosas desde otro punto de vista, desde el alumno, porque en realidad, hace nada estuvimos en la escuela, y vemos las cosas como nos hubiera gustado que fueran. Creo que la mezcla en sí, dentro del aula, es muy enriquecedora, y el ser evaluado desde distintos puntos de vista me parece que es una de las cosas más importantes que hemos realizado en estas actividades, porque no podemos avanzar si no vemos nuestros fallos, si no somos conscientes de aquellos errores que cometemos.

 

Si ahora volviéramos a realizar la sesión, modificaría cosas, tiempos,…, quitaría e introduciría nuevos cambios y mejoraría ciertos aspectos, al fin y al cabo la experiencia es un grado y las ganas de hacerlo bien es un gran motor.

 

En realidad, pienso que estas sesiones que hemos llevado a cabo son un broche final a toda la asignatura, aunque no como un punto y final, pues la formación de cualquier profesional solo puede estar llena de puntos y seguido, o como mucho puntos y a parte, por lo tanto desde aquí he adquirido una llave para seguir abriendo puertas que pueda encontrar en mi camino. Así pues solo me queda decir gracias por habérmela concedido.

LAS LIGADURAS DE LA TRADICIÓN

LAS LIGADURAS DE LA TRADICIÓN

Abogamos por la práctica, por acercarnos a la realidad, aprender los conocimientos que emergen desde la problemática de los diversos contextos. Defendemos el aprendizaje significativo, el saber porque debemos aprender tal o cual cosa, nos gusta saber el porqué, entender y comprender lo que adquirimos. Construir nuestros conocimientos, esa es nuestra máxima, no queremos la transmisión de estos, queremos visiones objetivas, conocer distintos puntos de vista para, a partir de ahí, poder avanzar por nosotros mismos, tejiendo una red que nos ayude a enlazar lo que ya sabemos con lo nuevo.

 

Es nuestro trabajo, nuestra meta a alcanzar, esta dispuesta de tal forma que lo único que pretendemos es que todo lo dicho en el párrafo anterior se de en nuestras aulas. Pero… ¿Qué ocurre luego? Toda la educación que hemos recibido nos ha llevado a una mera imposición de conocimientos, donde las clases, tenían unas dinámicas establecidas: se comenzaba con la lección y nos planteaban ciertas preguntas (para comprobar los conocimientos previos), más tarde lección uno y ejercicios prácticos para comprender mejor lo leído. De esta forma, se iban tocando todas las lecciones del tema, y por último una evaluación final, compuesta por una serie de ejercicios resúmenes que englobaban todo.

 

¿Mi sorpresa? Llevamos casi medio año defendiendo las innovaciones dentro del aula, el ser reflexivos, entender que la educación tal y como está no se adapta a las necesidades de nuestros alumnos. Y en la primera oportunidad que tenemos para programar nuestras propias actividades, caemos de nuevo en todo lo tradicional, las clases teóricas, las prácticas, y luego el intento por llevarlas a la realidad. Creo que es algo que tenemos tan automatizado que aunque vivamos esta nueva metodología en nuestra universidad, no nos desligamos de toda nuestra vida escolar e incluso, en ciertas ocasiones, las echamos de menos. Por consiguiente, esto me hace reflexionar, si nos cuesta a nosotros, ¿Qué pasará con todos aquellos docentes que llevan tantos y tantos años trabajando de la misma forma? para ser sincera, me cuesta hacerme a la idea de que puedan cambiar, y si lo hacen, será de una forma muy lenta, porque luchamos con todas las creencias que tenemos, además como hemos dicho en muchas ocasiones, no es una metodología que nos proporcione resultados a corto plazo, incluso  muchas veces, estos resultados , refiriéndonos a contenidos dados son menores, y da una especie de creencia de bajada de nivel, cuando de verdad estamos haciendo que el niño aprenda y no meramente reproduzca una serie de contenidos y tras unas semanas como mucho “formatee el disco duro”.

 

Es una visión muy pesimista, soy consciente de ello, pero hay en ocasiones cuando trabajamos en clase, que ves las ventajas del aprendizaje cooperativo, y te dices a ti mismo: “claro que es posible  llevarlo a las aulas, además aprendemos más, no es algo de memoria, es que de verdad, es parte de lo que sabemos y creemos”. Y por otro lado, ves como paso el día anterior, que no nos atrevemos a llevar a cabo todo lo que observamos cada día, se nos hace difícil arriesgarnos,  tirarnos sin paracaídas, parece que nos da miedo dejar lo tradicional, porque en ello nos sentimos seguros, parece que en  esa obra antigua de hace miles de años, cada uno tiene un rol que cumple  adecuadamente y lo más estrictamente posible. La innovación, supone cambio, y no todos están dispuestos a enfrentarse a él.

 El estudio de caso que hemos llevado a cabo, creo que me ha hecho reflexionar sobre muchos temas, como el aprendizaje cooperativo, el ceder o negociar para alcanzar unas metas, la formación de los docentes, las necesidades que tenemos en nuestra carrera, pero creo que la que más puedo destacar o la que más me ha llegado es esta: Lo mucho que nos escondemos en la rutina, y la importancia de las experiencias que vivimos a lo largo de nuestra vida”

EN BUSCA DE LA VERDADERA NECESIDAD

A través de las diversas entrevistas nos encontramos con que muchos docentes llevaban a cabo una serie de cursos para cumplir unas horas establecidas de formación. Pero que por lo general, esos cursos que realizaban no les servían de nada, ya que no cubrían las necesidades específicas que demandaban.

 

Los únicos cursos que veían con un mínimo de eficacia eran aquellos que salían desde los propios institutos o colegios, es decir, los maestros se reunían, al igual que hemos hecho nosotros, y decidían y planteaban aquellas necesidades que encontraban cada día en las aulas. Estas eran enviadas mas tarde a los ayuntamientos, y en ocasiones recibían la respuesta a través de un curso que se realizaba en su mismo centro escolar sobre lo que habían pedido.

 

Así pues, creo que esta práctica es importante, pues se lleva a cabo dentro de los institutos y colegios y nos ayuda a delimitar aquellas necesidades prioritarias, analizando la realidad y consiguiendo un consenso entre todos los miembros docentes del centro, que es algo que me cuesta imaginar. Ya que si nosotros estudiando todos lo mismo, hemos tenido algún problemilla para ponernos de acuerdo, en un centro, donde los alumnos, la implicación familiar, las asignaturas que se imparten son tan diversas…requerirá un gran esfuerzo por parte de todos el llegar a algo común, por y para el beneficio de todos.

 

Y es que muchas veces defendemos el aprendizaje cooperativo en nuestras aulas, y nos olvidamos que todas las ventajas que relatamos, las podríamos vivir nosotros mismos si las lleváramos a cabo, entrando en contacto con los demás profesores.

 

Como cualquier cosa, esta planificación de la formación, de buscar y encontrar nuestras necesidades, de categorizarlas, lleva como dice Frances Imbernon “un desgaste energético, un coste que supone realizar algo nuevo,…, implica dedicar horas, exponerse a situaciones de incertidumbre y también que afloren aciertos  y errores” además de que en muchas ocasiones nos encontramos con el obstáculo de aquellos docentes que expresan una “resistencia a la formación”, ya sea por la edad, porque no quieren cambiar, porque se requiere esfuerzo, etc. Discrepancias que no llego bien a entender, porque la formación, la traslades luego al aula o no, lo que hace en muchas ocasiones es abrir puertas y encontrar nuevos recursos o caminos para mejorar la práctica docente.

 

En conclusión, lo que creo es que todos tenemos infinidad de necesidades, lo que pasa es que cada persona es distinta, y no todas luchan, se entusiasman, buscan e indagan de la misma forma. Por ello, muchas veces la formación se ve como una obligación para aquellas personas que no aceptan el cambio, que no viven en contacto con la realidad, y que al igual que ellos mismos, no tienen en cuenta las necesidades de sus alumnos. Por lo tanto la principal necesidad que observo desde el exterior, es que faltan ganas y motivación también desde el equipo docente.

LA AFECTIVIDAD EN LAS AULAS

LA AFECTIVIDAD EN LAS AULAS

Vistas Las autobiografías en el aula y el texto de Esteve, J, M, (1989) me doy cuenta que a través de toda nuestra educación nos hemos topado con profesores de diferentes estilos educativos (Adoctrinamiento, instrucción, adiestramiento…) Tal vez, nos gustaría decir que todos ellos han utilizado la educación, la cual estaba llena de valores morales, de reflexiones, etc. Aunque no es así, ya que en nuestra vida escolar hemos chocado con docentes que su máxima era imponernos sus ideas, también tengo que decir, que a afortunadamente estos han sido los menos (o por lo menos en mi caso)

 

Podría comenzar a leer la autobiografía e ir colocando a cada profesor una etiqueta que le definiera, pero creo que eso en el fondo no valdría mucho. Así pues, hablaré de una forma más global. Diciendo que lo importante muchas veces en un docente es el sentimiento afectivo hacia los alumnos. Y es que si nos paramos a reflexionar durante unos instantes, recordaremos a aquellos con los que nos hemos sentido más identificados, los que les contábamos nuestros problemas y los escuchaban. Creo que todo alumno necesita saber que la persona con la que comparte el mayor tiempo del día se preocupa o se muestra abierto hacia las necesidades que pueden aparecer. Y es que esta relación profesor- alumno, pienso que debe ir más allá de la simple relación de adoctrinar o formar, si no como se dice en el texto, tiene que ir dirigida a educar, tanto en valores como en conocimientos y esto se podrá conseguir si y solo sí, el profesor escucha a sus alumnos, puede empalizar con ellos y les hace participes de lo que aprenden. Además de esta forma, lo que también se estará provocando será una mayor motivación en los alumnos, porque no verán al profesor como una figura que esta ahí para obligarles a aprender ciertas cosas, sino que lo verán como una persona que además de ser un profesor pueden hablar, discutir y negociar con él.

 

Además el docente, al tener una buena relación con los alumnos procurara animar a todos y no solamente a aquellos que suelen sacar buenos resultados. Aquí podemos situar a mi profesor de inglés el cual daba gominotas a toda la clase, y es que de esa forma motivaba a todos por igual, reconocía su esfuerzo y les alentaba a seguir así.

 

Con todo esto, me viene también a la cabeza, la idea de la confianza, y es que cuando un profesor confía en sus alumnos y se lo demuestra, estos normalmente trabajan más, por el deseo muchas veces de no fallarle. Aquí se ve muy bien el contraste de un profesor autoritario o permisivo frente a un maestro democrático, ya que con este ultimo, la sensación de “equipo” de “unión” esta más presente y parece que todos se deben esforzar porque  forman parte de ese grupo.

 

Además de esta forma, se promueve una mejor relación entre los alumnos, y entre alumnos- profesor.

 

Por lo tanto. La afectividad para aprender no la veo como algo necesario, pues si el propio niño quiere aprender lo va a hacer independientemente de cómo sea el profesor. Pero si la considero como un gran medio para llegar a los alumnos, para que estos se motiven y para que el aprendizaje sea más efectivo y pueda llegar a todos, haciendo que sea significativo.

AUTOBIOGRAFÍA

Me parece un poco pronto para escribir mi autobiografía, pues siempre había pensado que eso se hacia cuando una era mas mayor, tenia un bastón para poder andar y una cara llena de pequeñas arrugas que invaden el rostro, pero aquí estoy, volviendo a mis inicios, intentando encontrar todos los recuerdos que tengo acerca de mi escolaridad, pero ¿Cómo resumir casi toda mi vida en apenas unos folios? Me resulta complicado, aunque por otra parte no sé si sabré llevar todos mis pensamientos al folio de una forma clara. No hablare nada acerca de cómo nací, de los días en los que mis padres me esperaban, de cuando comencé a andar, ni el momento en el que mi madre me llevo delante de la virgen para que comenzara a hablar (siempre he sido de pocas palabras),  porque simplemente, no me acuerdo de nada de eso y parece que solo lo recuerdo por fotos (en las que aparece una niña parecida a mi pero mas pequeña) y unas cuantas historias que salen a la luz cuando de vez en cuando nos reunimos para hacer una comida familiar.

 

Mi ingreso en la escolaridad comenzó con cuatro años en primero de preescolar. Antes de eso me había educado con mi abuela la mayor parte del tiempo, pues mis padres trabajaban y mi hermano ya había comenzado el colegio. Así pues, yo me pasaba el día en una pequeña panadería que tenia mi abuela. Supongo que por esto y por ir con mi hermano, comencé a ir al colegio con mucho entusiasmo, porque la panadería estaba bien (sobre todo para elegir los desayunos) pero evidentemente no tenía a nadie para jugar.

 

De mi clase de primero de preescolar no me acuerdo muy bien, pero creo que podía contar alguna historia. La organización de la clase estaba formada por una pizarra al fondo y una mas pequeña de color blanco y con cuadricula en la parte derecha. Estábamos colocados en mesas de más o menos seis niños en dos filas. Mi profesora se llamaba Ester, no puedo decir mucho de ella, pues mi memoria no me lo permite, solo que tenia una voz especial, creo que seria capaz de reconocerla aun, a pesar de que hayan pasado varios años. Como anécdota creo recordar que después de comer nos mandaban cruzar los brazos y agachar la cabeza mientras nos repartían los folios, y en una de esas veces me quede dormida ( no se le puede decir eso a una niña que se levanta pronto y que no puede dormir la siesta porque tiene que ir al colegio) no me acuerdo el tiempo que estuve dormida, ni si me llegaron a despertar, pues me parece, desde la distancia que estuve mucho tiempo, aunque la noción de tiempo no es la misma que poseo ahora.

 

Creo recordar también, y teniendo una pizarra con cuadricula que comenzábamos ya con la escritura y haciendo dibujos que me parece que se les denominaba grecas o cadenetas, aunque de eso no estoy muy segura. Además emprendíamos también  la tarea de leer, ayudados por la cartilla de Micho, color rojo, porque la verde era para segundo de preescolar, aunque no me acuerdo muy bien cual era la diferencia entre ambas.

 

En segundo de preescolar, pase a otra clase, seguíamos colocados en grupos de seis mas o menos, y esta vez vinieron nuevos compañeros. Como profesora, estaba Amparo, es a la que recuerdo con mas cariño y todavía hoy cuando la veo me entran muchas ganas de decirla: “Profe , te quiero mucho” (como si los años no hubieran pasado) ha sido con diferencia, con la profesora que mas a gusto me he sentido, el porque no se, tal vez porque tenia una camisa de rayas blancas y rosas igual que la mía y el día que coincidíamos me sentía súper importante porque iba como ella, o tal vez porque sin ella no hubiera pronunciado la “rr”, ya que al no saber decirla le propuso a mi madre que me llevara al logopeda. Además es con esas personas que sabes que te quieren, así pues, no me acuerdo que aprendía, ni como lo hacia, no la forma de evaluarme, pues todo se centraba en mi profesora.

 

He querido extenderme más en esta etapa de preescolar porque es cuando parece que todo se vive mas intensamente, cuando el profesor, en este caso, profesoras no son alguien que te impongan si no que de verdad te ayudan a aprender, están contigo llevándote de la mano y ayudándote para que puedas aprender.

 

                No digo que los profesores sean peores, pero parece que se establece una distancia en la que los sentimientos se van abandonando y todo es mucho mas duro, ya no se puede parar  tanto a contar nuestras vidas porque nos debemos ceñir a lo que se debe aprender. 

 

A partir de aquí, en la etapa de primaria, los profesores eran como mas distantes, ya no había tanto cariño de por medio, me acuerdo además que lo normal era tener una profesora para un ciclo entero, pero por causas que desconozco estuvimos cada año con una profesora diferente. No puedo decir exactamente como aprendíamos, pero me acuerdo que en la pared, hecho con una cartulina blanca, había un registro donde se iban colocando pegatinas de colores según como habías hecho la tarea o como había sido tu comportamiento.

 

La relación con los compañeros dependía mucho del lugar donde estuviéramos sentados, y parecía que tu compañero/a de pupitre iba a ser el mejor amigo durante toda la vida, aunque cambiaba inmediatamente cuando cambiaban de sitios ¿La relación fuera de clase? Si he de ser sincera no me acuerdo de mucho, solo de mi vecina que iba a mi misma clase y de algunos amigos jugando en la plaza del pueblo.

 

Puedo decir que como miedos el que mas destaco es el de no saberme las tablas de multiplicar. Creo que fue la primera vez que me castigaron por no saber algo, además lo tengo gravado, si fuera a un psicólogo seguro que me diría que tengo un trauma infantil. Porque no hay peor castigo que mandarte a la clase de al lado, para que todos comprobaran que no te sabias la tabla del nueve. Que crueles podemos llegar a ser los profesores. Así que, después de esto y pensando en un futuro nunca aplicaré este método.

 

De libros recuerdo uno que se llamaba “lobato”, en el venían historias de un pequeño lobo perdido en la nieve, con un niño y una niña haciéndole compañía, y unas fichas que hablaban de sus aventuras. Me parece que me gustaba bastante ese libro porque contaba con pegatinas, pequeñas maquetas y algún que otro juego.

 

¡Ah! Y tengo que destacar al profesor de ingles que por cada acierto nos daba una gominota, y sí, por aquella época, n osito de coma era el mejor premio que se podía ofrecer, además cuando se terminaba la clase repartía los que le quedaban.

 

Más tarde pasamos a otro ciclo, tercero y cuarto de primaria, aquí la cosa se ponía seria, nos llenaban las dos pizarras con ejercicios de problemas, multiplicaciones y las temidas divisiones. Por lo tanto todos los días teníamos que abrir los cuadernos, apuntar la fecha y comenzar pro ejercicio numero uno. El profesor, Don Antonio, olía mucho a menta, porque era más o menos mayor y siempre estaba con la garganta fastidiada. Nuestra relación con el , podemos decir que dependía del día, y es que después de los partidos del Real Madrid venía siempre a clase con folletos y esas cosas, porque era socio y nos daba uno a cada uno (a los que eran del barsa o del atlético también, a ver si les convencía supongo) otros días entraba muy serio y comenzaba a preguntarnos la lección por ejemplo, y si no te la sabías te tiraba de la oreja hacia arriba, así que supongo que esto era mi peor miedo.

 

De los demás profesores destacaría a Freddy, profesor de música, no se muy bien, pero toda la clase decíamos que estaba loco y era muy raro, la verdad, es que hacíamos muchos juegos, pero al ser distinto a los demás nos llamaba mucho la atención supongo.

 

Así llegamos a quinto y sexto, de esta etapa tengo todo mucho más reciente. Aprendíamos lo que nos ponía en los libros, y fotocopias que nos daban como ampliación, hacíamos bastantes trabajos de forma individual, y llegaba el momento de pasar lista y preguntar la lección de forma oral encima de la tarima, una de ellas era los ríos, odiaba esto, no me gustaba el que me preguntaran, el que me pusieran negativos si me quedaba en blanco delante de toda la clase.

 

Me acuerdo que había un compañero que al ponerse nervioso tartamudeaba y aun así, no estaba exento de que le preguntaran. Pero bueno le entendíamos muy bien, porque el tartamudeaba, otros nos quedábamos en blanco…parecía que por una cosa u otra estábamos unidos porque sabíamos lo que pasaba. Con las amistades, la clase se dividió bastante, porque repitieron muchos, otros llegaban y parecía que el grupo que habíamos comenzado se iba rompiendo. Aunque nunca hemos tenido problemas de unos con otros era como si fuéramos grupitos pero conviviendo normalmente.

 

¿Expectativas? No se cuales tenia, aunque toda mi vida académica ha estado muy marcada por mi hermano, porque era el que sacaba todo sobresaliente y en cierta forma mi deseo era hacer los mismo o parecido (aunque pocas veces lo lograba)

 

Todo el periodo de la ESO, lo voy a mezclar, porque mas o menos en todos tuve los mismos profesores y mas o menos la misma metodología. Era una etapa en la que vivimos muchos cambios porque todos o la mayoría de los docentes eran nuevos, muy jóvenes porque acababan de entrar al colegio, y la disposición de las clases también cambiaba, pues eran mesas todas juntas formando grandes filas. A esto hay que sumarle los compañeros que nos comenzaron a unir al otro grupo (al B), la relación con los profesores que era mas cercana (parecía que había respeto pero te daban más pie a hablar y a decir tu opinión) la lección no se preguntaba, aunque hacían controles muy a menudo.

 

De esta etapa destacaría una frase: ¿Cuántos amigos tenéis? Porque yo los puedo contar con los dedos de una mano y me sobran. Problemas o luchas: todo el alumnado contra el uniforme y contra la jornada partida. El nivel: en este colegio se da el nivel más alto de todo Torreón, porque es el único que tiene cinco plantas. Una práctica: disección de una trucha. Amigas: ruptura del grupo de amigas, ya nada volvería a ser como antes. Un ejercicio de gimnasia: subir y bajar las escaleras en silencio. Un profesor: Don Justo y su ruido de llaves. Un examen: el de historia de Isabel II, creo que puedo decir que fue le peor examen de toda mi vida superando cualquiera del instituto, selectividad o la universidad, y a partir de ahí deje de dejarme todo para el último momento. Un libro: Moby Dick. Un viaje: el de fin de curso a Matalascañas y una despedida: mi graduación.

 

Se, que posiblemente me haya alargado mucho con mi época en el colegio, pero es que hablo mucho desde la añoranza, porque me encantaba, me gustaba ir, ¿empollona? Tal vez, no lo sé, el caso es que disfrutaba, pienso que sin el colegio me hubiera perdido tantas cosas… tantos amigos, tantos momentos y tantos recuerdos…creo que es el lugar donde mejor he encajado, y es que he pasado allí doce años y contando que tengo veintiuno, es más de la mitad de mi vida, así que no podía resumirlo en menos palabras, porque es así, y creo que me he dejado muchísimas cosas.

 

La siguiente etapa, el instituto, fue un sitio donde estuve dos años pero que me resulto un poco de paso. Llegué a una clase donde no conocía a nadie, donde ellos llevaban juntos desde preescolar y el hacerse un hueco no era muy fácil, además no había nadie de Torrejón, porque todos eran de Alcalá. El que aprender, se ceñía a lo que debía aprender para aprobar selectividad.

 

Y la relación con los profesores era muy distinta al colegio. Al final de primero de bachillerato me acuerdo que la profesora de lengua me seguía llamando “la nueva” (no lo entendí nunca, mi nombre no era tan difícil, solamente consta de cuatro letras, y una de ellas esta repetida) Aunque hay excepciones y la relación con alguna profesora fue muy buena, sobre todo con aquellos que tuve durante los dos cursos.

 

La relación con los compañeros fue difícil, no se me da bien, el integrarme cuando todo parece estar tan estructurado y donde parece que todo funciona a las mil maravillas. A pesar de esto conseguí allí al mejor amigo que tengo en la actualidad y que espero tener siempre.

 

La verdad es que en esta etapa mis miedos y expectativas, no iban tan encaminadas a los estudios o al aprobar, si no a la integración.

 

De esta forma acabe el instituto, aprobé selectividad, y entre en la carrera de magisterio. Otro cambio, otras amigas, otros profesores, en fin otra vez, volver a empezar (si os dais cuenta nos pasamos la vida terminando y empezando etapas)

 

En la universidad la mayoría de las metodologías eran distintas, todo estaba basado en lecturas, practicas, trabajos en grupo…las asignaturas dejaron de ser las de siempre para dar paso a didáctica, psicología, teorías, etc. Y los profesores ya no estaban encima tuya, vigilando cada paso que dabas. Así pues la relación era buena, mas de igual a igual, pero sin tanto afecto como cuando éramos tan pequeños. Podemos decir que todo era diferente y te podías encontrar a los que se paraban a hablar contigo y a los que no te miraban en los pasillos (aunque esto creo que tampoco es algo tan tato en muchos)

 

Entre los compañeros, existía una relación cordial y mas profunda con aquellas que pasábamos las horas, aunque cada grupo era muy independiente del resto.

 

Las evaluaciones solían ser por exámenes o trabajos. Y las expectativas no iban unidas a si los aprobabas o no, más bien, a si te salían bien, a la forma que podías realizar las cosas, etc. Porque la nota era mas relativa, y el estar en la carrera era como ya un logro donde a partir de ahí, todo debía ser calmado, porque estábamos donde debíamos estar.

 

Los textos que utilizábamos eran los apuntes y los libros de la biblioteca, que estábamos sacando continuamente. Como recuerdos, tengo a varios profesores, pero no por nada especial, sino porque hay con muchos con los que pasábamos muchas horas y llegábamos a verles mas que a nuestras familias.

 

Aunque en general tengo muchos momentos, la mayoría ligados a amigos, ya risas, peleas, reconciliaciones, trabajos, etc. Y es que los trabajos en grupo, opino que hay veces que es mejor hacerlos con gente desconocida.

 

Y ahora, en la actualidad ya estoy aquí, he llegado a psicopedagogía, no diré nada de ella todavía, porque por ahora no es un recuerdo, es un hecho que estoy viviendo y no me siento con la suficiente distancia para poder valorarla de una forma un poco objetiva.

 

Un paseo rápido por mi vida, donde lo que mas quiero destacar en ella es a las personas, tanto profesores como compañeros  o amigos, pues gracias a todos soy un poco de ellos y un poco de mi.

LA ÚLTIMA DIMENSIÓN

LA ÚLTIMA  DIMENSIÓN

Desde que somos pequeños estamos acostumbrados a una enseñanza perennalista, donde lo que prima son los conocimientos y su transmisión, esto ha hecho que nos hayamos ido acostumbrando, porque en realidad, aprender desde esa dimensión, aunque no es adecuada es muy cómoda, ya que la única misión del profesor es hablar y la del alumno tomar apuntes, estar callado y pasar el tiempo pensando en sus cosas, que normalmente quedan fuera de las aulas. Así pues , las clases se crean por una exposición del tema por parte del docente y unos alumnos que, si aguantan en silencio, no hay mucha esperanza de que se estén enterando, y es que los profesores muchas veces no revisan las ideas previas de los alumnos, o simplemente comienzan a hablar sin saber si sus alumnos saben algo de lo que se dice, por lo tanto, al final todo queda, como en una viñeta que vimos no hace mucho tiempo, en la que aparecía un profesor hablando en chino y un montón de alumnos que tras intentar seguirle decidieron ir por otro camino.

 

Más tarde, intentando complementar esta dimensión apareció la técnica, que ayudaba a los profesores como de un libro de instrucciones se tratara. ¿No sabes cómo hacer para que tus alumnos aprendan? No te preocupes, con este método, esta formula mágica lo conseguirás, y si no da resultado, no tires la toalla prueba con este otro, aunque todo esto va con un libro de reclamaciones, que nadie lo ha utilizado todavía pues el producto que se obtiene al final del trabajo es el adecuado y el que cubre todas sus expectativas, así que, ¡adelante! ¡Anímese! No crea que porque algo no parezca funcionar vaya a acabar mal. Parece un anuncio de teletienda, solo queda poner unas imágenes del antes  y el después y repetir muchas veces lo felices que serán tanto el profesor como el alumno, y ¡el número de teléfono que no falte!, pues seguro que muchos docentes están esperando a que salga a la venta.

 

Con esto podemos decir, que el maestro, se fija en la relación causa – efecto del proceso enseñanza – aprendizaje, sin prestar atención a como se llega a ese producto, ni a las necesidades de los alumnos, ni al contexto…, todo va relacionado con el momento final donde se evaluará lo que se ha hecho.

 

Y por último, la última dimensión, parece un titulo de una película, ¿verdad?: LA ÚLTIMA DIMENSIÓN, tal vez ello  le imprime unas expectativas mayores, porque es a donde ha evolucionado todo, a lo que queremos llegar, a la panacea de la educación,…, siento decirlo así, pero cada cosa que aparece nueva parece la solución de todos nuestros problemas y no estoy de acuerdo con esto, pues creo que no se puede ser tan radical, ya que habría que mirar bien las demás dimensiones y hacer un conjunto de todo lo que nos parezca más adecuado para lograr un avance en la educación. 

 

En esta nueva visión se intenta que el docente sea capaz de reflexionar sobre la acción, sin olvidar el paso previo y el posterior de esta reflexión, que al igual que la primera son indispensables. El docente debe ser capaz de  indagar, innovar, llevar a cabo la educación sabiendo en que contexto se mueve, saber que chicos tiene delante suya, etc.

 

Es la más difícil y sobre todo porque año tras año hemos adquiriendo como una rutina que se nos hace difícil cambiar de repente. Toda nuestra enseñanza se ha basado en la primera o la segunda dimensión y ahora ver todo desde otro punto de vista se hace complicado, pero no por ello imposible.

 

Como conclusión y como toque de optimismo, creo que nosotros estamos aquí, y nos estamos formando para poder llegar a cambiar, poco a poco  si no se deja de golpe, el proceso de enseñanza – aprendizaje.

“CAMINANTE NO HAY CAMINO, SE HACE CAMINO AL ANDAR”

Algunos tumbos en el trayecto, desvíos, caminos cortados, largas carreteras hasta llegar a este País. No es que el lugar de donde proceda sea muy lejano, ya que esta a unos pocos kilómetros pero si que es cierto que el viaje lleva consigo muchos esfuerzos, horas en la biblioteca, leer mucho…etc.

Ahora una vez aquí, estamos cambiando. Nada es como siempre o como lo anterior y todo gracias a vosotros, a mi grupo, a todos los habitantes de este nuevo país.

Dicen que la persona, el ser humano, tiende a construir grupos por ser una animal social y porque al estar con mucha gente puede disfrutar  de muchas ventajas que en contra de los inconvenientes deja a estos últimos en un escalón muy bajo. Pero ¿Cuáles son las prioridades entre un conjunto de personas que tienen algo en común? Creo que lo más importante es, “ese algo en común”, hay que llevarlo adelante, utilizar todas las herramientas que poseamos para conseguir lo que deseamos. Y para ello es fundamental el ambiente, la responsabilidad de cada miembro del grupo, el respeto y escuchar todas las opiniones aunque sean contrarias a las nuestras.

Trabajar en grupo, parece fácil, y nos suma a que lo llevamos haciendo toda la vida, en cambio creo que es muy complicado el hacerlo bien, sin repartos de tareas, siendo conscientes de que se debe llegar a un consenso y que los demás opinan al igual que yo, y por ello no siempre podemos llevar razón, aunque en ocasiones es tan difícil quitarnos la venda de los ojos, abrir los ojos y ver todo desde una perspectiva distinta….

Así pues, desde aquí, comencemos a andar por este país donde todos tienen voz y voto, y donde todos luchan por un bien común y con una meta en el camino.