MUCHAS PREGUNTAS, QUIZÁS...¿DEMASIADAS?
“La empatía requiere cierta distancia emocional: uno debe alejarse un paso de la pena, el temor y la ira para crear un espacio en el que los propios pensamientos puedan ejercer una influencia tranquilizadora sobre los sentimientos. Deben dejarse atrás los prejuicios. El impulso automático de juzgar y censurar debe ser controlado. El deseo de venganza debe ser neutralizado y silenciado por la necesidad más imperiosa de entender y, quizás al final, perdonar”.
Así pues, ¿estamos preparados alguna vez para escuchar empaticamente? ¿Somos capaces de tener empatía? ¿Podemos escuchar sin proyectar nuestros propios sentimientos sobre los actos y las situaciones de nuestro emisor? Pienso que continuamente prestamos atención a los demás cuando nos hablan pero esto lleva consigo un procesamiento de la información por el propio receptor, y esto hace que la persona en sí, relacione lo que se le cuente con experiencias vividas, que inconscientemente busque soluciones y que tal vez, sin quererlo, pierda la información que se nos este contando.
Por ello, es difícil crear ese espacio del que se habla en el que se tranquilicen los sentimientos por medio de los pensamientos. Pienso que muchas veces cuando nos paramos a escuchar a un amigo al que le ha surgido algún tipo de problema, lo hacemos más como un consejero, creemos que se nos pide ayuda, soluciones, salidas, opciones, sin hacerle ver, que es la misma persona la que debe tomar su camino, reflexionar sobre sus pros y sus contras y optar por uno u otro, es decir, tomar una decisión.
No escuchamos por escuchar, es decir, no servimos como receptores que devolvemos la información de forma rebajada, clarificando, devolviendo el contenido de lo dicho, sino que lo hacemos como columnistas de un periódico, dando u ofreciendo un plan “ideal” de cómo salir del problema y luego añadimos las palabras claves: “bueno, es lo que haría yo”…
No, nos damos cuenta, como dice el texto, que muchas veces “no sabemos lo suficiente como para poder juzgar”, porque no sabemos sus sentimientos, su contexto, ni todo lo que puede ocurrir a su alrededor, como sus razones, situación familiar, amigos, etc. Así pues, no entiendo mucho lo que se dice en el texto como: “ser empático es más importante que tener empatía”, puesto qué ¿Qué significa esto? ¿Qué cuando se tiene empatía se puede elegir entre usarla o no? Y que ¿ser empático significa que siempre la vas a usar, es decir, vas a recurrir siempre a ella?
Es importante el “equipo” que llevemos a nuestra espalda, ese que nos permite continuar el camino, el que se centra en la manera de comunicar mutuamente nuestros pensamientos y sentimientos, pero si hacemos esto ¿escuchas a la otra persona? ¿Somos empáticos? O ¿nos introducimos en una continua lucha en la que cada uno expresa lo que siente y lo que piensa, sin escuchar al otro? ¿Hasta que punto se establece una verdadera comprensión? Si nos ponemos en el lugar del otro, absorbiendo su experiencia y sintiendo sus emociones e intentando pensar sobre sus sentimientos… ¿podremos ser objetivos? ¿Servirá nuestra ayuda para algo?
El tema de la empatía creía que estaba relacionado con ver todo desde el prisma de la otra persona, pero creo que es mucho más complicada, porque en cierta forma hay que sentir también lo que la otra persona siente, sin saber si en realidad esta sintiendo lo que tu crees que siente. Así pues, se convierte todo en algo muy abstracto lleno de complejidades, de “creos”, de “yo sentiría eso o lo otro” y de proyecciones y atribuciones que realizamos teniendo como referencia una situación contada, una interpretación de un contexto que nos han comentado, una imagen imparcial sobre lo que ha sucedido, y todo ello, como se dice en un inicio desde una distancia emocional. Por lo tanto ¿Cómo sentir lo que otra persona siente y sentirlo desde esta distancia emocional? ¿Sin implicarte? ¿Es posible sentir algo sin sentirlo? ¿O lo que hacemos es hacer un papel? Es decir, ¿hacemos que sentimos algo, pensamos una situación parecida, creamos nuestro posible sentimiento en esa situación, pero sabiendo que es algo ficticio y que no esta ocurriendo en la realidad?
Y después de esto, ¿Dónde dirigirnos? según el texto: “la empatía esta siempre, sin excepción, orientada a la acción. La empatía se pregunta, con un deseo real de comprender: ¿Qué puedo aprender? La empatía, con profundos sentimientos y mentalidad abierta, dice: Enséñame. La empatía se pregunta en cada recodo de la relación: ¿Cómo puedo yo ayudar, qué puedo hacer, dónde voy ahora?” pero ¿quién debe enseñar? ¿El emisor? ¿El receptor? Creo que en cualquier relación que se establezca entre las personas existe una enseñanza y por lo tanto unida a esta, un aprendizaje ¿pero por qué una acción? No todas las personas esperan algo de alguien, no todas las personas quieren actuar en un momento dado, no todas hablan, cuentan sus problemas, sus conflictos con el fin de que alguien les escuche y le ayuden a tomar una decisión, porque hay veces, en las que solo se habla por hablar, porque se necesita descargar un sentimiento, depositar en otra persona esa furia, rabia, temor, o también y porque no, un sentimiento positivo, pero no se quiere llegar a ningún lado, la meta es inexistente, no se quiere solucionar, no se quieren buscar alternativas, porque es algo impulsivo que sale sin más. Esta bien, la persona a la que se lo contamos debe estar ahí, necesitamos sentir que nos escuche, para que realice una función de “contenedor”, donde poder nosotros depositar todo lo que nos ocurra.
En todo este gran entramado no podemos tampoco olvidar la atención que debemos prestarle a la otra persona, porque como se nos dice, esta es indispensable y necesaria siempre que queramos llegar a buen puerto, y es que, no se puede crear una relación en la indiferencia, porque simplemente no existirá ningún tipo de reciprocidad.
Asimismo, el vínculo que se cree, el tipo de relación tiene que ser equitativa, tiene que ser reciproca, puesto que si la empatía solo viene por uno de los miembros, ese mismo se verá afectado, ya que sus sentimientos nunca se verán comprendidos y atendidos por la otra persona. Aunque también debe saber expresar bien lo que siente. Para explicar esto pondré un ejemplo: durante mi periodo de prácticas, uno de los chicos que acudió me comentó que nadie le escuchaba, que el estaba siempre para todos, que se mostraba atento, que ayudaba a los demás y que no se sentía bien, puesto que a él nadie le hacía caso, nadie le preguntaba su opinión. Pero al preguntarle si el pedía ayuda alguna vez, o si le había dicho a alguien como se sentía, me respondió con un no, por lo tanto, también era lógico que sus amigos no supieran como se sintiera si el nunca decía nada, si nunca expresaba lo que sentía. Nadie podía saber si el quería cinco minutos porque se encontraba mal, si lo único que hacía era “fingir” y mostrarse como “el amigo que siempre ayuda y que no necesita nada”. Por ello, pienso que es importante saber transmitir, ser sincero con uno mismo y con los demás, muchas veces no pasa nada por presentar lo que se siente, o por pedir ayuda porque en un momento te ves desbordado, porque simplemente, las personas somos humanas, nos apoyamos en nuestro círculo más cercano, sobrevivimos con ayuda de los demás. Y para esto normalmente acudiremos a aquellas personas que pensemos que van a saber comprendernos, que nos dedicarán una atención, en realidad, aquellas que se muestren más empáticas, porque ellas serán las que crearán un clima de confianza donde poder expresar realmente lo que se nos pase por la mente y el corazón.
2 comentarios
cristina -
Me has dado una visión de lo complejo que es eso de la empatía. Creo que muchas veces utilizamos esa palabra de forma gratuita y no somos conscientes de su verdadero alcance.
También me he acordado de una historia que leí hace tiempo, de un hombre que, "buscando la empatía", pedía consejo a las personas que sabía que le iban a dar la respuesta que él quería. ¿Qué te parece?
1bsito
Alejandro -
Excelente elaboración del tema. Veo que captas la complejidad del tema.
Lo mejor que se puede hacer es explorar, y no dar nada por cierto o sabido de entrada. Investigar qué es lo que hay en la experiencia del otro y en la mía propia, y en la de los dos.
Básicamente con tu pregunta en el caso que mencionas al final, lo que haces es explorar la situación.
Es un buen ejemplo también de esa distinción del texto que dices no tener del todo clara:
"ser empático es más importante que tener empatía, puesto qué ¿Qué significa esto? ¿Qué cuando se tiene empatía se puede elegir entre usarla o no? Y que ¿ser empático significa que siempre la vas a usar, es decir, vas a recurrir siempre a ella?"
Yo lo interpreto de la siguiente manera. Ser empático implica una perspectiva subjetiva, tener empatía implica un elemento más objetivo (y falaz, no se tiene algo como empatía, dado que no es algo, es un proceso, como tal se puede hacer algo, se puede realizar o no, en ese sentido uno es en cuanto que lo hace, lo desempeña, etc..)
De ahí que puedes actuar empáticamente (y podríamos explorar qué haces y cómo lo recibe el otro) o puedes hacer una pregunta o sonreir comprensivamente como si de una técnica de empatía se tratara, e imagino que notarás la diferencia entre ambas aproximaciones.
Las distinciones de atender a unos mismo, al otro, al contexto y explorar su relación y su verificación es una manera de investigar este asunto. En modo alguno la única. Podríamos dedicar un curso entero únicamente a explorar este tema.
Me alegro si estás más sensibilizada con ello.
Un saludo
Alejandro